Por Luisa García Pelatti
La última orden ejecutiva, que entró en vigor el 17 de octubre, se aprobó pensando que los casos de COVID-19 se habían estabilizado y sin saber que estábamos al final de dos semanas de repunte. El problema es que los datos se reciben con retraso, señalan el doctor Ibrahim Pérez y la demógrafa Judith Rodríguez en su análisis semanal sobre la situación del COVID-19.
El retraso en la publicación de los casos positivos no permite identificar a tiempo los repuntes. Las decisiones se toman cuando ya ha pasado el tiempo crítico de evolución clínica y epidemiológica de los casos.
Los datos de la semana pasada (del 19 al 25 de octubre) todavía no son concluyentes, pero los expertos prevén que podría convertirse en la tercera semana con los casos al alza como resultado de las actividades de cierre de la campaña electoral.
“Nuestra pandemia ha estado pasando por un periodo de complacencia, un ‘happy medium’ dentro de la campaña política en el que el gobierno ha extendido hasta el 13 de noviembre la última orden ejecutiva, sin mayores cambios, para mantener tranquilos a los sectores económicos y médicos, en abierta disputa, que no acaban de ponerse de acuerdo. Y eso ha ocurrido, porque no existen datos científicos concretos, confiables y actualizados para la toma de decisiones. Cuando las decisiones se toman en base a datos bien documentados y convincentes, el consenso decisional es más fácil de alcanzar y de acatar”, opinan los autores del informe semanal.
Denuncian que desde que comenzó la pandemia se echan en falta “datos precisos y entendibles” y ante su ausencia, las decisiones se toman de forma improvisada y sin criterios claros.
Recomiendan aumentar el muestreo y el rastreo para detener la transmisión comunitaria, concentrar los esfuerzos en el área metropolitana de San Juan donde está la mayoría de los contagios y fiscalizar de forma más rigurosa a los que no cumplen la orden ejecutiva. Si no lo hacemos, “podríamos recibir una muy desagradable sorpresa en la semana electoral, o en Halloween, Thanksgiving o Navidades, que nos hunda en una verdadera tragedia”.
Se debe mejorar la recopilación, procesamiento, actualización, análisis y divulgación de los datos. Pérez y Rodríguez piden al Gobierno que utilice los fondos federales disponibles para mejorar lo que “no ha hecho o ha hecho mal” durante la pandemia.
En la semana del 12 al 18 de octubre se produjeron 2,121 casos positivos detectados con pruebas PCR, la segunda semana consecutiva en que los casos superan los 2,000. Esto es lo que en el análisis se denomina un “repunte gemelo”, dos semanas consecutivas con más de 2,000 casos. Esta situación se ha producido en otras dos ocasiones: en agosto y septiembre. Los expertos consideran que si no se ha llegado a los 3,000 casos positivos semanales es gracias al uso obligatorio de las mascarillas y al toque de queda.
Pero mientras sube el número de contagios, el número de defunciones se mantiene bajo, 26 en la semana del 12 al 18 de octubre y las hospitalizaciones cayeron a 292 el 17 de octubre, el nivel más bajo. Es un comportamiento contradictorio, que “requiere una explicación del Departamento de Salud. Nosotros opinamos que la baja en hospitalizados y fallecidos se ha debido, principalmente, al excelente y vanguardista cuidado médico-hospitalario que nuestros pacientes han estado y están recibiendo de nuestros profesionales de la salud”.