Opinión

Por Héctor Tavárez y Julio Hernández*

Históricamente las guerras han afectado las familias y el diario vivir de las sociedades. Algunas de las guerras más recordadas en Puerto Rico son la primera guerra mundial (1914-1918), la segunda guerra mundial (1939-1945), la guerra de vietnam (1955-1975) y la guerra con Iraq (2003-2011). Las guerras civiles como la de Estados Unidos (1861-1865) y España (1936-1939) también han sido notables. Actualmente el mundo entero está atento a la guerra entre Rusia y Ucrania. En este trabajo vamos a tener una discusión informal sobre el costo económico de las guerras y cuáles son los costos intangibles durante y luego del periodo de guerra.

El asunto más importante para reflexionar y discutir durante una guerra es la pérdida de vidas humanas -de eso no hay debate alguno. Sin embargo, otro aspecto sumamente importante que afecta a los residentes de los países en guerra es el costo económico causado por estas y su impacto sobre la calidad de vida de los residentes. En este ensayo se explican algunos aspectos importantes sobre el costo económico de las guerras. La siguiente gráfica ilustra un resumen del efecto de las guerras sobre la economía general de un país.

Pérdida en el Producto Interno Bruto (PIB)

En muchos casos las guerras significan la interrupción en la producción nacional o el desvío de la actividad productiva hacia la actividad militar. Las guerras implican la destrucción en el capital físico (i.e., edificaciones, equipo y maquinaria), además de las pérdidas de vidas humanas en edad productiva, lo que genera a su vez una reducción en el PIB potencial. También, los países que están en guerra, incluyendo guerras civiles, experimentan interrupciones en muchos sectores industriales, además de enfrentar un colapso en las inversiones extranjeras y domésticas, producción de bienes y servicios, el turismo, entre otros, lo que afecta negativamente las riquezas del país. Por ejemplo, para 1943 Estados Unidos había experimentado una tasa de crecimiento en el PIB de 17% y justo después de terminar la segunda guerra mundial en el 1946 sufrió una reducción de 11.6%. En España, para el 1936, el PIB cayó un 26.8% durante la guerra civil. Luego se experimentó un aumento en la producción. Sin embargo, en 1945 el PIB español sufrió una caída de 8.1%, periodo donde termina la segunda guerra mundial.

Aumento en la deuda nacional

Durante periodos de guerra, el gobierno invierte una mayor cantidad de sus recursos económicos en armamento, salarios y nuevos programas militares. Durante este periodo la deuda nacional aumenta para cubrir los costos relacionados a la guerra. La Gráfica 1 muestra la deuda nacional de Estados Unidos como porciento del Producto Interno Bruto (PIB) durante el siglo XX y principios del siglo XXI. Como se puede observar, la deuda aumenta considerablemente durante la primera (1914-1918) y segunda (1939-1945) guerra mundial. Existe un pequeño rezago debido a que Estados Unidos se une a la primera y segunda guerra mundial en el 1917 y 1941, respectivamente. En la gráfica también se puede observar como la deuda pública aumentó entre el 2003 y 2011 durante el conflicto con Iraq y más reciente los aumentos en deuda relacionados a la pandemia.

Fuente: Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés).

A consecuencia del aumento en la deuda pública, es de esperarse que el gobierno aumente los impuestos para costear parte de la deuda y sustituir la infraestructura destruida. Este incremento en la tasa de los impuestos es algo que se puede mantenerse por largos períodos de tiempo, lo que pudiera afectar las tasas de ahorro e inversión en el largo plazo.

Inflación

La inflación puede ser causada por distintos factores como aumentos en la oferta monetaria. Aumentos en la oferta monetaria o el dinero en circulación en la economía, que no se compensan con aumentos en la producción, pueden generar aumentos en los niveles de precio generales. Usualmente estos aumentos en la oferta monetaria pueden generar aumentos en la demanda por bienes y servicios, que a su vez pueden causar inflación debido a que los consumidores están dispuestos a pagar más por los productos. En ocasiones, para cubrir los gastos militares, el gobierno imprime más dinero, lo que aumenta la demanda y, consecuentemente, la inflación. Para la guerra civil en Estados Unidos (1861-1865), el gobierno imprimió más dinero para pagar salarios a los soldados, lo que eventualmente devaluó el dólar.

Las reducciones en la oferta de bienes y servicios también pueden aumentar la inflación. Aumentos en los costos de producción como la materia prima y los salarios pueden reducir la oferta agregada y generar inflación. En escenarios de guerra es común que el gobierno aumente la oferta monetaria, y la oferta de bienes y servicios para la población civil se reduzca, generando aumento en precios.

