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Primero fueron los Papeles de Panamá. Ahora, el segundo capítulo sobre fraude fiscal a nivel internacional ha recibido el nombre de Papeles del Paraíso. Se trata de una filtración de miles de documentos (concretamente 13.4 millones), que ha salpicado a medio mundo, incluyendo a personajes famosos, políticos y grandes multinacionales. Un escándalo con el que se ha relacionado a nombres tan ilustres como el de la mismísima reina de Inglaterra Isabel II o el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, así como compañías de la talla de Nike o Apple. Llegados a este punto, lo primero que hay que matizar es que “utilizar jurisdicciones offshore no es un crimen y, por lo tanto, realizar una planificación fiscal internacional para pagar menos impuestos es sumamente necesario para que las empresas puedan competir a nivel internacional”, según explica Sergio Costa Sant´Anna, profesor de la Universidad Pompeu Fabra y experto en gestión internacional y de la UE.

Costa es un defensor de los centros offshore y asegura que, sin estos enclaves, “las compañías más grandes del mundo (Inditex, Santander, Google, Apple, Ikea, etc.) no serían competitivas, por ejemplo, contra las empresas de China o India”. Insiste no sólo en que no hay delito, sino en que todas las grandes empresas del mundo tienen operaciones offshore, ya sea en Estados Unidos, Reino Unido, Holanda e, incluso, en Bahamas o Jersey. Por tanto, aparecer en los Papeles del Paraíso no implica automáticamente que se haya cometido un fraude fiscal. Otro asunto diferente es quienes sí han utilizado estos lugares para actividades ilícitas, como el blanqueo de capitales o la elusión de impuestos. En este punto coincide Jennifer Blouin, profesora de Contabilidad de Wharton, para quien “la clave de tener cuentas offshore radica en el secreto y en la noción de si se trata de planificación fiscal o de evasión”, ya que, según explica, “se pueden mantener activos offshore siempre y cuando se declaren ante la autoridad competente”.

Aun así, muchas veces es inevitable que se confundan ambos escenarios. “Es verdad que este tipo de noticias sobre jurisdicciones offshore acaban por considerar como criminales a todos aquellos que tienen empresas o cuentas ahí, olvidándose de aclarar al público en general que la legislación permite la utilización de las mismas de forma legal”, reconoce el profesor de la Pompeu Fabra. Y, al mismo tiempo, justifica e incentiva a los diferentes gobiernos a tomar medidas contra el fraude fiscal o el blanqueo que también podrían afectar negativamente a quienes utilizan estos territorios de forma legal. Sergio Costa explica que “las autoridades han creado en los últimos años nuevas formas para luchar contra estas prácticas y están actuando de forma más activa contra esta tipología de crímenes”. Sin embargo, advierte de la importancia de que “cualquier cambio en la legislación en este sector debe ser analizado en relación al impacto en la competitividad de las empresas en el comercio internacional”.

Unidad fiscal en la UE

Tras el escándalo de los Papeles de Panamá, se abrió el debate sobre la necesidad, al menos en Europa, de plantear un plan de acción conjunto, sin descartar una verdadera política fiscal comunitaria. Ahora, con los Papeles del Paraíso, el fantasma de una mayor intervención legislativa transfronteriza y coordinada entre todos los estados miembro vuelve a reaparecer. Evidentemente, desde un punto de vista práctico, la unificación tributaria en la UE pondría fin a los territorios offshore, al menos, dentro de sus propias fronteras. Pero, ¿se trata de una posibilidad realista? La respuesta es contundente: “Una política fiscal comunitaria única sería muy difícil, ya que hay mucha diferencia de desarrollo entre los miembros de la Unión Europea”.

Costa asegura que países como Malta, Chipre o Luxemburgo tienen la base de su economía en las operaciones offshore, así como en la reducida carga tributaria dentro de sus fronteras. Una vez más, hay que recordar que estas políticas, así como hacer uso de ellas, no son ilegales. Es más, todos estos países están aplicando estrictamente las legislaciones internacionales contra blanqueo de capitales. Precisamente, es esta seguridad jurídica y las ventajas fiscales lo que atrae a grandes multinacionales para elegir estos destinos como sedes de sus compañías, al igual que ocurre con los fondos de inversión. Por ejemplo, Luxemburgo es uno de los países europeos donde se constituyen más fondos de capital riesgo, que luego operan y compran activos en el resto de estados europeos.

