Por redacción de Sin Comillas

La propuesta de compra de Time Warner por AT&T, anunciada en octubre de 2016, acabará en los tribunales. El Departamento de Justicia de Estados Unidos se opone a la fusión y dejará que un juez decida si se realiza la operación, valorada en $85,400 millones.

La divisón antimonopolio del Departamento de Justicia se opone a la fusión porque dice no es de interés público.

El acuerdo crearía un gigante de los medios. Por sí mismo, AT&T es uno de los proveedores de Internet y telefonía más grandes del país. Con la adquisición, en el 2015, de DirecTV, la compañía de televisión por cable más grande del país, también se convirtió en el distribuidor de televisión más grande en los Estados Unidos.

Los exigentes requisitos del Gobierno para autorizar el acuerdo, que incluían la venta de la cadena CNN y del operador por satélite DirecTV, adelantaban que la última palabra la tendría el poder judicial puesto que, sin esos activos, la integración dejaría de tener sentido.

La operación se anunció poco antes de las elecciones presidenciales. Como candidato republicano, Donald Trump ya aseguró que no permitiría la fusión si se convertía en presidente de Estados Unidos.

En 2011, por ejemplo, cuando Obama era presidente, el Departamento de Justicias aprobó un trato similar: la adquisición de Comcast de NBCUniversal, luego de imponer numerosas condiciones a la transacción.

El objetivo de compra de Time Warner por parte de AT&T busca crecer en contenidos y liderar los nuevos hábitos de los usuarios respecto al consumo de televisión. Entre las propiedades de Time Warner están el canal HBO, Warner Bros., y Turner Broadcasting, que incluye el canal de noticias CNN.

Las incertidumbres de la operación han provocado una caída del 17% de las acciones de AT&T desde enero.