Por José E. Pérez*

El proyecto de la reforma contributiva que la administración está ponderando tiene una gran probabilidad de fracaso. Como está redactada, conlleva riesgos políticos y económicos de grandes proporciones. Su implementación seria compleja y costosa.

Si yo fuera el Gobernador sustituiría el IVU por un sistema tributario compuesto de dos elementos. El primero, sería un sistema de arbitrios para toda la importación de bienes que se venden en Puerto Rico. Se eximirían del arbitrio las medicinas y otros productos que ya tributan, tales como el petróleo. El arbitrio se cobraría en los muelles al entrar la mercancía como se hacía en el pasado. Los alimentos no procesados tributarían a una tasa preferencial de un 0.9%. Los recipientes de cupones de alimentos tendrían un crédito por concepto del arbitrio en los alimentos. El resto de los productos tributarían a un 9.9%. Los arbitrios captan un alto por ciento de tributación y son difíciles de evadir. Operacionalmente son fáciles de implementar con costos transaccionales más bajos tanto para el gobierno como para el comercio. Un periodo de transición del IVU a los arbitrios tendría que implementarse por algún tiempo.

El segundo elemento impositivo de la reforma conllevaría el implementar el IVA única y exclusivamente para tributar los servicios y alimentos procesados. Con un universo más pequeño de fiscalizar, Hacienda podría hacer una mejor labor para evitar la evasión. El porciento de captación sería muy superior. El IVA no debería pasar de un 9.9%.

Debido a que tanto la tasa de los arbitrios como la tasa del IVA que propongo son mucho menores que la tasa que se está discutiendo, el aspecto de regresividad es mucho menor. Además, con una tasa de tributación del IVA propuesto en un 16%, el incentivo para su evasión es sumamente alto. Aunque los arbitrios adolecen de otros males, quizás, en una base temporera podrían ser la solución para lograr enderezar las finanzas de Puerto Rico con la premura que se requiere.

* El autor es analista financiero.