Por redacción de Sin Comillas

La crisis del desempleo en el mundo se agudizará en los próximos cinco años, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que prevé que en 2019 más de 212 millones de personas no tendrán trabajo, la cifra supone 11 millones más de desempleados.

En 2014 más de 201 millones de personas estaban desempleadas, 31 millones más que antes de que irrumpiese la crisis global. Se prevé asimismo que el desempleo mundial aumente en 3 millones de personas en 2015 y en 8 millones durante los siguientes cuatro años.

El documento “Perspectivas sociales y del empleo en el mundo 2015”, alerta de la posibilidad de que, a causa del aumento del desempleo, en los próximos años haya un aumento de las desigualdades y de la conflictividad social.

La brecha mundial de empleo, que mide el número de puestos de trabajo perdidos desde el inicio de la crisis, se sitúa, hoy, en 61 millones de personas. Si se incluye a las personas que se incorporarán al mercado de trabajo durante los próximos cinco años, para colmar la brecha en el empleo que ha generado la crisis será preciso crear 280 millones de empleos nuevos para 2019.

Los jóvenes, en particular las mujeres jóvenes, siguen viéndose afectadas por el desempleo de manera desproporcionada. En 2014, cerca de 74 millones de personas (de entre 15 y 24 años) buscaban trabajo. La tasa de desempleo de los jóvenes casi triplica la de los adultos. El aumento del desempleo de los jóvenes es común a todas las regiones y prevalece a pesar de la mejora del nivel de educación, lo que fomenta el malestar social.

El aumento del desempleo de los jóvenes es común a todas las regiones y se produce a pesar de la mejora del nivel de educación, lo que fomenta el malestar social.

En concordancia con la tasa de desempleo mundial, el malestar social se disparó desde el comienzo de la crisis en 2008 y en la actualidad es casi el 10% más alto que antes de la crisis.

En algunos países desarrollados el desempleo está disminuyendo y en ocasiones recupera los niveles anteriores a la crisis. En Europa meridional el desempleo decrece lentamente aunque con respecto a tasas excesivamente elevadas, puntualiza el informe.

En cambio, tras un período de mejores resultados en comparación con la media global, la situación se está deteriorando en algunas regiones y economías de ingresos medianos y en desarrollo, como América Latina y el Caribe, China, Rusia y algunos países árabes.

En América Latina, tras el repunte inicial después de la crisis, el ritmo del crecimiento en la región ha disminuido considerablemente, lo que afecta a los mercados laborales, especifica el texto. El desempleo volvió a registrar una tendencia al alza en la región en su conjunto, sobre todo en los países que dependen de la exportación de recursos naturales.

Las perspectivas de reducir la incidencia del empleo informal se han deteriorado. El desempleo de los hombres sigue siendo significativamente más bajo que el de las mujeres – 5.3% y 7.7% respectivamente en 2013 – si bien la diferencia se ha reducido desde comienzos de la década.

Con respecto al empleo vulnerable (trabajadores por cuenta propia y empleadas en el hogar no remuneradas) dos regiones, Asia Meridional y África Subsahariana, concentran tres cuartas partes de este tipo de trabajo.

El informe indica que la desigualdad de ingresos seguirá ampliándose, con el 10% más rico de la población que sumará entre 30 y 40% del total de los ingresos, mientras que el 10% más pobre ganará solo entre 2 y 7%.