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Padre Olin Pierre Louis, quien acoge y da refugio a los inmigrantes haitianos en Puerto Rico. Foto Juan Costa

Por Joel Cintrón Arbasetti, Centro de Periodismo Investigativo

 

En los últimos dos años la llegada de inmigrantes haitianos a Puerto Rico superó a la tradicional inmigración dominicana. En el año fiscal 2013, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (conocida en inglés como Border Patrol) capturó 246 dominicanos y 593 haitianos. En 2014 atrapó 133 dominicanos y 732 haitianos, indagó el Centro de Periodismo Investigativo.

El párroco haitiano Olin Pierre Louis, indicó que el último año recibió a alrededor de 600 de estos inmigrantes haitianos en la Parroquia San Mateo en Santurce. Allí buscan refugio, ropa y comida. Explicó que alrededor de 20 consiguieron trabajo y permanecen en Puerto Rico; el resto emigró a Estados Unidos o Canadá.

Desde el sismo que impactó a Haití en 2010, el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos concedió a los haitianos un estatus especial que los protege de ser deportados hasta el 22 de junio de 2016. Esto aplica a los que lleguen a tierra; los interceptados en alta mar son repatriados.

El sismo de 2010 es uno los factores que impulsa la inmigración haitiana. Pero, aunque ya en 2012 se notó un aumento significativo de haitianos entrando a Puerto Rico, fue en 2013, tres años después del terremoto, cuando la subida sobrepasó la entrada de dominicanos. Ese mismo año, el Tribunal Constitucional de la República Dominicana ordenó retirar la ciudadanía a miles de ciudadanos dominicanos hijos de inmigrantes haitianos. La sentencia del Tribunal, fue condenada por la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.

“Se está dando un mayor tráfico en la frontera, donde hay grupos organizados de dominicanos y haitianos que se dedican al tráfico de personas aprovechándose de la crisis de Haití. Hay personas que son engañadas y venden su propiedad para emplear ese dinero en llegar a República Dominicana con la esperanza de luego llegar a Puerto Rico”, explicó José Luis Soto, periodista dominicano y activista de los derechos humanos destacado en Santo Domingo.

Se contradicen las autoridades federales

Por su parte, la jefa interina de la Fiscalía Federal de Estados Unidos en Puerto Rico, Rosa Emilia Rodríguez, la principal oficial del gobierno federal en la isla, declaró al Centro de Periodismo Investigativo que hubo una baja en la detención de inmigrantes en general y la adjudicó a la iniciativa federal Grupo Interagencial de la Frontera Caribeña. “A base de esa iniciativa hemos podido bajar el número de inmigrantes en Puerto Rico considerablemente”, dijo Rodríguez al Centro de Periodismo Investigativo.

Sin embargo, en los últimos cinco años fiscales no hubo una baja en la cantidad de inmigrantes que entró a Puerto Rico, según las estadísticas del Border Patrol. Aunque en 2013 sí se registró una baja en la cantidad de acusados por Fiscalía Federal de entrar ilegalmente a Puerto Rico, esa baja coincide con el aumento de haitianos llegando a la isla, y con la otorgación de un estatus de protección a estos inmigrantes por parte de los Estados Unidos. Además, en los últimos cinco año hubo un aumento en la suma de inmigrantes acusados por fiscalía federal. En síntesis, adjudicar una baja en las estadísticas de inmigrantes a los esfuerzos de las agencias federales sería falso.

El presidente Barack Obama firmó en noviembre de este año un decreto que beneficiará a alrededor de cinco millones de inmigrantes que cumplan con los requisitos para recibir un permiso de residencia y trabajo que durará tres años. Sobre ese decreto, Pierre Louis comentó que Obama “ha querido sanar la herida pero no curarla. Lo que estaban esperando los inmigrantes es residencia o nacionalidad”.

La historia de Frederick

Pasaron dos días antes de que la Guardia Costera de los Estados Unidos se diera cuenta de que Frederick Jean se las arreglaba para sobrevivir junto a 25 inmigrantes en isla de Mona, pedazo de tierra deshabitada, semidesierta, más cerca de la República Dominicana pero perteneciente a Puerto Rico. Eso fue hace casi un año, cuando Jean emprendió su viaje para escapar del desastre de un pueblo que quedó con más de un 80% de su infraestructura en ruinas, luego de ser escenario del epicentro del terremoto que impactó a su país el 12 de enero de 2010. Léogâne es el nombre de ese pueblo, una comuna litoral del Departamento de Ouest en Haití, a 18 minutos de la capital, Puerto Príncipe.

Desde que Jean llegó a Puerto Rico, después de pasar dos días en isla de Mona, San Juan es su ciudad y la parroquia San Mateo en Santurce su refugio, donde están las únicas personas que conoce en este país y que hablan creole. Debe tener de 35 a 40 años, pero con una sonrisa burlona dice que tiene 25. No sabe leer ni escribir, no habla español ni inglés, pero aun así trabaja en “chiripas”, trabajos manuales que obtiene de forma irregular. Cuando puede, envía dinero para su familia en Haití a través de la compañía de valores Western Union.

Su viaje duró cinco días desde que cruzó la frontera hacia República Dominicana y desde ahí zarpó hacia Puerto Rico. Afuera del cuarto que le prestan en la planta baja de la parroquia, hay un asta con una bandera de Estados Unidos; la próxima parada de Jean, según su plan, será Miami, Florida, donde viven algunos de sus amigos y compatriotas.

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