Los datos de mediados de abril situaban la pandemia en el pico de una segunda ola, pero un mes después la situación es diferente

Por Luisa García Pelatti

Las pandemias tienen dos tipos de final, según los historiadores. El médico, que es cuando las tasas de incidencia y muerte caen en picada, y el social, cuando disminuye la epidemia de miedo a la enfermedad.

El 8 de abril, la tasa de positividad (basada en pruebas moleculares) se elevó hasta el 13.0% y se mantuvo por encima de 10% durante 20 días. Un mes después cae por debajo del 3%. Aunque no ha llegado el fin de la pandemia, hay espacios para ser optimistas.

El segundo gran repunte ha llegado a niveles mínimos, similares a los alcanzados en marzo de este año, al final del primer gran repunte, según el análisis semanal de la demógrafa Judith Rodríguez y el médico salubrista Ibrahim Pérez.

Los casos positivos se ha reducido a 93 el 21 de mayo. “No teníamos un día con menos de 100 casos positivos promedio desde el 6 de julio de 2020”.

Pero el mayor logro, destacan Rodríguez y Pérez, es la caída en la tasa de positividad (basada en pruebas moleculares). En 30 días, la tasa pasó de 11.1% a 3.0%, la meta que había establecido la Coalición Científica. No se alcanzaba esa cifras desde el año pasado. Entre abril y julio del 2020 la tasa de positividad de pruebas era inferior al 3%.

La meta de la Coalición Científica era alcanzar una tasa de positividad (casos) de 2.0%. Buenas noticias. Ya estamos por debajo de esa línea. La tasa de positividad (casos) estaba el 22 de mayo en 1.8%, un mes antes era de 8.4%.

Lenta la vacunación

Según el Departamento de Salud, hasta ayer, 1,129,959 personas estaban completamente vacunadas, lo  que representa un 34.4% de la población total. Hay 1,397,466 personas que han recibido al menos una dosis de la vacuna. Sería necesario que 1,170,153 personas completaran su segunda dosis de la vacuna para alcanzar la inmunidad de rebaño de 70%.

“Nuestra campaña de vacunación tiene que intensificarse hasta que veamos el fin de la pandemia”, opinan Rodríguez y Pérez. Vacunados ya los que tenían interés, ahora hay que convencer a los que faltan para que se vacunen. No es tarea fácil cuando han bajado los contagios y la muertes. Hay menos miedo al virus.

“Ello implica, que los esfuerzos para convocar a la población a vacunarse tendrán que ser más intensos, convincentes y planificados. Quedan sin vacunar los segmentos poblacionales de mayor resistencia y menos motivación, por lo que habrá que hilar del fino para sumar uno a uno esos casi 1.3 millones que nos faltan para llegar a la meta”, explican Rodríguez y Pérez.

En Estados Unidos, donde el 39% de la población ha recibido las dos dosis, los datos muestran que los mayores porcentajes de vacunación están entre los estados del Noreste, especialmente seis estados de Nueva Inglaterra con altos niveles de ingresos. Por otro lado, las tasas de vacunación más bajas están en los estos del Sur, más pobres. El estado de Maine tiene el 52% de su población completamente vacunada, mientras en Mississippi sólo se ha vacunado el 26%. La resistencia a vacunarse de una parte de la población hará difícil llegar al 70%.

En Puerto Rico no hay datos de vacunados por municipio que permitan saber qué estar ocurriendo “con la vacunación entre los residentes pobres de comunidades especiales y residenciales a través del país, al igual que el de áreas residenciales de clase media-alta como condominios y urbanizaciones. El portal apenas incluye como segmento mejor cuantificado en la vacunación a los mayores de 65 años y demás grupos de edad, pero sin establecer el por ciento que falta por vacunar de esa población tan cuantiosa y vulnerable y dónde están localizados”.

Recomienda que “por la dificultad que conllevará completar el tramo final de la vacunación hacia la inmunidad de rebaño, es esencial que el Departamento de Salud divida la población en segmentos fácilmente identificables y cuantificables. Que coloque los completamente vacunados en orden de su porcentaje ya vacunado para poder ir barriendo y completando progresivamente segmento a segmento hasta que logremos alcanzar la meta. Haciéndolo sin una brújula y sin una medición concreta de progreso, la tarea será más cuesta arriba”.