Héctor Tavárez. (Foto suministrada)

Por Héctor Tavárez y Ricardo J. Santiago García*

El concepto de resiliencia ha sido de interés no solo para los investigadores, sino también para las agencias gubernamentales y no gubernamentales. Tanto así que se pueden observar múltiples proyectos subvencionados por agencias que estudian la resiliencia ante diferentes perturbaciones. Diversos estudios se han enfocado en contribuir a la resiliencia de una región y, dependiendo del enfoque, se investigan temas económicos, sociales y ambientales. Sin embargo, la resiliencia ha sido difícil de evaluar y estudiar en múltiples estudios. ¿Qué significa resiliencia? ¿Existen diferentes subtemas asociados a la resiliencia? ¿Por qué es importante entender el concepto de resiliencia entre diferentes disciplinas? En este ensayo expandimos la discusión sobre el concepto de resiliencia y señalamos algunos casos que ameritan un diálogo sobre la resiliencia en Puerto Rico.

El término resiliencia no es nuevo, pero se ha hecho muy popular en las últimas dos décadas. Aunque los significados son parecidos y atienden asuntos similares, existen múltiples definiciones de resiliencia, lo cual ha ocasionado confusiones y dificultades para conceptualizar y llevar a cabo estudios empíricos. Algunos definen resiliencia como la medida de la capacidad de un sistema, o parte de un sistema, para absorber y recuperarse de la ocurrencia de un disturbio. Otros la definen como la capacidad para adaptarse a las situaciones adversas con resultados positivos. También definen resiliencia como la capacidad de un objeto o entidad para volver a su forma original después de una perturbación. A pesar de que estas variaciones en las definiciones se pudieran percibir como algo negativo, también tiene sus aspectos positivos debido a que ayuda a entender el problema de perturbaciones desde diferentes perspectivas y/o conceptos.

El término resiliencia tiene significados diferentes entre algunas disciplinas y las definiciones han evolucionado a través del tiempo. El propósito de este escrito no es expandir sobre la evolución de las definiciones. En su lugar, el objetivo es utilizar las definiciones más comunes para explicar el concepto de resiliencia y entender algunas situaciones que ameriten estudiar la resiliencia ante perturbaciones. Los próximos párrafos discuten la resiliencia desde diferentes disciplinas académicas y exponen algunos ejemplos sobre cómo evaluar la resiliencia.

Ricardo J. Santiago García. (Foto suministrada)

La resiliencia económica incluye tres atributos principales: la capacidad de recuperarse rápidamente de una perturbación (shock), la capacidad de resistir una perturbación y la capacidad de evitar la perturbación por completo. Existen diferentes casos donde se puede estudiar el concepto de resiliencia económica en Puerto Rico. Por ejemplo, se puede estudiar la resiliencia económica de los agricultores ante sequías extremas. Es decir, se puede evaluar la capacidad de los agricultores para recuperarse rápidamente de una sequía, la capacidad de resistir la sequía y la capacidad de evitar la sequía. Lamentablemente, la sequía puede alterar a su vez la producción agrícola de diferentes formas. Algunos elementos que se pueden evaluar son los ahorros disponibles, cambios en ingresos proyectados, reservas de agua disponibles (cisternas, pozos, etc.), habilidad de usar nuevas estrategias de preparación del terreno, obtención de tecnologías para producir cultivos que requieran menos consumo de agua, entre otros elementos que ayuden a entender la resiliencia económica. La evaluación de estos elementos atiende cada uno de los componentes que definen la resiliencia económica. Note que las perturbaciones económicas no hacen referencia únicamente a desastres naturales. Se puede estudiar, por ejemplo, la resiliencia económica de las compañías ante cambios en la demanda, precios, inflación o entrada de productores en un mercado competitivo.

Resiliencia ecológica es la medida de la persistencia de los sistemas y de su capacidad para absorber cambios y perturbaciones y, aun así, mantener las mismas relaciones entre poblaciones o variables de estado. En el contexto de eventos atmosféricos, por ejemplo, se puede estudiar la resiliencia ecológica de los ecosistemas afectados durante un huracán. Por ejemplo, se pueden evaluar la capacidad de los bosques para mantener sus patrones normales de ciclo de nutrientes y producción de biomasa después de haber sido afectado por un huracán. Se pueden estudiar las prácticas de manejo que se pueden llevar a cabo para aumentar la resiliencia ecológica ante un huracán. Desde una perspectiva más específica, se pueden analizar las prácticas de manejo que se pueden establecer para que los ecosistemas provean los mismos beneficios, o servicios ecosistémicos, que ofrecían antes del desastre natural.

Otro concepto estudiado es la resiliencia social. Algunos investigadores definen la resiliencia social como la capacidad de las personas, las unidades sociales y los sistemas sociales para hacer frente, resistir y/o recuperarse de los desastres. Por ejemplo, se puede evaluar la resiliencia de las comunidades en hacer frente, resistir o recuperarse de un terremoto. Se pueden estudiar las vías y estrategias que se deben establecer para lograr un estilo de vida similar al que tenían antes del terremoto. Algunos elementos que se pueden evaluar como parte de la resiliencia social son las vías de transporte, comunicaciones, riegos de salud, acceso a los alimentos, inundaciones, acceso a energía, etc. De hecho, bajo la definición de resiliencia social, se pueden estudiar algunos elementos de economía que pueden ayudar a explicar la resiliencia, tales como los ahorros, impacto al empleo, horas de trabajo, etc.

En Puerto Rico hay varias situaciones que ameritan evaluar la resiliencia economía, ecológica y social en muchas comunidades. A continuación se presentan situaciones que pudieran servir como base para estudiar la resiliencia desde diferentes perspectivas: (1) resiliencia de los agricultores afectados por huracanes o sequías, (2) resiliencia de las comunidades en zonas costeras que pudieran ser afectadas por tsunamis y la erosión costera, (3) resiliencia de las comunidades en zonas vulnerables afectadas por posibles inundaciones, (4) resiliencia de las comunidades y agricultores afectados por megaproyectos centralizados de placas solares en la zona, (5) resiliencia de los bosques ante fuegos forestales, cambio climático o huracanes. Existen muchas situaciones más que requieren un análisis de resiliencia. Los expertos deben ser capaces de identificar colaboradores que puedan asistir en la evaluación de la resiliencia, lo cual va a variar, dependiendo del caso de estudio.

En conclusión, entender la resiliencia económica, ecológica o social en una región es crucial para mejorar la calidad y sustento de vida de las familias puertorriqueñas. La resiliencia económica puede reflejar una estabilidad económica, lo cual permite que las familias y compañías planifiquen a futuro. La resiliencia ecológica se puede lograr con un buen manejo ambiental, permitiendo que los ecosistemas provean los múltiples beneficios directos e indirectos que ofrecen a las comunidades y productores de cualquier región. Los individuos y comunidades corren menos riesgos cuando se controlan los factores que afectan la resiliencia social. Estudiar la resiliencia económica, ecológica o social en una región provee las bases para establecer diferentes tipos de políticas, incluyendo políticas de conservación, desarrollo y agrícola.

* Héctor Tavárez es profesor e investigador en el departamento de Economía Agrícola y Sociología Rural del Recinto Universitario de Mayagüez; y Ricardo J. Santiago García es ecólogo para el Servicio Forestal de los Estados Unidos, Bosque Nacional El Yunque.