“Es comprensible que la reacción a los Papeles del Paraíso obligue a los países europeos a modificar sus prácticas en territorios dependientes”, apunta Philip Nichols, profesor de Estudios legales y Ética corporativa de Wharton. Para este experto, los Papeles de Panamá “fueron muy vergonzosos para Reino Unido porque muchos paraísos fiscales son protectorados o territorios británicos”, aunque por aquel entonces, el referéndum para dejar la Unión Europea eclipsó este escándalo. Sin embargo, esta nueva filtración, de la que no ha quedado libre ni la reina, está acaparando la atención de los medios y se está “condenando, tanto por gobiernos como por los ciudadanos de toda Europa, la evasión fiscal por parte de grandes compañías”.

Hay que tener en cuenta que “mantener una baja tributación no es crimen, pero si una forma de supervivencia para muchos países europeos”, apunta el profesor de la Pompeu Fabra. En su opinión, será difícil, al menos a corto plazo, que la UE avance en la unidad fiscal, para lo que sería necesario que “las diferencias económicas entre los países se reduzcan drásticamente”. Sin embargo, considera que donde sí se intensificarán los esfuerzos, sobre todo a raíz de estos escándalos, será en la lucha contra el blanqueo de capitales y la evasión fiscal, aumentando la transparencia y el intercambio de información a nivel mundial. Por este motivo, será también muy importante ver qué pasos adoptan otras jurisdicciones, como Estados Unidos o Latinoamérica.

La posición de EEUU

Aunque la cobertura sobre este escándalo ha sido mucho mayor en Europa y Sudamérica que en otras partes del mundo, como en Estados Unidos, eso no implica que no tenga impacto y obligue a abordar algún tipo de reforma. Es más, “parece innegable que los estadounidenses se están hartando del trato especial que reciben los ricos y, en algún momento, podrían movilizarse”, apunta Philip Nichols. En su opinión, este tipo de filtraciones pone sobre la mesa la necesidad de revisar el sistema fiscal y pone en evidencia los fallos que existen en EEUU, obligando a fortalecer, por ejemplo, los modelos de transparencia e información en el ámbito impositivo por parte de personas físicas y jurídicas.

Para el profesor de Wharton, por ejemplo, “los Papeles del Paraíso confirman que Nevada y especialmente Delaware son paraísos fiscales de orden mundial, sobre todo porque no exigen ningún tipo de información sobre los propietarios reales de un activo o cuenta”. En su opinión, “la transparencia en la contabilidad sería de gran ayuda” para erradicar este problema. Ahora bien. Este experto asegura que impulsar un cambio en la política fiscal no es tan sencillo: “La mayoría de los miembros de la Administración presidencial republicana son muy ricos, y los profesionales que ofrecen entramados para evadir impuestos han creado de forma muy efectiva una cultura entre las grandes fortunas que normaliza, e incluso hace que sea casi obligatorio, emplear algún tipo de evasión fiscal”. Por lo tanto, “uno podría pensar que la Administración presidencial no siente indignación ante las revelaciones de los Papeles del Paraíso” y, por tanto, se alejaría la posibilidad de abordar una reforma.

Esfuerzos en Latinoamérica

Donde podrían verse más movimientos legislativos es en Latinoamérica, otra de las zonas más expuestas a las filtraciones, tanto en la de ahora como en la de los Papeles de Panamá. De hecho, con este último escándalo, ya se han producido detenciones y las fiscalías de países como Chile, Argentina o Colombia han sido de las primeras en reaccionar solicitando órdenes de prisión para algunas de las personas que aparecen en los Papeles del Paraíso. Para Sergio Costa, “una forma de evitar tales prácticas sería una actuación estricta de las autoridades fiscales locales, pero también sería necesaria una contribución estrecha de las instituciones internacionales (gobiernos e incluso instituciones financieras) para facilitar informaciones de eventuales actividades sospechosas de persona jurídicas y físicas de la zona”.

Una vez más, la solución no es tan sencilla de llevar a la práctica, en este caso, porque “el principal problema de los países latinoamericanos es la corrupción, que está en el sistema público, pero también en el privado”, matiza el profesor de la Universidad Pompeu Fabra. Aun así, no todo son malas noticias, ya que el experto reconoce que ya ha empezado a producirse un giro sustancial en la lucha contra este tipo de prácticas: “Muchos gobiernos de la región ya se están beneficiando del cambio de la legislación internacional y, de esta forma, están aflorando muchos escándalos de corrupción y blanqueo de capitales”.

Para Costa, la receta para evitar la evasión de impuestos, no sólo en Latinoamérica, sino en todos los territorios, sería “acabar con el secreto bancario en los países”, facilitando así a las autoridades fiscales el acceso a la información. Sin embargo, reconoce que este esfuerzo internacional no será del todo efectivo porque “siempre habrá países en África, Asia u Oriente Próximo que sacarán partido de esta situación, no cumpliendo la legislación y, con eso, atrayendo el dinero sucio del mundo”.