Por redacción de Sin Comillas
El organismo de la industria de valores, Financial Industry Regulatory Authority (FINRA), ha ordenado a Santander Securities LLC pagar aproximadamente $4.3 millones a varios clientes de la firma que compraron bonos del Gobierno de Puerto Rico. Además, Santander deberá devolver $121,000 a ciertos clientes y deberá comprar los bonos que les vendieron. Por otra parte, FINRA multó a Santander con $2 millones por fallas relacionadas con la venta de bonos de Puerto Rico y fondos mutuos cerrados, y por no supervisar adecuadamente las transacciones de sus corredores.
“Santander Securities está complacido de poder resolver este tema y cumplirá con los términos del acuerdo con FINRA. La firma ha tomado medidas para mejorar sus controles en relación a las actividades descritas en el acuerdo de transacción”, dijo un portavoz de la firma de corretaje de valores en la Isla.
“Este es un recordatorio contundente para las empresas para que sepan que tienen que centrarse en la exposición de los clientes a los riesgos de mercado, en particular en aquellos mercados como Puerto Rico que presentan riesgos y desafíos únicos”, comentó Brad Bennett, vicepresidente ejecutivo de FINRA.
FINRA encontró que entre diciembre de 2012 y octubre de 2013, Santander no se aseguró de que su herramienta para clasificar el riesgo y la clasificación reflejara con precisión los riesgos de mercado de la inversión en bonos, y no supervisó adecuadamente el uso que hacían los clientes de los márgenes y posiciones concentradas en sus cuentas.
El 13 de diciembre de 2012, Moody’s degradó la deuda del Gobierno y la dejó un nivel por encima del bono basura. Al día siguiente, Santander dejó de comprar bonos a los clientes que querían vender y aceleró sus esfuerzos para reducir su inventario de bonos de Puerto Rico. FINRA señala que durante este mismo período de tiempo, Santander no tenía procedimientos para garantizar que cualquier revisión exhaustiva de las cuentas con concentración significativa en bonos de Puerto Rico y los fondos de inversión cerrados se llevara a cabo para determinar si las nuevas adquisiciones fueron adecuados a la luz de las posiciones existentes.
Además, FINRA encontró que Santander falló en la supervisión de sus empleados para evitar un posible conflicto de interés cuando las órdenes de los clientes se hacían a través de posiciones mantenidas en la cuenta de corretaje personal del corredor. Debido a que Santander no tenía sistemas adecuados, aproximadamente 400 de estas transacciones se realizaron sin ser detectadas.
FINRA ya había multado en el 2011 a Santander Securities. En esa ocasión, la multa fue de $2 millones por falta de supervisión adecuada en las ventas de un producto estructurado conocido como “reverse convertible securities”, que provocaron importantes pérdidas a varios clientes. Santander reembolsó a los clientes más de $7 millones para cubrir las pérdidas.