Por Omaya Sosa Pascual | Centro de Periodismo Investigativo
Es oficial. En los primeros 40 días de la emergencia causada por el huracán María en Puerto Rico murieron al menos 985 personas adicionales en comparación con el mismo periodo en 2016.
Si se suman septiembre y octubre, ya que además pasó el huracán Irma por la Isla, la cifra se eleva a 1,065 muertes. Esto pese a que este año Puerto Rico habría perdido sobre 100,000 habitantes por la migración, según los estimados del Center for Puerto Rican Studies de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
Desde el 20 de septiembre, día en que el histórico ciclón categoría 4 castigó a toda la Isla con vientos de 155 millas por hora dejándola sin electricidad, la tasa promedio de muertes diarias aumentó en un 43% con picos de cerca de un 80% en días como el 21 y el 25 de septiembre. En octubre, las muertes aumentaron un 23.3%.
La mayoría de estas personas son hombres y mujeres por igual, mayores de 50 años, y murieron en hospitales y asilos con condiciones como diabetes, Alzheimer, paro cardiaco, fallo renal, hipertensión, neumonía y otras enfermedades respiratorias. En estos renglones hubo un aumento de muertes significativo con relación a 2016. En este periodo de septiembre y octubre, se dispararon las muertes especialmente en los hospitales y asilos, en comparación con 2016.
La información, que por primera vez da una noción oficial de la magnitud y el perfil de las muertes registradas tras el huracán María, surge de los datos oficiales sobre este periodo crítico que se hace pública por primera vez hoy por el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) tras ser entregada por el Registro Demográfico.
Aunque en septiembre se registró un incremento de muertes en todos los segmentos de edades a partir de los 50 años, en octubre, este aumento se dio en todos los segmentos a partir de los 18 años.
En septiembre, el mayor pico de aumento en muertes se vio entre las personas de 70 a 79 años y en octubre entre los de más de 90 años.
Sin embargo, llama la atención que en octubre se registraron aumentos significativos incluso en los segmentos 30 a 39 años que registró un incremento de un 36% en muertes, y de 40 a 49 años que registró un 23.3%.
Los datos confirman los hallazgos de una investigación del CPI publicada el 28 de septiembre que revelaba que en ese momento había docenas y posiblemente cientos de muertes vinculadas al huracán, contrario a la cifra oficial de muertes del gobierno que se mantuvo en 16 víctimas durante las primeras dos semanas de la emergencia. Hoy, a más de dos meses de la catástrofe, la cifra oficial permanece en 64 debido a la pobre metodología que se está utilizando para analizar y contabilizar los casos, según encontró el CPI.
La revelación de datos también confirma con datos las versiones de familiares de víctimas entrevistados que apuntan a problemas con servicios esenciales de salud tales como diálisis, ventiladores, oxígeno, y otras circunstancias críticas causadas por la falta de electricidad en hogares y hospitales por todo Puerto Rico.
José A. López, el único demógrafo del Registro y persona a cargo de analizar estos datos, sostuvo en entrevista con el CPI que la tendencia de aumento en muertes en ambos meses post-María es significativa y que el hecho de que el gobierno no haya podido vincular más muertes al desastre es muestra de que el proceso actual para documentar causa de muerte en casos de desastre no funciona y debe de ser reformado. La semana pasada López y el Departamento de Salud comparecieron ante el Senado por una investigación las fallas en el proceso de contabilizar las muertes vinculadas a María precisamente para solicitar que comience el diálogo a esos efectos y liderar el proceso de cambio en el sistema.
“Nos hemos dado cuenta con este proceso (del huracán María) de la necesidad de fortalecer la documentación de las causas de muertes y las circunstancias que están alrededor de las causas de muerte que provocan dicha consecuencia. Eso tiene que estar documentado”, dijo el demógrafo.
“Esto tiene que tener una discusión seria y honesta de todos los sectores implicados”, añadió al señalar que en el país hay una falta de entendimiento del proceso y su importancia..
Según López, desde el punto de vista de salud pública, cualquier aumento de más de 15% en tendencias de mortalidad debe de ser mirado en profundidad para conseguir una explicación, pues es indicativo de que algo anómalo está pasando. En el caso de algunas enfermedades contagiosas, por ejemplo, ya cuando se registra un incremento de un 3% “hay que salir corriendo”, agregó.
“Es importante porque una vez tengamos un cuadro más claro de la mortandad en Puerto Rico, esto nos permite planificar y realizar planes de trabajo para mejorar la salud pública y prevenir muertes, más aún cuando este tipo de eventos va a seguir ocurriendo. Según los científicos, del calentamiento global está hirviendo el Caribe”, sostuvo.
Actualmente, la vinculación de una muerte por un desastre depende casi exclusivamente de que un médico haga una anotación relacionada al huracán en el certificado de defunción además de la causa clínica de muerte, pero tanto médicos como hospitales sostienen que su responsabilidad y radio de conocimiento es estrictamente el clínico. Además, el médico que certifica la muerte en la mayoría de los casos aunque muchas veces no es el mismo médico que estuvo a cargo del paciente. Por tanto, la mayoría de los certificados de defunción no incluyen la información adicional sobre las demás circunstancias que pudieron llevar a la descompensación y eventual muerte o aceleración de muerte de esa persona, tales como el estrés causado por la emergencia, la falta de electricidad, de servicios de transportación, de medicamentos, y la falta de acceso a servicios de salud, cambios en la alimentación, y aumento en las temperaturas del ambiente, entre otros.
Aunque los datos provistos el miércoles por el Registro Demográfico son preliminares hasta que cierre oficialmente el año estadístico con una revisión final, al momento están entrados en un 98% para septiembre y octubre. Los datos de noviembre, cuando buena parte de la población aún vivía sin energía eléctrica, aún no está disponible. Según estos datos, en septiembre de 2017 se registraron 2,883 y en octubre 2,906, en comparación con 2,367 y 2,357 en septiembre y octubre de 2016.