La confianza en la economía se puede ver negativamente afectada debido a la pérdida en poder adquisitivo. Esto en arroz y habichuela significa que cuando aumenta la inflación el dinero alcanza para comprar menos. La inflación conlleva a pérdida de ahorros de los individuos y pérdida de confianza en el sistema financiero. La Gráfica 2 muestra la inflación en Estados Unidos de 1914 al 2021. Se puede observar la notable inflación durante la primera (1914-1918) y segunda (1939-1945) guerra mundial. A mediados de la década de los 1970 se experimentó uno de los niveles de inflación más altos de la historia de los Estados Unidos, causada principalmente por aumentos en el precio del petróleo y la guerra del Yom Kippur (Ramadán) desencadenada por el conflicto árabe-israelí de 1973.

Fuente: Negociado de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés).

Las guerras pueden reducir la oferta de petróleo, generando aumentos en su precio. Dado que la energía que proviene del petróleo es un insumo de producción de casi todos los bienes y servicios, un aumento en el precio del petróleo se traduce en un aumento en el nivel general de precios. Debido a esto, muchos países intentan diversificar la fuente de recursos energéticos. El aumento en el precio del petróleo también afecta directamente a los consumidores cada vez que llenan el tanque de su vehículo. Además, las guerras pueden causar disminución en la oferta del petróleo. Por ejemplo, el conflicto ruso-ucraniano ha generado un aumento en el precio del petróleo.  Esto debido a que Rusia suple un porciento, aunque mínimo (apenas 5%), de la oferta de petróleo a nivel mundial.

El instrumento de política monetaria más comúnmente utilizado en los Estados Unidos para controlar cambios drásticos en los niveles de inflación es la tasa de interés interbancaria (fed fund rate) de la Reserva Federal. El aumento en esta tasa de interés aumenta el costo de los préstamos (i.e., el costo del capital) y desalienta el gasto, lo que conduce a un menor crecimiento económico y menor inflación.

Población trabajadora y desempleo

Las guerras tienen múltiples efectos sobre la población trabajadora y el desempleo, y se observan variaciones en diferentes países. Durante los periodos de guerra los países substraen muchos trabajadores de la fuerza laboral para las fuerzas armadas. Además, aumenta la producción de muchos bienes dirigidos a satisfacer las necesidades provenientes de las guerras. Incluso, muchas mujeres tuvieron la oportunidad de entrar al mercado laboral durante la primera y segunda guerra mundial.

La Gráfica 3 muestra que Estados Unidos experimentó una reducción considerable en la tasa de desempleo en tiempos de guerra. Por ejemplo, la tasa de desempleo en el 1940 era de 14.6% (afectada por la gran depresión), mientras para el 1944 era de 1.2%, periodo de la segunda guerra mundial, y para el 1949 la tasa desempleo rondaba el 5.5.%. La tasa de desempleo tuvo un patrón similar durante la primera guerra mundial. Es decir, las guerras aparentemente han contribuido a reducir la tasa de desempleo durante el periodo del conflicto. Sin embargo, es importante mencionar que este logro se puede alcanzar con políticas enfocadas en aumentar el crecimiento económico.

Fuente: Negociado de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés).

Al final de las guerras existe el peligro de que los soldados que regresan pueden confrontar problemas para insertarse al mercado laboral. Después del final de la primera guerra mundial, hubo una importante depresión económica, y los soldados que regresaron lucharon por reinsertarse en los trabajos de los que habían sido reemplazados durante la guerra.

Daños a los edificios, maquinaria y equipo

Usualmente los daños ocasionados por las guerras a las edificaciones, maquinaria y equipos son considerables. El daño depende del tipo de propiedad, situación económica del país, años de construcción, tamaño de la propiedad, extensión (cobertura) del impacto, entre otros factores. En una guerra los daños pueden ser de gran escala debido a que muchos edificios quedarían irreparables, incurriendo en gastos asociados a demolición, extracción y reconstrucción. Estos daños pueden tener efectos colaterales debido a que pueden reducir la producción y afectar la economía del país. Además, algunas propiedades son antiguas y tienen valores culturales que trasciende el valor de mercado de las propiedades.

El daño ocasionado directamente sobre la maquinaria y equipos esenciales para el proceso de producción es sustancial. Además, el daño a la maquinaria y equipos puede tener un efecto negativo indirecto sobre la producción en múltiples sectores de la economía. Por ejemplo, la producción agrícola, construcción de carreteras y puentes, producción de vehículos, entre otros, requieren de maquinaria y equipos especializados. Reemplazar la maquinaria y equipos especializados puede tomar tiempo, lo cual pudiera implicar rezagos en la producción de varios sectores de la economía. El daño ocasionado a la maquinaria y equipos también puede afectar el recogido de desperdicios, provocando daños colaterales a la salud y el ambiente.

