Editorial

El martes, el Gobierno celebró su tercera Cumbre de Desarrollo Económico. Las cumbres sirven para que el gobierno pueda comunicar sus logros directamente al sector privado, sin tener como intermediario a la prensa. La de este año ha sido una de las mejor organizadas y efectivas a la hora de transmitir la información.

El manejo del tiempo fue muy bueno (en estas actividades siempre se suele ir acumulando retraso en las presentaciones) y si lo que se quería era que empresarios y ejecutivos de empresas supieran qué ha hecho el gobierno en cada sector lo hicieron bien: presentaciones cortas, al grano, sin presentaciones que distrajeran y siempre con un video que resumía los logros al final de cada presentación y con una música (una colega dice que era música de olimpiadas) de esas que te hacen sentir que somos los mejores. No se equivoquen, no es sarcasmo. Detrás de todo creo que había muchas horas de ensayo y preparación y se notaba que se habían cuidado todos los detalles.

Las cumbres no siempre han sido así. Recuerdo, en el 2004, la que se celebró siendo Gobernadora Sila María Calderón en el Centro de Recepciones del Gobierno. La organización fue desastrosa (hacía calor, no había sillas para todos y no se cumplía el calendario). En cambio, el sector privado tuvo una participación más amplia.

En la cumbre de ayer, la participación del sector privado tuvo dos componentes. Uno: al final de cada presentación un empresario, previamente seleccionado, contaba su experiencia. Cómo el gobierno le había ayudado a lograr sacar adelante su empresa. Y en esa selección también fueron efectivos. Eran historias de éxito, de superación, algunas realmente conmovedora, con empresarios y empresarias muy elocuentes. Dos: la creación de cinco consejos asesores.

Pero para los miembros de la prensa fue una de las cumbres menos noticiosas. No había nada nuevo más allá de la creación de los consejos asesores, que ya había adelantado un diario la mañana de la cumbre. No había noticias: ningún proyecto nuevo, ni expansiones, ni construcciones, ni inversiones. Nada que no hubiéramos escuchado ya y que se hubiera contado ya. Pero la cumbre no fue para la prensa, sino para el sector privado. Y en ese sentido la valoración que hacía un participante a la salida es elocuente: “Esto ha estado excelente”.