José Toral Muñoz. (Foto suministrada)

Esta es la décima de una serie de entrevistas a economistas

Por Luisa García Pelatti

La pérdida de población y la falta de producción son los dos principales problemas de la economía de Puerto Rico, asegura José Toral Muñoz. Según este economista, el problema demográfico obligará a que menos personas y con mayor edad tengan que hacer frente al pago de las infraestructuras que se financiaron cuando había más población. No anticipa soluciones mágicas en el corto o mediano plazo, pero es optimista respecto al largo plazo: “saldremos del problema”.

Toral Muñoz es catedrático auxiliar en la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Bayamón. Tiene un Bachillerato y una Maestría en Economía de la Universidad Interamericana y un doctorado en Administración de Empresas de la Pontificia Universidad Católica.

Pregunta.– ¿Por qué decidió estudiar economía?

Respuesta.– Por situaciones económicas y de ruptura familiar, tuve que abandonar mis estudios en varias ocasiones. Era el mayor de cinco hermanos que terminaban la escuela superior y comenzaban estudios universitarios. No había becas importantes, no había cupones de alimentos ni ayudas federales. Quería ayudar a mis hermanos. Mi meta era estudiar ciencias y tengo cursos en química inorgánica, matemáticas y biología. Pero al tratar de matricularme por cuarta o quinta vez en la universidad me di cuenta que no podía estudiar ciencias de noche. Tenía que trabajar y pasó lo inesperado. Tomé un curso de economía e inmediatamente me enamoré de esa ciencia y encontré algo que podía estudiar en la escuela nocturna y graduarme por fin. En este momento le conseguí una beca de $50 al mes a mi hermana menor que ya estaba en 4to año de universidad y un trabajito en la biblioteca de UPR (Universidad de Puerto Rico) con Virginia Logan. Le dije. “Ahora me toca a mí”, ya tenía 24 años y tuve que comenzar de nuevo.  Los cursos en la UPR eran muy limitados para los estudiantes nocturnos y me tomaría unos cuatro años adicionales graduarme. Solicité en la Universidad Interamericana donde pude completar mis estudios de Bachillerato y Maestría en Economía en la escuela nocturna y sabatina.

Mi doctorado fue de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico. No se ofrece doctorado en economía en Puerto Rico. Tenía el Consejo de Educación Superior y la Middle States continuamente exigiendo a las universidades que los profesores tuvieran doctorado. Estudié un doctorado en Administración de Empresas tomando todos los cursos doctorales en economía y estadísticas que pude y mi disertación doctoral fue en Neuroeconomía. No pude incluir el título pues no había nadie en Puerto  Rico que dominara el tema. Fueron parte de mi comité el Dr. José Alameda del Recinto Universitario de Mayagüez y el Doctor Pedro Silva del Recinto Universitario de Humacao, ambos economistas con doctorado que se atrevieron a guiarme en un tema nuevo y con muy poca literatura disponible al momento.

P.– En el gobierno no hay muchos economistas en posiciones de toma de decisiones. La política económica está más en manos de abogados. Explique al gobierno para qué sirve un economista.

R.– Los abogados y los contables, ambas disciplinas importantes y necesarias para la sociedad, son los que toman decisiones de política económica en Puerto Rico. Se han colocado de manera en el gobierno que les garantiza cualquier posición, incluyendo la toma de decisiones económicas de Puerto Rico. En Europa y Sudamérica se respeta la ciencia económica. Se consulta y se tiene en gran estima. En Puerto Rico, el gobierno entiende que un abogado o un contable puede tomar decisiones que afectan la economía porque su educación así lo permite. El economista no es un contable ni un especialista en contribuciones ni en sistemas de seguros. Los economistas velamos por la salud de los bienes de producción, la escasez la distribución de los ingresos y las políticas macroeconómicas para el bienestar del pueblo, los consumidores y el estado. No somos analistas financieros, no interpretamos estados financieros, estudiamos la economía como un conjunto para el bienestar de los conciudadanos. La economía no se trata de la administración del dinero sino de los recursos, la economía se trata de la gente, las personas y sus necesidades.

“A largo plazo, saldremos del problema. A corto plazo, a menos que el congreso utilice sus facultades para atraer industrias estilo 936, no veo solución”

P.– Huracanes, terremotos y COVID, ¿qué más le espera a una economía que no estaba creciendo? ¿Cuánto tiempo va a tardar la economía en recuperarse?

