Sergio M. Marxuach

Por Redacción de Sin Comillas

Alcanzar el objetivo de utilizar 100% de energía renovable sen 2050 será un proceso difícil, duro y costoso. Además, será necesario hacer concesiones complicadas y tomar decisiones de política pública complejas para llevar a cabo esa transición, explica Sergio M. Marxuach, director de Política Pública del Centro para una Nueva Economía (CNE) en CNE Review, una publicación del CNE.

El CNE analizó el informe final del Departamento de Energía de Estados Unidos sobre la red eléctrica de Puerto Rico y las opciones para implementar la transición hacia una generación eléctrica 100% renovable para 2050. El estudio titulado “Estudio de resiliencia de la red eléctrica de Puerto Rico y transiciones a energía 100% renovable (Estudio PR100)” ofrece un diagnóstico completo del sistema eléctrico y un análisis detallado de los retos para alcanzar el objetivo de utilizar únicamente fuentes de energía renovable para la generación de electricidad en Puerto Rico.

“En un informe de Política Pública y CNE Review anterior presentamos un resumen de las principales conclusiones del Estudio PR100. En esta ocasión queremos concentrarnos en un puñado de asuntos que ameritan una discusión y análisis más profundo en Puerto Rico. En concreto, destacaremos la complejidad de alcanzar el objetivo del 100%; la necesidad de hacer compensaciones (“tradeoffs”) complicadas y tomar decisiones difíciles de política pública para ejecutar la transición; el costo de las inversiones necesarias para lograr ese objetivo; el impacto económico de este proceso; y algunos riesgos e incertidumbres que quedan por abordar”, explicó Marxuach.

Aunque el Estudio PR100 no es vinculante para Puerto Rico, Marxuach opina que sería un error que los responsables de la toma de decisiones ignoren sus conclusiones. “Este estudio debe ser una guía en la implementación de la transición a energía renovable. Cualquier proceso tan complicado como la transición a una generación 100% renovable estará lleno de riesgos e incertidumbres. Algunos de los más significativos en nuestra opinión son los siguientes”:

  • El reto de estabilizar el sistema
  • Problemas de coordinación
  • Compensaciones (“tradeoffs”) entre costos, resiliencia y confiabilidad
  • Pagos a los participantes en el programa de medición neta de energía
  • Restricciones de política pública y reglamentarias sobre la contribución de la energía fotovoltaica distribuida al logro de los objetivos de los Estándares de Cartera de Energías Renovables (RPS, por sus siglas en inglés)
  • Alcanzar el 40% de RPS en 2025 no parece ser factible
  • La obtención de fondos para la modernización total de la red sigue siendo un reto
  • Acceso de la AEE a los mercados de capital
  • Incertidumbre sobre las medidas de eficiencia energética y los vehículos eléctricos
  • Riesgo de deserción de la red/“espiral de muerte” de la empresa eléctrica

“Hace cinco años, Puerto Rico promulgó una ley que establecía el ambicioso objetivo de generar el 100% de su electricidad con fuentes renovables para 2050. Se trata de un objetivo claro y convincente que vale la pena lograr. Sin embargo, el éxito no está garantizado porque lograr ese objetivo también es increíblemente complicado. Las interrogantes de política pública requieren un análisis de limitaciones teóricas, técnicas y económicas, así como un difícil equilibrio entre objetivos económicos, técnicos y sociales complejos. Además, la tecnología sigue evolucionando. En ese sentido, existe una tensión entre la tecnología que ya está disponible actualmente y la tecnología que aún no es viable o no está disponible comercialmente”, señala Marxuach.

Además, “durante los últimos cinco años, Puerto Rico se ha retrasado en el cumplimiento del objetivo provisional del 40% de generación renovable para 2025 debido a fallas burocráticas y de coordinación entre las partes a cargo de la transición. Por lo tanto, nos encontramos en una coyuntura crítica. Aún estamos a tiempo de reconstruir nuestra red eléctrica y abandonar por completo la generación con combustibles fósiles para 2050. Pero alcanzar esos objetivos requerirá pensamiento estratégico, una formulación de política pública eficaz, una ejecución competente, destreza táctica, la capacidad de actuar colectivamente a largo plazo y un liderazgo inspirado, recursos que han escaseado en Puerto Rico durante al menos una generación. No nos llamemos a engaño, este esfuerzo será difícil, duro y costoso. Habrá contratiempos en el camino. Pero es lo que Puerto Rico debe hacer por las generaciones venideras. Así que será mejor que pongamos manos a la obra si queremos lograrlo”, añade.

“CNE abogó vigorosamente por la Ley 17 de 2019 y creemos en los objetivos establecidos por esta ley. Puerto Rico necesita un sistema eléctrico basado en energía renovable que sea confiable y asequible. Sin embargo, a medida que el país avanza hacia esta transición, debemos asegurarnos de no perder de vista el bienestar tanto de las familias como de las empresas. CNE continuará monitoreando, analizando, haciendo recomendaciones y abogando por un sistema eléctrico asequible y sostenible para Puerto Rico”, apunta Marxuach.