La mejora de los contagios no justifica todavía un cambio en la órdenes ejecutivas

Los cambios deben ser pequeños, graduales y rigurosamente monitoreados

Por Luisa García Pelatti

Aunque lentamente, el número de casos positivos de COVID-19 siguen disminuyendo y ya se ha superado el pico de la segunda ola. La semana que terminó el 31 de enero se registraron 1,813 casos, la cifra más baja desde septiembre y la primera vez en 17 semanas que los casos están por debajo de los 2,000. Mejoraron también los datos de pacientes hospitalizados y las defunciones. Son cifra que invitan al optimismo, estamos en la dirección correcta, pero también a la prudencia, el ritmo de transmisión sigue siendo muy alto.

“El futuro inmediato luce esperanzador, si nuestros compatriotas se siguen comportando como han hecho durante el periodo post-navideño, si progresa exitosamente el proceso de vacunación y si el gobierno no implanta estrategias de flexibilización que puedan provocar un repunte de casos”, explican el doctor Ibrahim Pérez y la demógrafa Judith Rodríguez en su análisis semanal de los casos de COVID-19.

La nueva orden ejecutiva no siguió las recomendaciones de la Coalición Científica, que pedía no realizar cambios. Pero, al menos, no se hicieron cambios drásticos. “Ahora es cuando más cuidadosos tenemos que ser con el proceso de flexibilización que está en marcha, de manera que los cambios en las restricciones vigentes sean pequeños, graduales y rigurosamente monitoreados. Y todavía más cautelosos en un momento de gran incertidumbre en el que están apareciendo nuevas mutaciones del virus, reinfectando hasta más severamente, a personas previamente infectadas”, explican Pérez y Rodríguez.

La nueva orden ejecutiva reduce las horas del toque de queda, que ahora empieza a las 12 de las noche y dura hasta las 5 de la mañana. Con este horario, el toque de queda “se torna casi académico”, opinan. Mantiene en 30% los aforos en los comercios y aumenta a 50% la capacidad máxima de los restaurantes.

La orden “establece las bases para abrir las escuelas de forma gradual a partir de marzo y para permitir visitas a centros de cuidado prolongado de adultos mayores y cárceles, cambios que cuestionamos que el gobierno tenga la capacidad de implantar y monitorear exitosamente”.

Los expertos dicen que estamos en el mejor momento en el control de la pandemia. Hemos pasado de 516 casos positivos el 13 de enero a menos de 400 el 22 de enero y a menos de 300 el 29 de enero. El 5 y 6 de febrero, se informaron 183 y 172 casos positivos, respectivamente.

El número de pacientes hospitalizados cayó a un mínimo de 258 el 6 de febrero, tras haber estado en 657 el 9 de diciembre. Los pacientes en intensivo, que estuvieron en 110 el 23 de diciembre, disminuyeron a 37 el 6 de febrero.

Las defunciones han pasado se 397 en diciembre a 236 en enero. Es decir, de 12.8 muertes diarias en diciembre a 7.6 en enero.

“Ha sido una tendencia descendente progresiva y sostenida, sin fluctuaciones como en varias otras ocasiones previas”, explican Pérez y Rodríguez, que señala que se trata de un logro importante.

La disminución de los casos se ha producido tras la segunda ola de contagios que se produjo en diciembre. “Nos queda de frente la recta final de esta maratónica carrera,un tramo en el que tendremos que hilar fino para eliminar el letal virus que todavía nos atormenta”.