Hasta ahora la cifra oficial era de 64 víctimas mortales
Por redacción de Sin Comillas
La tasa de mortalidad aumentó entre septiembre de 20017 y febrero de 2018 provocando un exceso de muertes que se asocia al paso del huracán María (20 de septiembre de 2017) y que se estima en 2,975, según los resultados del estudio realizado por la Escuela de Salud Pública del Instituto Milken de la Universidad George Washington, a petición del gobierno.
El estudio compara la tasa de mortalidad durante seis meses después del huracán con la tasa de mortalidad que se habría esperado si no hubiera llegado el huracán. Se tomó en cuenta que 280,000 personas se fueron de Puerto Rico a Estados Unidos entre septiembre de 2017 y febrero de 2018. El informe, que costó unos $350,000, incluye un análisis de cómo el gobierno certificó las muertes oficiales y sobre cómo las comunicó.
Uno de los hallazgos del estudio señala que, aunque el aumento en la tasa de mortalidad se observó en todos los niveles sociales y grupos de edad, el riesgo de fallecimiento era 45% más alto para las personas en municipios con niveles socioeconómicos más bajos y para los hombres mayores de 65 años. En 40% de los municipios la tasa de mortalidad fue más alta en el periodo que va de septiembre de 2017 a febrero de 2018.Este resultado indica que los esfuerzos de asistencia y recuperación deberán enfocarse en los municipios de ingresos más bajos, en la ayuda a las personas mayores y la población más vulnerables.
A punto de cumplirse 12 meses del paso del huracán María, el gobernador Ricardo Rosselló ha ordenado que se actualice el número de muertes oficiales asociadas al huracán de 64 a 2,975. El número real de muertes excesivas se estimó estadísticamente en el rango de 2,658 a 3,290.
Durante una conferencia de prensa, Rosselló aceptó que se cometieron errores y asumió la responsabilidad por ello, pero rechazó que las decisiones hayan tenido consideraciones políticas.
El gobernador anunció la creación del Comité 9/20 con el objetivo de que se acojan las recomendaciones del estudio para que se puedan tomar medidas de cara a otro huracán.
Rosselló reconoció que la huracán María, a su paso por Puerto Rico, ocasionó una “devastación sin precedentes”. Explicó que la subestimación del número de muertes oficial fue debido al retraso en la emisión de certificados de defunción debido a la lentitud con la que se trabajó tras el huracán y a que los médicos que certificaban las muertes no estaban entrenados para atender “una devastación como ésta”.
Al completar los certificados de defunción, los médicos sólo consideraron como muertes asociadas al huracán a las que estaban directamente relacionadas, como el colapso de una estructura, el golpe de proyectiles o inundaciones. No se tomaron en cuenta las muertes relacionadas al huracán si se habían producido como resultado de un impacto indirecto, como fue el caso de personas que no tuvieron acceso a servicios médicos. Según el estudio, los médicos no conocían los protocolos para certificar muertes tras un desastre natural.
El gobernador reconoció que los planes de comunicación del gobierno no eran los adecuados para un huracán de esa magnitud y no había un protocolo integrado de comunicaciones. “Todos los protocolos estaban fijados en un huracán categoría 1”, dijo Rosselló y esta experiencia nos enseña que “hay que anticipar lo peor”. Los planes no contemplaban que toda la Isla se quedaría sin comunicaciones, sin electricidad y sin carreteras accesibles. Ahora se han actualizado los planes de comunicaciones para un huracán categoría 5.
En el estudio, los entrevistados claves indicaron que percibieron que las muertes eran más altas a las informadas por el gobierno, que los altos funcionarios del gobierno mostraban estar desconectados de la realidad, que no había transparencia en la presentación de informes, que se retuvo información de forma intencional para evadir la responsabilidad y que no se implantaron los sistemas adecuados para determinar el número de muertos.
El gobernador anunció su intención de construir un memorial a las víctimas. Por otro lado, se creará un registro de personas vulnerables, que incluirá a pacientes de diabetes, que necesiten diálisis y en general personas de edad avanzada y/o que residan en égidas.
El informe presentado forma parte de una primera fase. En una segunda fase se examinarán los certificados de defunción de los meses posteriores al huracán y se intentará determinar, mediante entrevistas, si las muertes se deben atribuir a la tormenta
La investigación se realizó en colaboración con la Escuela Graduada de Salud Pública de la Universidad de Puerto Rico.