Costo de oportunidad

El costo de oportunidad es el costo de la alternativa a la que renunciamos cuando tomamos una determinada decisión, incluyendo los beneficios obtenidos de haber escogido la opción alternativa. Pongámoslo desde esta perspectiva: si el gobierno gasta $10 mil millones en costos militares, ese dinero pudo haber sido usado para mejorar programas que mejoran la calidad de vida de los residentes, por medio del desarrollo económico. Es decir, son $10 mil millones que pudieron haber sido invertidos para mejorar la educación pública y programas orientados a mejorar la calidad y acceso a la salud.

Costos menos tangibles

Durante el periodo de guerra, se pierde lo más importante, la vida de muchas personas. Estimar el valor de una vida es muy controversial y difícil de calcular, pero esto no quiere decir que este costo debe ser ignorado. Asignarle un valor monetario a la vida es importante para el campo de la economía, cuidado de salud, seguros, evaluación de impacto ambiental, y decisiones en los tribunales. Existen métodos que han desarrollado para entender el valor de una vida, tal como el Valor Estadístico de la Vida (VEV). Este valor no se refiere al valor de la vida de una persona, sino una expresión monetaria de la disposición a pagar por pequeñas reducciones en el riesgo de muerte. Este valor es utilizado como métrica para convertir la reducción de la mortalidad en un monto monetario. Otro indicador comúnmente utilizando es el lucro cesante, el cual hace referencia a la ganancia que se deja de recibir como consecuencia de una acción por un tercero. Son ganancias potenciales que se habrían conseguido de no haber ocurrido el daño o perjuicio. Se conoce como lucro cesante a la diferencia entre lo que se pudo haber obtenido y lo que realmente se obtiene. Estos montos varían entre países, y dependen de múltiples factores socioeconómicos.

Héctor Tavárez. (Foto suministrada)

El ambiente y los ecosistemas pueden verse perjudicados directa e indirectamente en periodos de guerra por distintas razones. Primero las explosiones y almacenamiento descontrolado de residuos ponen en riesgo el ambiente y los ecosistemas, lo cual es importante para el crecimiento y desarrollo económico de cualquier país. Segundo, en periodos de guerra, el ambiente y los ecosistemas no son prioridad y, por consiguiente, los fondos para la conservación y protección ambiental merman. El valor económico del ambiente no se calcula en el PIB de un país (salvo por alguna aportación por medio del turismo o aumento en el precio de las propiedades que se benefician del ambiente), pero esto no significa que no tiene un valor. De hecho, los economistas han encontrado que el valor mundial del ambiente y los servicios ecosistémicos ascienden a $125 billones al año.

Otro factor importante tiene que ver con la salud mental de los soldados y familiares. Los soldados y la población civil afectada por el conflicto muchas veces sufren de trastornos emocionales causados por las guerras como psicosis, depresión, trastorno de ansiedad generalizada (GAD, por sus siglas en inglés), trastorno de estrés postraumático (PTSD, por sus siglas en inglés), lesión cerebral traumática (TBI, por sus siglas en inglés), entre otros. El dolor por las muertes, el sufrimiento y el miedo también se pueden extender a los familiares de los soldados. Estos problemas pueden durar años e incluso toda la vida. El costo psicológico ocasionado por las guerras es más difícil de estimar, comparado con otros costos mencionados en este artículo, pero esto no quiere decir que son irrelevantes.

Julio Hernández. (Foto suministrada)

Las guerras pueden ocasionar reducciones en la seguridad alimentaria debido a la escasez y aumentos en los precios de los alimentos. Estos aumentos en la inseguridad alimentaria pueden convertirse en trampas de pobreza para la población civil. La reducción en producción agrícola puede quedar evidenciada en el PIB o en el Ingreso Bruto Agrícola (IBA). A pesar de ser extremadamente costoso, Estados Unidos y los países industrializados conservan su producción agrícola, en parte, para garantizar su seguridad alimentaria en tiempos difíciles, como los periodos de guerras. Los costos relacionados a la malnutrición en tiempos de escasez también son menos tangibles, pero deben ser considerados en el estudio de los impactos de la guerra.

Los economistas debemos prestar atención sobre los impactos de los conflictos bélicos en Puerto Rico. Principalmente, debemos estudiar y reportar los efectos de los más recientes conflictos bélicos sobre la sociedad y nuestra economía.

  • Tavárez es profesor e investigador en el departamento de Economía Agrícola y Sociología Rural de la Universidad de Puerto Rico-Mayagüez. Hernández es profesor e investigador en el departamento de Economía Agrícola y Sociología Rural de la Universidad de Puerto Rico-Mayagüez.