Por Luisa García Pelatti

El año 2020 será un año de retos donde se verá si las políticas públicas son capaces de generar el crecimiento económico que se necesita para poder pagar la deuda que se está renegociando con los bonistas.

“La economía necesita crecer pronto o los supuestos utilizados en la negociación con los bonistas deberán ser modificados. Algo que todos querrán evitar”, señala Heidie Calero, presidenta de H. Calero Consulting Group.

La llegada de una cantidad menor a la esperada de fondos federales para la recuperación del huracán María (septiembre, 2017) ha provocado una contracción de la actividad económica en el 2019, que ha devuelto la economía a terreno negativo. La falta de resultados de iniciativas como las Zonas de Oportunidad y que no se hayan completado reformas estructurales, como la del sistema de pensiones, causan preocupación sobre las perspectivas del año que está a punto de empezar.

En “Economic Pulse”, una de las publicaciones de la firma, Calero subraya la debilidad de la economía a lo largo del 2019, a pesar de algunos aspectos que considera positivos, entre ellos “los primeros frutos de la reestructuración de la deuda”. Sin embargo, los acuerdos de reestructuración de la deuda se basan en supuestos poco realistas, como que se desembolsarán todos los fondos federales aprobados y que se aprobarán todas las medidas de austeridad.

Tras la parálisis de la actividad económica experimentada en los meses posteriores al huracán, la economía pasó por un periodo de repunte de la actividad económica que duró hasta mayo de 2019,

En los cinco primeros meses de este año, el Indice de Actividad Económica creció 2.7%, pero se contrajo 0.4% entre junio y octubre. Pero el escenario podría empeorar si el Indice de Actividad Económica retorna a la tendencia que venía arrastrando desde 2012, con caídas mensuales promedio de 1.9%.

Calero explica que el regreso a periodo de contracción se debe al retraso en el desembolso de los fondos de recuperación, la falta de reformas estructurales, la emigración y la falta de planes estratégicos de desarrollo económico. Además, la posibilidad de que Donald Trump gane las elecciones en Estados Unidos se traducirá en menos apoyo para la economía de Puerto Rico.