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Por Luisa García Pelatti

Esta semana decidí cumplir con mi compromiso como contribuyente y actualizar mi registro de comerciante, tal y como me pedía una carta del Departamento de Hacienda. Seguí las instrucciones y ya estaba todo al día hasta que advertí que en la parte que recoge la actividad comercial dice agrónomo. Intenté hacer el cambio en Internet, pero el sistema no lo permitió. Decido recabar información por teléfono. Me recomiendan rellenar un formulario, que puedo descargar de Internet y que debo entregar en el Departamento de Hacienda. 

Hoy fui a Hacienda. Tras pasar el filtro de recepción (tiene que haber una forma más rápida y eficiente de recibir a la gente), me envían a la oficina 211. Hay que explicar (otra vez) cuál es el propósito de mi visita y recibo un número. Por suerte no hay mucha gente. Tras media hora, llaman mi número. Pero la funcionaria a cargo me dice enseguida que no es ahí donde me pueden ayudar y me envía al edificio Mercantil Plaza. Hacia allá me dirijo mientras intento llamar al teléfono de servicio al contribuyente. Llego al Mercantil Plaza sin que contesten mi llamada. “Su llamada es muy importante para nosotros…”. Si fuera importante porque sigo esperando, pienso yo. En el Mercantil Plaza no hay fila. Menos mal. La funcionaria me dice que puedo hacer el cambio en dos de las computadoras que tienen disponibles. Le explico que el cambio no se puede hacer desde Internet. Entonces me dice que debo ir al Departamento de Hacienda. Le explico que de allí vengo. Me armo de paciencia y vuelvo a Hacienda, estaciono, evito la fila de recepción (menos mal si no los 15 minutos adicionales no me los quita nadie) y regreso a la oficina 211 a explicar por enésima vez que no soy agrónomo. No saben cómo hacer el cambio. Me piden que espere mientras consiguen a un supervisor.

Mientras espero decido llamar por teléfono, otra vez, al Servicio al Contribuyente, tras 10 minutos de espera me contestan y me dicen que no saben dónde debo entregar el formulario. En ese momento se acerca una funcionaria, ojalá sea la supervisora, pero no, se me acerca para pedirme que salga al pasillo si voy a usar el celular. Y eso hago. Salgo al pasillo y a la calle. Me voy, porque mi dosis de paciencia ha terminado por hoy.

Solo quiero cambiar la actividad comercial de mi certificado de registro de comerciante. Soy periodista no agrónoma. Pero ¿saben qué?, cuando Hacienda quiera venir a cobrarme el 4% del IVU tal vez entonces ya sepan dónde debo entregar el formulario. Mientras seré agrónoma.

Nota: Un día después de publicar esta nota, el Departamento de Hacienda me informó que la manera de resolver este problema es eliminando el certificado actual y creando uno nuevo. Espero que se lo haya informado al personal del la oficina 211, a los que trabajan en el servicio telefónico de atención al clientes y a los que trabajan en el Mercantil Plaza.