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Por Luisa García Pelatti

Cuando viene a Puerto Rico un economista de la talla del premio Nobel Joseph Stiglitz, es difícil resistirse a pedirle que nos dé algunos consejos para sacar a la economía de la Isla de la crisis en que se encuentra. En la conferencia de prensa, tras su participación en la actividad organizada por el Centro para una Nueva Economía, surgió la pregunta. Y esta fue su respuesta.

“Hay cosas que se pueden hacer y que hay que hacerlas muy rápido. Y hay cosas que puedes empezar a hacer, como poner presión al gobierno de Estados Unidos. Hay cosas que serían más flexibles de conseguir ahora, que hay una crisis, que hace 10 años”, señaló Stiglitz.

Y dio un ejemplo. Los costos adicionales asociados a la Ley Jones. “Los programas de transferencias de Estados Unidos no están diseñados para una economía con el ingreso per capita de Puerto Rico. Así que traten de decirle a Estados Unidos: dennos más flexibilidad. Díganles: no estoy pidiendo más dinero, lo que queremos es que nos den más flexibilidad para diseñar un programa que sea apropiado para nuestras condiciones”.

Cree que Puerto Rico necesita ir con una agenda bien articulada y que la opinión pública, hispana y no hispana, la apoyaría. Opina que hay muchas posibilidades de éxito, aunque no lo garantiza, pero dice que al menos hay que intentarlo.

Hay otras cosas que se pueden hacer que no requieren la intervención de Estados Unidos. Propone la creación de un banco de desarrollo. ¿Le habrán contado que ya tenemos uno aunque está al borde de la quiebra?

Otros asuntos que recomienda incluir en la agenda de trabajo es la reducción del costo de la electricidad y la facilidad para manejar el sistema de permisos y reglamentos a través de un centro único de servicios. Dijo que hay que reducir el costo del gobierno para que ese dinero se pueda utilizar en otro lado de la economía, de otra forma.

Sobre las agencias acreditadoras, dijo que son “un verdadero misterio para mí” y que tenemos pruebas de que son corruptas, en un sentido amplio del concepto. Están desacreditadas y deben degradarlas, dijo en tono de broma.

Comentó que las empresas son “vagas” y no quieren hacer sus propias investigaciones, por eso dependen de las agencias acreditadoras.

En el caso de la degradación de la deuda de Puerto Rico, señaló que ha habido poca respuesta del mercado de bonos. Una de las interpretaciones es que la degradación no ha sido una noticia. “El que las agencias digan que Puerto Rico tiene problemas no les dice a la gente algo no supieran desde antes”.