Martín Guzmán (Foto: Sin Comillas)

Por Luisa García Pelatti

La propuesta presentada por la Junta de Control Fiscal propone recortes en el gasto del Gobierno que llevarán  la economía de Puerto Rico a una contracción de  más de 16%. Un desplome de la economía de ese nivel sólo se ha observado en países en guerra. A Martín Guzmán, del Departamento de Finanzas y Economía de la Escuela Graduada de Negocios de la Universidad de Columbia en Nueva York, quien ha estudiado los procesos de reestructuración de deuda soberana alrededor del mundo, le sorprende que no haya manifestaciones en la calle al conocer esas proyecciones de la Junta.

El Gobierno y la Junta de Control Fiscal deben hacer énfasis en la recuperación del crecimiento económico y no en el recorte de la deuda. “Lo que propone la Junta es matar al país. El que está muerto no puede pagar sus deuda”, señala Guzmán, que es además Profesor Asociado del Departamento de Economía de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.  También es miembro del grupo de investigación del Institute for New Economic Thinking (INET) sobre “Eficiencia y estabilidad macro-económica”; co-dirige el Grupo de Trabajo del Initiative for Policy Dialogue (IPD) de la Universidad de Columbia  sobre “Reestructuración de deuda y quiebra soberana”; y es Senior Fellow en el Centre for International Governance Innovation.

Aunque el recorte en el pago de la deuda que propone la Junta de Control Fiscal es significativo (una quita de 79%), el economista señala que, en el corto plazo, Puerto Rico no puede pagar nada y debe aprobar una moratoria. Los $800 millones no son suficientes. “Necesita más recursos para hacer política económica contracíclica”. Opina que incluso no pagando nada de la deuda, se necesitaría un plan Marshall para volver a crecer.

Reestructuración y un plan sensato

Con demasiada frecuencia se ha visto que lo que se pide a los países con problemas de deuda es que adopten programas de austeridad fiscal. La evidencia es abrumadora: esa experiencia termina mal, advierte Guzmán, quien está en la Isla invitado por el Centro para una Nueva Economía. No se debe elaborar sólo un plan fiscal. Tiene que ser algo más abarcador:  un plan económico.

“No tiene sentido poner la premisa de austeridad fiscal como parte de ese plan, porque eso dañaría los objetivos del plan, que es recupera el crecimiento”. La clave, asegura, es recuperar la sostenibilidad de la deuda para volver a crecer. No se puede recuperar la capacidad de repago si no hay crecimiento económico.”Los muertos no pueden pagar”.

La reestructuración de la deuda ofrece un alivio para poder realizar las políticas macroeconómicas que se necesitan para resolver el problema de escasez de demanda, es que lo que en realidad llevó a Puerto Rico a la situación de crisis. Se necesita una nueva “estructura productiva”, un plan de crecimiento. Esa es la clave, más allá de cortar gastos. “La única forma de recuperar la confianza es recuperar el crecimiento”.

Demasiado poco y demasiado tarde

Desde 1970 se han producido en el mundo 187 reestructuraciones de deuda y la experiencia ofrecer algunas lecciones, dice Guzmán. La mayor parte de las experiencias vienen en la forma de “demasiado poco y demasiado tarde”. “Si se atrasa el proceso para reestructurar la deuda el país sufre y una vez se hace la quita de la deuda puede que no sea suficientemente profunda para ayudar al país, y en la mayoría de los casos, después, hubo una profundización de la recesión y más desempleo”.

Las negociaciones voluntarias siempre terminan mal. Hay tres problemas: demasiado poco, demasiado tarde y puede llevar años terminar la reestructuración. Se tarda mucho en comenzar porque en una negociación voluntaria “la voluntad es quitarte nada de la deuda. Todos defienden lo suyo y cuesta mucho que todos lleguen a un acuerdo”. Demasiado poco, porque la quita no suele ser suficientemente profunda para solucionar los problemas.

Por otro lado, la reestructuración se puede alargar en exceso por culpa de los fondos buitre, que compraron deuda muy barata cuando ya se había declarado un impago, y que están dispuestos a esperar años para obtener beneficios exhorbitantes, mientras el país sigue sin poder acceder a los mercados de financiamiento. En el caso de Argentina fueron 15 años y recibieron retornos de inversión por encima del 1,000%.

“Una negocios voluntaria es muy peligrosa porque las voluntades debe estar alineadas y eso es muy difícil de lograr”.

Guzmán alerta en contra de que se opte por un “reprofiling”. Se trata de una reprogramación de la deuda, en la que al deudor se le da más tiempo para pagar. Se amplía el plazo de pago de la deuda, pero sin reducir la deuda. “Puedo decir con certeza que Puerto Rico no puede hacer un ‘reprofiling’. Necesita una quita, si no, no va a poder pagar y va a seguir agravando el problema. Lo que puede hacerse es un bono atado al crecimiento.

Crecer, crecer y crecer

El objetivo central de todo proceso de reestructuración es generar las condiciones para poder volver a crecer, no es minimizar la quita a los acreedores. No es volver al mercado lo más rápido posible. Cualquier propuesta que no esté alineada con ese objetivo no es sensata”.

La Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) adoptó en el 2015 una resolución en la que establece principios básicos a tener en cuenta en procesos de reestructuración de deuda.  El texto incluye nueve principios, entre ellos el derecho a elaborar su política macroeconómica, incluida la reestructuración de su deuda. Señala también que acreedores y deudores deben llevar a cabo negociaciones constructivas con el propósito de concluir el proceso de reestructuración lo antes posible y con transparencia. La resolución establece además que los Estados no deben discriminar entre los acreedores.

La resolución incluye también un principio de sostenibilidad y aboga por que los procesos de reestructuración se completen a tiempo y con eficacia, de manera que no pongan en peligro la estabilidad de los países deudores y eso contribuya a un crecimiento económico inclusivo y a la estabilidad del sistema financiero internacional.

Además, establece que los acuerdos aprobados por una mayoría cualificada de acreedores no deben ser afectados, perjudicados u obstaculizados por una minoría de acreedores no representativa, que deben respetar la decisión de la mayoría. Países como Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia, entre otros, votaron en contra del acuerdo, ya que insisten en que esa competencia le corresponde al Fondo Monetario Internacional.

Guzmán habló de la falta de transparencia de la Junta de Control Fiscal. “No están claros los supuestos que están usando”. La buena fe es más difícil de juzgar. “Si hay buena fe, hay un desconociendo profundo de cómo funciona la economía”. La Junta debería poner en el centro la recuperación del crecimiento y no el recorte de la deuda”.

La proyección de que la economía caerá 16.2% en el 2018 tras los recortes de gastos en el gobierno, al que se hace referencia en un pie de página en el documento adjunto (Carta y anejos enviados al Gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló), es optimista, dice Guzmán, porque asumen que la caída del gasto es menor del promedio. “Si es un número para la negociación, quiero cree que la Junta no es un representante de los acreedores. Espero que sea una falta de entendimiento de lo que se debe buscar en un procesos de renegociación”. Y añade que poner un número que es 16%, cuando la literatura te da indicios de que puede ser mayor tiene implicaciones de destrucción de empleo.

Cree que se debe insistir para que haya transparencia, para que la Junta obligue a los acreedores a decir cuáles son sus posición de “credit default swap”.