Barack Obama

WASHINGTON (AP) — Con el plazo ya vencido, un Congreso cansado envió al presidente Barack Obama para su firma la ley encaminada a evitar un “precipicio fiscal” que habría aumentado los impuestos a la clase media y los recortes al gasto, culminando así un forcejeo que tensó al límite al dividido gobierno de Estados Unidos.

La aprobación del proyecto de ley en la Cámara de Representantes el martes por la noche con 257 votos a favor y 167 en contra selló un triunfo político para el mandatario, menos de dos meses después de que aseguró su reelección tras una campaña en la que pidió subir los impuestos a los ricos.

Poco después de la aprobación legislativa, Obama declaró en la Casa Blanca que “gracias a los votos de republicanos y demócratas en el Congreso, firmaré una ley que aumenta los impuestos al 2% de los estadounidenses más ricos al tiempo que impide alzas fiscales que podrían haber enviado a la economía de vuelta a la recesión”.

Obama hizo las declaraciones flanqueado por el vicepresidente Joe Biden, en un reconocimiento al papel del otrora senador como el principal negociador demócrata en las conversaciones finales para el acuerdo alcanzado con el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell.

Además de neutralizar los aumentos fiscales a la clase media y los recortes al gasto público que iban a entrar en vigencia con la llegada del Año Nuevo, la legislación incrementará los impuestos a los individuos que ganan más de $400,000 y a las parejas que reciben $450,000. Son cifras más elevadas que las de $200,000 y $250,000 que Obama pidió en su campaña.

Y, en forma notable para un partido que hace dos décadas renunció a aumentar los impuestos, decenas de republicanos en ambas cámaras respaldaron el proyecto de ley.

Menos de 24 horas antes, el Senado aprobó la legislación por 89 votos a favor y ocho en contra. En tanto, varios conservadores rebeldes en la cámara baja pidieron una votación para incorporar a la iniciativa cuantiosos recortes al gasto público, pero al final se retractaron.

La medida provocó una división en el liderazgo republicano en la Cámara de Representantes.

El presidente de la cámara baja, John Boehner, votó a favor del proyecto, mientras que el líder de la mayoría republicana, Eric Cantor, y el jefe de disciplina del partido, Kevin McCarthy, se opusieron. El representante Paul Ryan, candidato vicepresidencial republicano en 2012, también la apoyó.

Los legisladores de ambos partidos que respaldaron el proyecto lamentaron que su alcance fuera estrecho y que se quedara muy por debajo de un vasto plan que combinaba modificaciones fiscales y recortes al gasto para reducir el déficit federal. La magnitud de la iniciativa avalada disminuyó considerablemente en los dos meses desde que Obama convocó a los dirigentes legislativos a la Casa Blanca para un primer intento de llegar a una solución negociada después de los comicios.

Ante ese panorama, los dos bandos ya empezaron a maniobrar para la próxima ronda en una lucha aparentemente incesante en torno a los impuestos y el gasto público.

En un comunicado después de la votación en la cámara baja, Boehner advirtió que el centro de atención cambiaba ahora al gasto.

“El pueblo estadounidense reeligió una mayoría republicana en la cámara (baja), y la usaremos en 2013 para hacer que el presidente responda por el enfoque ‘equilibrado’ que prometió, lo cual significa reducciones significativas al gasto y reformas a los programas sociales que están endeudando más y más a nuestro país”.

Los republicanos de la mayoría realizaron su mejor esfuerzo para minimizar las alzas fiscales en la iniciativa, de la misma forma en que abandonaron su exigencia hecha anteriormente en el día para agregar recortes al gasto en el paquete.

Nancy Pelosi, la dirigente demócrata en la cámara baja, afirmó que el proyecto incluye un “alivio fiscal permanente a la clase media”, y pidió a los legisladores un apoyo bipartidista, como ocurrió en el Senado.

La iniciativa también impedirá que expiren las prorrogadas prestaciones por desempleo para unos dos millones de personas sin trabajo; evitará un recorte de 27% en las tarifas de los médicos que atienden a pacientes del sistema Medicare para ancianos, suspenderá un aumento salarial de 900 dólares a los legisladores que empezaría en marzo y conjuraría la amenaza de un incremento en el precio de la leche.

Además, anulará los recortes generalizados al gasto por $24,000 millones que entrarían en vigencia en los dos próximos meses, aunque sólo aproximadamente la mitad de ese total sería compensado con ahorros en otras secciones del presupuesto.

Lo que estaba en juego tanto en la economía como en la política era considerable.

Diversos economistas advirtieron que, sin la actuación del Congreso, los aumentos fiscales y las reducciones al gasto que técnicamente entraron en vigencia con el nuevo año podrían sumir a la economía en la recesión.

Incluso con la promulgación de la iniciativa, los impuestos van a aumentar para millones de personas.

Una reducción temporal de dos puntos porcentuales en el impuesto a la nómina de la Seguridad Social, implementada hace dos años para estimular la economía, expiró junto con 2012. Ni Obama ni los republicanos efectuaron gestiones significativas para prorrogar esa disminución.

La Oficina del Presupuesto, un organismo apartidista del Congreso, dijo que el proyecto añadiría casi cuatro billones de dólares en una década al déficit federal, un cálculo que asumió que de otra forma los impuestos habrían subido para los contribuyentes de todos los niveles de ingreso.

Debido a que se espera que el Tesoro necesite una expansión en la capacidad de contratación de préstamos para el segundo trimestre, al tiempo que la facultad de financiar la mayoría de los programas gubernamentales expiraría a finales de marzo, los republicanos han dejado en claro que desean aprovechar esos aspectos como palanca con el gobierno para conseguir ahorros en el Medicare y en otros programas sociales gubernamentales.