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Por Luisa García Pelatti

Se cumplen 10 años de crisis económica y no parece que el fin esté cerca. Según un estudio realizado por la firma Estudios Técnicos, Inc. no se volverá a alcanzar el nivel que tenía la economía en el 2006 hasta el 2034. La economía empezará a recuperarse a partir del  2026.

Los próximos 10 años van a ser muy duros y se seguirán produciendo contracciones en la actividad económica y pérdida de población. La firma pronostica una contracción de 7.4% entre este año fiscal (-3.0%) y el próximo (-4.4%). Los primeros cinco años serán de ajuste y los cinco siguientes de recuperación, explicó Kevin González Toro, que coordinó el estudio “Puerto Rico 2030”.

Las tendencias en la economía mundial y en la de Estados Unidos generarán un alto nivel de incertidumbre. Y por su fuera poco, se espera que aumente el precio del petróleo y las tasas de interés, dos aspectos negativos para la economía de la Isla.

La caída de la población se refleja especialmente en la formación de hogares, que es una variable crítica para la venta de viviendas, enseres y autos. Si en el periodo de 1970 a 1980 se formaban 23,000 hogares al año, la cifra caía a 18,600 entre 1980 y 1990; a 11,000 hogares anuales entre el 2000 y 2010; y se desplomaba a sólo 6,700 hogares anuales en entre 2010 y 2020.

“Eso quiere decir que el mercado de vivienda nueva no va a tener una demanda muy grande”, explicó José J. Villamil, presidente de la junta de director de Estudios Técnicos, durante una presentación ante la Asociación de Ejecutivos de Ventas y Mercadeo de Puerto Rico (SME, por sus siglas en inglés).

Las empresas debe estar preparadas para un clima permanente de incertidumbre y turbulencia; una población que se reduce y una menor productividad de la fuerza laboral; las medidas de austeridad restringirán los gastos de consumo; el envejecimiento de la población llevará a cambios en los patrones de consumo.

Las reducciones en los gastos del gobierno afectarán de forma irremediable a la nómina, que es casi la mitad del presupuesto. Por cada dólar que se reduzca el gasto público se producirá una disminución de 45 centavos en la nómina del gobierno.

Una reducción de $2,000 millones en el presupuesto del próximo año fiscal tendrá un impacto de entre $700 millones y $800 millones en la nómina. Y esas personas que dejarán de trabajar se traducirán en menos consumo, menos Impuesto sobre Ventas y Uso (IVU) y menos contribuciones sobre ingresos.

Villamil recomendó mirar menos a Detroit y más a economías como Dinamarca, una economía pequeña que ha sido extraordinariamente exitosa en integrarse a redes de producción de conocimiento a través de toda Europa.