Por Luisa García Pelatti

Los datos más recientes del Departamento de Salud indican que 1,024,298 personas ya se han vacunado completamente contra el COVID-19, lo que representa el 31% de la población. Un 39% de la población ha recibido al menos una dosis. Las cifras del “Tracking Coronavirus Vaccinations” del New York Times son algo inferiores, 30% está completamente vacunado y 43% ha recibido al menos una dosis.

La inmunidad de rebaño se logra cuando al menos un 70% de la población se vacuna. La demógrafa Judith Rodríguez y el médico salubrista Ibrahim Pérez recomiendan llegar a 60% de la vacunación completamente vacunada para el mes de julio. Es lo que llaman el modelo israelí, donde el 56% de la población ya ha recibido las dos dosis de la vacuna, según datos del New York Times.

En Puerto Rico, alcanzar esa meta significa que 953,235 personas deberán completar su vacunación antes de los días festivos del mes de julio, cuando las personas pueden volver a reunirse con familia y amigos. La aprobación de la vacuna de Pfizer para adolescentes puede ayuda a lograr esa meta.

En Estados Unidos, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) publicaron la semana pasada que las personas que han recibido las dosis completas de las vacunas podría dejar de usar las mascarillas bajo algunas circunstancias. “La recomendación del CDC de eliminar el uso de la mascarilla en los completamente vacunados no puede ser aceptable para Puerto Rico”, señalan Rodríguez y Pérez. Explican que en la Isla el proceso de vacunación va más lento. Frente al 37% de la población en Estados Unidos que ha recibido las dos dosis de la vacuna, en Puerto Rico sólo se han vacunado completamente el 31%.

Los casos positivos de COVID-19 han bajado a 1,533 la semana que terminó el 9 de mayo, después del repunte del mes de abril, cuando los casos positivos superaron los 5,000 durante las primeras dos semanas. Pero todavía no hemos regresado a los menos de 1,000 casos positivos de las primeras semanas de marzo. El promedio diario de fallecidos este mes de mayo, 7.2, sigue siendo el más alto desde enero.

El infectólogo Miguel Colón, uno de los médicos que más casos de COVID ha manejado durante la pandemia, explica que el repunte del abril se produjo debido a la presencia de nueva cepas meas contagiosas, pero que produjeron menos hospitalizaciones y fallecidos que en el repunte del mes de noviembre gracias a las vacunas.

En el más reciente repunte, la mayor parte de los afectados han sido personas mayores de 60 años no vacunadas y pacientes inmuno-suprimidos, especialmente los de trasplante de riñón. Pero esta vez hay un gran número de jóvenes que no se vieron afectados en la primera ola, y que en muchos casos han necesitado largas estadías hospitalarias y tratamientos.

Colón destaca que en el repunte de abril ha habido un “agravante logístico”: un aumento en las admisiones a cuidado intensivo de pacientes con otras enfermedades crónicas que están fuera de control y el agotamiento y retiro de del personal de cuidado intensivo.

“Las vacunas han hecho la gran diferencia entre los dos repuntes”, explica Colón. “Este segundo repunte pudo haber sido peor que el primero si no hubiésemos tenido el atenuante de las vacunas. Imaginen lo que podría pasar, si de ahora a julio no nos vacunamos masivamente. Si nos atacara una nueva y más virulenta cepa durante esos días festivos de julio, sin que para entonces estemos más protegidos por la vacunación, podríamos tener que enfrentar otro repunte que podría multiplicar exponencialmente las muertes en el país”.