La lectura de dos noticias relacionadas con biotecnología me recuerdan las dificultades que tiene Puerto Rico para lograr llevar a cabo grandes proyectos. Hay dos ejemplos recientes: el megapuerto y la ciudad de las ciencias. En el caso del llamado Puerto de las Américas nos ha tomado tanto tiempo que parece que literalmente hemos perdido el barco. Pero mis lecturas recientes tienen que ver con el tema de la biotecnología.
La ciudad de Nueva York anunció que ha llegado a un acuerdo con la Universidad de Cornell y Technion (un instituto de tecnología israelí) para construir un centro de investigación científica y un campus universitario en la ciudad. La inversión asciende a $2,000 millones.
Nueva York se lo ha tomado en serio y en 2010 consiguió atraer alrededor de $1,200 millones en inversión para tecnología. Con ello se ha situado detrás de Silicon Valley en inversión, sobrepasando a Massachusetts. Los empleos en el sector han aumentado 30% en cinco años. Sólo Google tiene 1,200 ingenieros en la ciudad.
El campus de Cornell en Nueva York generará $7,500 millones en actividad económica, $ 1,400 millones en contribuciones, creará 600 empresas y generará 30,000 empleos. Durante el periodo de construcción se creaán 20,000 empleos.
¿Por qué no hemos logrado atraer algo así para la propuesta Ciudad de las Ciencias? ¿Por qué, en cambio, el Gobierno se ha enfrascado en una pelea con el Fideicomiso de las Ciencias?
Por otro lado, Ron DePinho, un experto en investigación sobre cáncer, fue nombrado presidente del Centro de Cáncer MD Anderson en Houston. DePinho no llega solo. Le acompaña su esposa, Lynda Chin, científica como él, y otros 55 investigadores del Belfer Institute, parte del Dana-Farber Cancer Institute de Harvard.
¿Estamos haciendo algo para atraer a estos investigadores?