Alberto L. Martín Rivera. (Foto suministrada)

Opinión

Por Alberto L. Martín Rivera*

La mayor fuente de riesgo de una institución financiera reside en la cartera de crédito siendo el activo más grande, la calidad de la cartera requiere de la utilización de un indicador adecuado, que permita evaluar su índice de morosidad y que nos dé una señal advertencia de una posible posición crítica. La calidad del crédito es la medición de la calidad de los activos y a las medidas complementarias (provisiones y reservas).

Incurrir en riesgo crediticio es parte inherente de la intermediación financiera por lo que se tiene que asumir riesgos de manera consciente (eje. análisis financiero) para anticiparnos a los cambios adversos y cubrirnos de eventos inesperados logrando una experiencia eficiente en el manejo de riesgo crediticio. El estudio de la cartera emproblemada (morosa) nos debe permitir servir como guía para la recuperación de la cartera de crédito vencida (gestión del cobro) y reestructuración de las políticas de crédito encaminadas a la reducción de dicho riesgo crediticio. Las cooperativas de ahorro y crédito están expuestas a una serie de riesgos, lo que determina la necesidad de analizar el índice de morosidad, entre otros, con el fin de disminuir la cartera contaminada y a la vez tener una interpretación de las cifras, resultados e información para saber cómo actuar frente a las diversas circunstancias que puedan presentarse en nuestro mercado. Es necesario que formalice una adecuada disciplina financiera en concordancia con los principios de prudencia y solvencia financiera a fin de ser viables y sostenibles. El objetivo debe ser permitir y fomentar una sana cultura de riesgos que apoye a incrementar los ingresos en el corto plazo y contemplar las reservas necesarias para hacer frente a las diversas vicisitudes que presenta el mercado.

Los indicadores que nos brinda el análisis de la cartera crediticia nos abren una ventana de las posibles necesidades de aumentar las provisiones, trabajar en las reestructuraciones, velar los altos y frecuente castigo a la reserva que disminuye la rentabilidad, variación del costo por riesgo crediticio, aumento de la cartera de alto riesgo y por consiguiente desmejorando la calidad del activo.

La Junta de directores son los responsables junto a su president(@) ejecutiv(@) por el justo valor de los activos de riesgos según lo establece Ley #255-2002 enmendada en su Artículo 5. 11 – Funciones y Responsabilidades del president(@) ejecutiv(@) “(g) mantener informada a la Junta de directores sobre la condición operacional, administrativa y financiera de la cooperativa, para lo cual rendirá informes ordinarios mensuales a la Junta de directores, así como aquellos otros informes especiales que a su juicio o a juicio de la Junta de directores sea meritorio someter”. Este es el medio de prevención de situaciones que se encaminan a posiciones no atractivas.

Cuando observamos la gráfica de la cartera emproblemada del grupo de cooperativas supervisadas por COSSEC tenemos una trayectoria de mejora del 9.01%. El promedio para los últimos cinco años corresponde una tasa de 2.41%, mejorando su trayectoria de los primeros cinco años que presentaba 4.71%. Al cierre de la corrida 3T23 presenta un aumento de 0.16 puntos porcentuales al presentar una morosidad de 2.11% comparada al cierre de 2022 de 1.95%. La cartera de mayor impacto es regular con un cierre al 2022 de 0.51% siendo la corrida de 3T23 en 0.66%, un crecimiento porcentual de 29.4%. Sigue siendo una posición atractiva cuando la comparamos a su vida histórica desde 2019 que presentó 1.00%, por lo que sigue siendo una ventaja de 0.34% sobre su morosidad. Esta es una cartera importante por su buen rendimiento y su buena disponibilidad al servicio del socio/cliente que le ayuda a enfrentarse a situaciones de necesidad financiera personal.

¿Como logran las cooperativas el control de su cartera morosa? Varios factores, entre ellos, han logrado reemplazar la cartera morosa lanzadas a pérdidas con una originación en créditos sanos por $631.3 millones al cierre de 3T23 elevando su balance de $6.4 millones a $6.9 millones, siendo la cartera de “personales y consumo” (Regular) la de mayor impacto con $318.6 millones. Ante este crecimiento para mantener la calidad de la cartera se ha elevado el índice de cobertura para préstamos morosos en 123%, lo que es muy bueno para una cartera bajo control. Aun así, creo y sugiero aumentar la misma al menos 135% considerando, además, los nuevos cambios de contabilidad en la metodología para el cómputo de pérdidas crediticias actuales esperadas (CECL siglas en inglés, véase Carta Circular 2023-1 emitida por COSSEC), para estimar la reserva para préstamos que serán incobrables. Cabe advertir, obviamente, que la dinámica de estos indicadores está asociada a la actividad económica (riesgo sistemático) y podrían resentir los efectos de nuestra quiebra, situación de la pandemia, actividades naturales sin control (huracán, temblores), decisiones de la Junta de Supervisión sobre la economía de P.R., la inestabilidad de la inflación, subida de la tasa de interés por la Reserva Federal, en fin. Ejemplo de esto según se observa en la gráfica es el 2017.

Las cooperativas de P.R. han demostrado una mejoría en el buen control en su gestión crediticia, pero las posiciones aceptables no es una razón para detener los esfuerzos de superación. Sí podemos concluir que el avance del grupo de cooperativas supervisadas por COSSEC se distingue excelentemente.

  • El autor es un empleado retirado de la banca comercial, con una experiencia de 40 años de servicio.