Por redacción de Sin Comillas

El 22 de mayo, la tasa de positividad basada en pruebas moleculares cayó por debajo del 3% por primera vez desde que comenzó la pandemia. La Coalición Científica había establecido ese 3% como la meta para empezar a relajar las medidas contra el COVID-19. La tasa siguió cayendo hasta alcanzar su punto más bajo el 25 de junio, 1.2%. Pero a partir de entonces empezó a aumentar. El martes, 13 de julio, la tasa se elevó a 3.5%, la más alta desde el 18 de mayo, lo que supone un retroceso de dos meses. Y lo peor es que la tasa de incidencia sigue aumentando.

El fin de las restricciones, sin limitaciones de aforos en comercios, y sin la obligatoridad de que los vacunados lleven mascarillas, ha disparado los contagios, sobre todo entre los jóvenes.

El número de personas hospitalizadas ha subido a 57, el más alto desde principio de junio, sin embargo, las muertes se mantiene cerca de cero, gracias a las vacunas.

Hasta ahora, han recibido las dos dosis de las vacunas 1.8 millones de personas, un 54.6% de la población, y casi 2.1 millones han recibido al menos una dosis, un 62.5% de la población. La lentitud en el proceso de vacunación está retrasando, una y otra vez, la fecha en la que deberíamos alcanzar el 70% de la población completamente vacunada. Si hace unos meses se hablaba del mes de agosto y una semanas después de principios de septiembre, ahora la Coalición Científica estima que ese 70% de la población completamente vacunada no se alcanzará hasta el 10 de octubre.

Un 10% de las personas que se se han puesto la primera dosis de la vacuna no se habían puesto la segunda dosis ocho semanas después de la primera dosis. Además, todavía hay 74,407 personas mayores de 80 años que no se han vacunado.