Opinión

Por Alberto L. Martín Rivera*

El cierre del año 2023 ha sido un año histórico de crecimiento para las cooperativas, tanto en sus activos totales como en los índices financieros de mayor importancia. Las cooperativas cerraron con activos totales de $11,789 millones, superando el año anterior en 3.19%.

La utilización de sus recursos ha sido efectiva cuando observamos un crecimiento en la cartera crediticia de $677 millones correspondiente a 10.7% al 2023. La cartera crediticia ha tenido un avance en los últimos cinco años de 34.9%. Lo interesante es que este crecimiento también va acompañado con un alza en su interés ponderado al 2022 de 7% con cierre de 2023 de 7.16%. Un interés ponderado (interés de préstamos sobre la cartera crediticia de cierre) alto no asegura por sí mismo un rendimiento neto alto, si este no se combina con una gestión consciente de reducción en sus gastos generales, y las cooperativas han logrado controlarlos al mostrar su razón de gastos generales de un 79.43% al 2022 con un cierre al 2023 de 69.86%, esto es muy significativo.

Quiero señalar como un dato distintivo en la reducción de la gestión del gasto. Las cooperativas, al cierre 2019, mostraron un alto índice de 90.26%, reducido al cierre de 2023 en 20.4 puntos porcentuales, siendo el más bajo presentado. Como hemos dicho en nuestros escritos anteriores, esta disminución ayuda al crecimiento del rendimiento logrando alimentar el capital real social (reservas) en forma adecuada estabilizando su posición y resultando beneficios a los socios.

Otro aspecto muy importante de las cooperativas es la administración de su cartera morosa. Sabemos que el consumidor siente el efecto inestable de la inflación que nos restringe en el consumo de lo básico y postergando nuestras obligaciones financieras. Por otro lado, el comerciante resiente el alza en la tasa de interés por la Reserva Federal, implicando un alza en su coste de financiación de su inventario transferido al consumidor, castigando su capacidad de pago.

Cabe advertir, que estos indicadores son algunos componentes del riesgo inherente a la actividad económica (riesgo sistemático). Al cierre de 2023, la morosidad tuvo un índice de cierre de 2.18% con un aumento de 23.7%. Aunque tuvo un aumento en su morosidad cuando analizamos sus últimos 5 años, presenta un promedio de 2.43%, aún bajo estas situaciones críticas que hemos experimentado. Además, la cartera morosa ha sido reemplazada con una oxigenación de créditos sanos por $677 millones. Por lo que el cierre de morosidad al 2023 sigue siendo por abajo al promedio de 5 años en 0.25 puntos porcentuales.

También, ha logrado una reducción importante en la cartera de reestructurados de 9.12% permitiendo un amplio margen de negociación con socios/clientes para situaciones desfavorable. También, para mantener la fortaleza de su estructura financiera ha sido una buena estrategia de las cooperativas elevar sus provisiones para lograr una reserva adecuada para la cobertura de posibles pérdidas. Este índice ha sido elevado de 131% a 135% con amplia cobertura.

También se ha logrado un crecimiento en su sanidad financiera (liquidez), con la captación de fondos ajenos a su colocación, esto es, una relación de préstamos a depósitos (Loan to deposit ratio) de un 78.9% a 2022 con un salto de 85.3% a 2023, tomando en consideración un índice ideal no más del 90% para no comprometer su liquidez. El alza en la tasa pasiva (coste financiero) de 0.36% a 0.73% corresponden, posiblemente, entre otros factores, al alza en los intereses por la Reserva Federal y la competencia en el mercado. El crecimiento en sus depósitos al cierre de 2023 alcanzó $187.5 millones, esto es 2.32%.

Con estos recursos, las cooperativas han logrado un rendimiento de sus activos (ROA – return on asset) de 2.18% superior al cierre del 2022 con 1.08%. Este índice nos da la confianza en el grupo de cooperativas en una posición de “gestión continuada” (“going concern” – definición – “una empresa que es lo suficientemente estable financieramente como para cumplir con sus obligaciones y continuar su negocio en el futuro previsible”). Esto se confirma con su posición de solvencia que presentó un aumento de 5.42% al cierre de 2022 con una corrida de 7.40% a 2023. Este aumento, en parte, ha sido influenciado por las asistencias de los fondos CDFI que se ha capitalizado como alimentación a las reservas adecuadamente. Las reservas muestran un aumento porcentual 41% equivalente a aportaciones de $253 millones. Para 5 años presenta un crecimiento de $399 millones.

Como parte de esta fortaleza financiera, debo señalar que las fusiones, en su mayoría voluntarias, logran al menos dos objetivos fundamentales; mejoran los índices financieros del sector y continúan brindando servicios financieros y social en el pueblo de la cooperativa fusionada.

De nuestro análisis se desprende que las cooperativas se proyectan ante sus socios/clientes con un fortalecimiento en sus principales índices financieros como lo son el ROA, morosidad, liquidez y solvencia con un puntaje numérico de 1.015 para una calificación de 0.88, superior al cierre de 2022 de 0.67.

En resumen, para este cierre de 2023 histórico, las cooperativas han seguido desarrollando una labor positiva y proactiva de intermediación financiera con importantes beneficios para el sector, la comunidad, la economía y sus socios/clientes. El crecimiento en los importantes indicadores es sobresaliente para el grupo bajo COSSEC. Este crecimiento da confianza a los socios y al público, razón por la cual ha tenido un aumento continuo en cinco años de 96,995 de socios. Esto es un 9.27% de crecimiento.

  • El autor es un empleado retirado de la banca comercial, con una experiencia de 40 años de servicio.