La caída de la inversión pública y privada es uno de los elementos responsables de la debilidad de la economía de Puerto Rico. Para reactivar la economía el gobierno debería desarrollar políticas que fomenten la inversión en lugar de la actual política de fomentar el consumo. Ni el gobierno ni el sector privado están invirtiendo.

“Tenemos un paciente al que le estamos inyectando adrenalina, pero las posibilidades de reactivarlo se perdieron porque los órganos vitales ya están demasiado debilitados”, explicó el economista Santos Negrón. “Tenemos que restaurar el organismo, no simplemente inyectarle estimulantes, que es la filosofía que opera en Puerto Rico y que es filosofía de corto plazo. Nuestro problema es de largo plazo. De un modelo que se agotó”. El economista hizo estas declaraciones durante su participación en el programa de radio “Es la economía, ¡estúpido!”, de Bonita Radio. Pueden escuchar la entrevista de forma integra en Bonita Radio, y de la que le ofrecemos un resumen.

La caída de la inversión privada y pública ha sido significativa y en la actualidad es casi la mitad de lo que era en el 2004.

Crece el consumo, se mantienen estables los gastos del gobierno, se mantiene la capacidad de exportación, aunque débil, pero lo que colapsa es la inversión. “La inversión es la creación de capacidad productiva para el futuro. Si cae la inversión en el presente la economía no puede crecer en el futuro”. Por eso Negrón critica que se quiera activar los componentes del consumo en vez de la inversión.

Tras la pérdida de los fondos 936, el gobierno, durante décadas, trató de compensar la pérdida de inversión con la emisión de deuda.

“El gobierno de Rosselló virtualmente sostuvo la economía de Puerto Rico en el aire por mucho tiempo, porque había capacidad de colocación de deuda y proyectos a granel. Se llenó de cemento a Puerto Rico, como decía Doña Sila”. Fue la época de la construcción de carreteras, del supe acueducto, del coliseo.

“Ese gobierno disfrazó la caída estructural de la economía de Puerto Rico con inversión pública, hasta que se le agotó al gobierno su capacidad de endeudamiento y su capacidad de construcción. El gobierno hizo maravillas pero no podía hacer milagros. Se acabaron las opciones espectaculares de avance económico, ahora tenemos que seguir a los fundamentos económicos, que no están en soluciones mágicas. Están en proceso lento, de largo plazo”.

Por eso el economista explica que ésta no es una crisis cíclica, sino estructural. No se resuelve diciéndole a la gente que van a pagar menos contribuciones y a partir de ahí la economía repunta. “Eso pasa cuando la base económica, la estructura está dispuesta a responder, pero no cuando la estructura está debilitada”.

Negrón opina que hay que revisar la capacidad productiva de la economía y dejar de buscar soluciones mágicas.

El experto fue crítico con la estrategia del gobierno de eliminar el déficit presupuestario. “Hay un error conceptual bien serio en la estrategia de bajar el gastos y aumentar los ingresos”. Es positivo reducir el déficit, pero “no sería meritorio si esta estrategia viene acompañada por el desmantelamiento de los servicios básicos a la ciudadanía”.

“La función del gobierno no es cuadrar el presupuesto, sino prestar servicios a la comunidad.

Santos Negrón habló también de la Ley 154, que impone un arbitrio temporal a las corporaciones foráneas.

“El gobierno de Puerto Rico, ante la debilidad de los recaudos sacó de la manga, una carta que es una carta soberana. Nadie le dijo a Puerto Rico que tenía que hacer eso. Ni se lo impuso el Congreso ni ninguna empresa. Puerto Rico lo hizo porque todavía hay margen de crecimiento en el Estado Libre Asociado (ELA) que ha sido ignorado. Puerto Rico entendió que como esas empresas están aquí le podemos imponer ese arbitro. Tenemos esa capacidad porque operan en nuestra jurisdicción y nosotros ejercemos un acto soberano de control de nuestro territorio. Es una acción que demuestra que en su momento el ELA es más potente de lo que la gente cree. La autonomía fiscal no es un mito, existe”.

Lo interesante e irónico, dice, es que lo ha hecho un gobierno del Partido Nuevo Progresista.