Por Luisa García Pelatti
Un estudio reciente confirma que Puerto Rico es una colonia sin capacidad para estimular el crecimiento económico por medio de estrategias locales y que las únicas variables que son estadísticamente significativas para estimular el crecimiento económico son variables determinadas en los Estados Unidos, entre éstas: las transferencias federales, los precios del petróleo y el crecimiento económico de los Estados Unidos.
Esta conclusión se desprende del estudio “Los costos macroeconómicos de la corrupción en Puerto Rico”, realizado por Alicia Rodríguez Castro, catedrática del Departamento de Economía de la Universidad de Puerto Rico.
El estudio de Rodríguez Castro es parte de un estudio más amplio sobre corrupción y mal uso de fondos públicos realizado por un grupo de profesores de economía y política del recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico para la Oficina del Contralor.
En su estudio, Rodríguez Castro realizó un estimado empírico del costo macroeconómico de la corrupción en el crecimiento económico de Puerto Rico. Se identificaron los diversos costos económicos y sociales de la corrupción y las discrepancias existentes en la literatura económica sobre el tema.
Los resultados del modelo econométrico demostraron que el efecto macroeconómico de la corrupción en el sector público, sólo incide en las asignaciones presupuestarias provenientes del Fondo General y consecuentemente en el tamaño del gobierno.
El estudio concluyó que la corrupción no ha tenido un efecto estadísticamente significativo en el crecimiento del Producto Interno Bruto real de Puerto Rico para el período fiscal 1951-52 al 2007-08.
Pero una de las conclusiones más importantes, y que va más allá del tema de estudio (la corrupción) es la evidencia de que la economía de Puerto Rico es extremadamente dependiente de la economía de los EEUU con poca o ninguna influencia de las variables económicas que se determinan dentro de Puerto Rico.