Por Luisa García Pelatti
A la hora de privatizar sus operaciones, la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) debería considerar el modelo español: un mercado de electricidad semi-privado, señala Heidie Calero, presidenta de de H. Calero Consulting Group, en la última edición de su publicación “Economic Pulse”.
En España, el mercado de electricidad se divide en regiones. En cada una de ellas opera una compañía privada. “La novedad, frente a la plena dicotomía pública/privada que enfrentamos aquí, es que el estado financia la inversión en el largo plazo, pero las empresas de servicios públicos financian el flujo de efectivo de inversión de cada proyecto (y se espera que sean compensadas por el costo de oportunidad de su capital). Así, las empresas de servicios públicos gestionan su propio capital a corto plazo, mientras que el gobierno financia el proyecto final reconociendo la proporción de costos asociados que se consideren legítimos”, explica.
Calero considera que la privatización de la AEE podría beneficiarse de esta estructura de incentivos, donde las ganancias dependen de la eficiencia reconocida por el gobierno.
El principal reto de la AEE, opina, es el futuro modelo operativo y la ausencia de un proceso de optimización para determinar la prioridades de inversión de la corporación pública.