Por Luisa García Pelatti
“Ha llegado la hora de dejar de invocar a Grecia como una historia con moraleja sobre los peligros de los déficits; Grecia debería más bien considerarse una historia con moraleja sobre los peligros de intentar reducir los déficits demasiado deprisa, mientras la economía sigue estando profundamente deprimida. (Y sí, a pesar de que últimamente haya habido algunas buenas noticias, nuestra economía sigue estando profundamente deprimida)”. No he podido resistir la tentación de usar esta cita. Contrario a lo que pueda parecer no se refiere a Puerto Rico, sino a Estados Unidos. La escribió Paul Krugman, profesor de Economía en Princeton y premio Nobel 2008, y salió publicada en El País. “Lo que significa Grecia” advierte sobre el peligro de seguir los consejos de los que instan a emular la austeridad Griega sin tener sus restricciones crediticias, lo que provocaría el hundimiento en una depresión.
“Lo que la experiencia de Grecia realmente demuestra es que, aunque tener déficits en tiempos de bonanza puede crearle problemas a uno (…) tratar de eliminar los déficits una vez que uno ya tiene problemas es buscarse una depresión”.
Según Krugman, la austeridad en época de crisis provoca un enorme sufrimiento, es contraproducente desde el punto de vista fiscal y hace que la carga de la deuda futura sea más difícil de manejar. “Hay que preguntarse cómo pueden unos países que están negándole sistemáticamente un futuro a su población joven —el paro juvenil en Irlanda, que antes era más bajo que el de EE UU, ahora alcanza casi el 30%, mientras que está cerca del 50% en Grecia— lograr un crecimiento suficiente para pagar su deuda”. Un dato, la tasa de desempleo entre los jóvenes menores de 24 años es de 28% en Puerto Rico.
El Premio Nobel cree que Grecia finalmente tendrá que abandonar el euro.
Las comparaciones son odiosas, pero podemos aprender mucho de ellas.