R.– No espero recuperación económica a corto o mediano plazo. La misma Junta de Control Fiscal reconoce que los fondos de FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias) y asignaciones especiales del Congreso de los Estados Unidos no son recurrentes. Podrá haber un despunte de la economía si finalmente se comienzan a utilizar los fondos pero, al no ser recurrentes, volveremos a estar donde estamos, si no peor. Puerto Rico ha sido resiliente y el ser humano se ajusta a todas las situaciones. Hay seres humanos viviendo en el norte de Alaska y en el desierto y en todas las latitudes.  Igual nos ajustaremos a vivir en un Puerto Rico distinto, con menos personas, con más viejos y menos juventud. Con menos escuelas, menos bancos, menos negocios, menos actividad económica y menor calidad de vida. Con una infraestructura para casi cuatro millones de habitantes en el 2010 a unos 3.1 millones hoy. Pero esa infraestructura se financió y la base de habitantes para pagarla se redujo y sigue reduciéndose. Menos personas y más viejas tenemos que pagar y sostener esa infraestructura diseñada para más habitantes. A largo plazo, saldremos del problema. A corto plazo, a menos que el congreso utilice sus facultades para atraer industrias estilo 936, no veo solución.

P.– ¿Cree que se han tomado las medidas adecuadas para hacer frente al COVID? ¿Qué se ha hecho mal?

R.– Las medidas no han sido adecuadas. En economía hay un concepto: Ceteris Paribus. Un análisis de los focos de infección en vez de cierres totales (“carpet bombing”) sería mucho más adecuado. Se cierra un área o sector y se estudia el resultado. En este momento, con los cierres totales, no sabemos en realidad qué es o no efectivo. No veo cómo el estar en un bote, por ejemplo, aumenta el contagio o si correr bicicleta la aumenta o no o si vender licor hasta cierta hora tiene algún efecto. Si estudiamos una variable “ceteris paribus”, dejando las demás constante, sabremos con certeza dónde están los focos.

“Puerto Rico tiene dos grandes problemas: la pérdida de población y la falta de producción”

P.– Al margen del COVID, ¿cuál es a su juicio el mayor problema económico de Puerto Rico?

R.– Puerto Rico tiene dos grandes problemas. El primero, la pérdida de población por una tasa de natalidad negativa. No estamos reponiendo las personas que fallecen con igual o mayor cantidad de nacimientos. Muere más gente que la que nace. Los que emigran, van con sus hijos y son dos generaciones que se pierden, esto es grave, de difícil solución y no se resuelve a corto plazo. El segundo problema es uno de producción. Tenemos que aumentar la producción. Tenemos que sustituir importaciones agrícolas, de medicamentos, artículos de consumo, ropa y todos los bienes y servicios que se puedan producir. Tenemos que agilizar la permisología para estimular la creación de negocios y empresas. Es una pesadilla el tratar de emprender un negocio o actividad. Es tan difícil que las personas prefieren mantenerse y operar al margen de las leyes por la dificultad y el costo de conseguir todos los permisos estatales y ahora municipales. Se ve a los negocios como enemigos en vez de fomentar la actividad comercial y a la vez la economía.

P.– ¿Qué sectores económicos tienen mejores perspectivas de futuro?

R.– El turismo y la agricultura son dos de los sectores que mejor perspectiva tienen en el futuro. El gobierno ha hecho más difícil en conseguir la clasificación de agricultor “bona fide”. Para un agricultor grande es fácil cumplir con los requisitos. Pero para una persona que quiere iniciarse en la agricultura es muy complejo. Las ayudas que se les daba a los agricultores también se han limitado mucho, ayudas de nóminas y otros cada vez son más difícil de conseguir. Hay que liberalizar estas ayudas y facilitar el trabajo de los agricultores para que sea una industria rentable y que aporte más a Puerto Rico.

P.– ¿Cómo ha pasado los días de confinamiento?

R.– El confinamiento ha sido muy fuerte. Me limito a dictar mis cursos en línea, esto implica mucho más trabajo que presencial, ponerme al día en mis lecturas y, de vez en cuando, pasar unos días en mi pequeña casa de Lajas.  No se puede salir a compartir, pero por lo menos cambio de una casa en Guaynabo a una casa en La Parguera. Es muy triste ver cómo los negocios a penas subsisten, los restaurantes cerrados o vacíos, los botes amarrados en puerto o fuera del agua, pero las vistas son espectaculares. Los recursos de Puerto Rico son únicos, la belleza de los cayos, el agua y los paisajes me hacen muy feliz al ver que el ambiente se está mejorando por la no utilización de los botes y la aglomeración de personas en los mangles y los cayos. Nada, orando para que esto pase.