Por el Dr. Francisco Montalvo Fiol*
Desde hace casi un siglo, el dólar de los Estados Unidos es la moneda internacional por excelencia. Cuando un importador de vinos japonés compra merlot chileno este fija sus precios y adquiere la mercancía en dólares no en pesos chilenos. El dólar no es solo la moneda de los Estados Unidos, sino del mundo. Al presente, esta situación le ha dado un estatus especial al dólar. Todo esto está cambiando.
En la década del 1970, el dólar llego a representar aproximadamente 85% de las reservas mundiales. Pero en las últimos años, el persistente déficit en cuenta corriente y la creciente deuda externa (a punto de sobrepasar $16 billones – más de 110 por ciento de la economía actual para junio de 2012) del país han hecho tambalear la confianza en el billete verde. Actualmente, el dólar constituye un poco más del 60% de las reservas monetarias mundiales.
Movimientos telúricos (económicamente hablando) de gran impacto están ocurriendo en la geopolítica global. En enero de este año, China, Japón y Corea del Sur, las tres principales potencias económicas asiáticas, anunciaron su intención de negociar lo que tal vez pudiera ser el tratado de libre comercio más grade de la historia impulsando el uso directo del yuan chino (renminbi) y el yen en su intercambio comercial en vez del dólar norteamericano. Este mismo arreglo ha sido pactado entre China y los Emiratos Árabes Unidos con la compra de petróleo. Por otro lado, India ha acordado comprar petróleo de Irán, país afectado por sanciones internacionales impuestas por occidente, en oro y no en dólares. Rusia e Irán han acordado realizar sus transacciones internaciones en rublos rusos. El socio comercial más importante de África, China utiliza su moneda y no el dólar.
En su reciente reunión anual, los presidentes de los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) que actualmente experimentan ritmos acelerados de crecimiento económico han expresado su interés en crear un banco internacional que rivalice al Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) que son instituciones creadas por los países occidentales como parte de los acuerdos de Brenton Woods a finales de la Segunda Guerra Mundial. Según el mismo Banco Mundial, los BRICS dominarán más de la mitad de la economía mundial en 2025.
Dos de los mayores socios comerciales de petróleo en el mundo, China y Arabia Saudí, todavía utilizan petrodólares en sus transacciones. ¿Por cuánto tiempo? En marzo de este año China importó 1.4 millones de barriles de petróleo por día procedentes de Arabia Saudita. Recientemente, Sinopec y Aramco, las empresas petroleras de los dos países, se unieron para construir una de refinería de petróleo más grande del mundo en Arabia Saudita. De aumentar del comercio bilateral entre los dos países, en algún momento pudieran decidir que la participación de dólares estadounidenses en cada transacción es innecesaria y costosa, y podrían abandonar el dólar.
El valor del dólar se basa, en gran parte, en su rol protagónico en el comercio mundial. Si ese papel desaparece o disminuye, gran parte del valor del dólar se podría evaporar. Consecuencias: una inflación masiva, altas tasas de interés y aumentos sustanciales en el costo de los alimentos, ropa, y gasolina. En esta situación, el gobierno norteamericano se le haría sumamente difícil el financiar sus deudas. Bajo este escenario, el castillo de naipes, construido en el supuesto de que el mundo se basa en dólares de Estados Unidos para siempre, se vendría abajo.
El futuro del dólar sigue generando encendidas polémicas. La opinión general es que, aunque a corto plazo siga dominando el escenario económico mundial, a más largo plazo, entrará nuevamente en declive y quedará definitivamente destronado. Una encuesta reciente realizada entre dirigentes de fondos soberanos de bancos centrales arrojó que la mayoría visualizaban la salida del dólar como moneda de reserva global durante los próximos 25 años. Varios académicos, incluyendo investigadores del National Bureau of Research en Washington, D.C. han comparado el comportamiento histórico de la libra esterlina con el dólar norteamericano y como la libra perdió su status como moneda de reserva y comercio global a principios del siglo XX y analizaban las posibilidad de que repita la historia con el dólar.
Pero, es necesario preguntarse qué moneda reemplazaría al dólar norteamericano. Según algunos, el euro; según otros, el yen japonés o el yuan chino. Otros proponen una nueva moneda mundial de reserva respaldada con oro (quizá el “Special Drawing Rights” o SDR del FMI). El saliente presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, ha propuesta la creación de una nueva moneda formada de una canasta de monedas incluyendo el dólar, el euro, el yen, la libra esterlina y el renminbi. Pero ninguno de estos candidatos es perfecto. De hecho, no hay ninguna alternativa obvia lista para ocupar el lugar del dólar. Una moneda de reserva global necesita contar con mercados de liquidez financiera de gran tamaño que al presente ofrece el dólar norteamericano. En fin, la pregunta no es sobre si veremos una moneda global sino cuándo.
Por muchos años Puerto Rico se ha beneficiado del status del dólar como moneda de reserva mundial o de su “privilegio exorbitante” como lo llamara el presidente francés Charles de Gaulle. Una baja en el valor de dólar implicaría una reducción en el poder adquisitivo del ciudadano puertorriqueño. Como isla, Puerto Rico depende en sistemas de trasportación que utilizan petróleo denominado en dólares para importa y exporta sus mercancías. Sería importante entender el impacto que tendría este evento sobre los tres “pilares” de la economía de la Isla: el gobierno ($28B), fondos federales ($22B) y la economía subterránea ($15B). A diferencia de estados y otras jurisdicciones norteamericanas, la economía subterránea de la Isla constituye un parte significativa (más del 20%) de la economía y se hace gran parte de sus transacciones en efectivo. También hay varios países con economías dolarizadas en la región como El Salvador y Panamá. Investigadores de la Universidad de Wisconsin recientemente estimaron que más de un tercio de todos los dólares en circulación se encontraban fuera de los Estados Unidos.
Nos movemos inevitablemente hacia un nuevo orden monetario mundial que tendrá enormes repercusiones. Tal vez el cambio no sea de un día para otro. Pero, definitivamente podemos concluir que nos espera un mundo más diverso y más complicado.
* Profesor de Universidad Interamericana de Puerto Rico, Recinto de Bayamón.