Opinión
Por José G. García López*
Una vez aprobado el Plan Ajuste de Deuda (PAD) nos debemos preguntar: ¿cómo tomamos la ruta del crecimiento económico sostenible? La ruta del crecimiento requiere no solo contar con la inversión de capital e infraestructura proveniente de los fondos de reconstrucción a corto plazo sino con instrumentos fiscales efectivos para facilitar la inversión pública y privada a largo plazo.
Así fue como la economía de Puerto Rico pudo levantarse de la pobreza extrema e iniciar un proceso de industrialización y mejorar su nivel de vida hace siete décadas atrás. Entre estos instrumentos se encontraba el acceso a capital en el mercado de bonos municipales de EU (103). Fue mediante las emisiones de deuda que el País logró financiar su infraestructura de energía eléctrica, acueductos, carreteras, comunicaciones, escuelas, universidades, hospitales y edificios públicos. De lo contrario ante la ausencia capital local y la timidez de nuestra banca privada; no hubiéramos logrado un cambio estructural y menos un mayor nivel de desarrollo socioeconómico.
El PAD le quita un gran peso al Fondo General tanto en el recorte de 65% de la deuda del Gobierno Central y la reducción de un 70% del servicio de deuda. Sin embargo, le impone una camisa de fuerza que podría ser muy difícil tolerar a largo plazo. Me refiero al nuevo margen prestatario, el cual se reduce de 15% a 8%. Además, el PAD ya tiene comprometido casi la totalidad (90%) del nuevo margen prestatario dejando muy poco espacio fiscal. Esto sin duda es “un hueso muy duro de roer”, como decimos.
Podríamos entender que esto es un mecanismo de presión para lograr una disciplina fiscal y prudencia en el manejo de los fondos públicos, pero a la vez resulta ser muy restrictivo o asfixiante. En el ánimo de buscar mayor disciplina fiscal, lo que vamos a perder es el espacio fiscal que necesita el País para crecer su economía. Necesitamos disponer de la flexibilidad necesaria para el financiamiento público requerido de la inversión de capital a largo plazo. De lo contrario volveríamos a confrontar pronto un problema de insolvencia una vez agotados los fondos de reconstrucción.
No perdamos de vista que somos un País en proceso de desarrollo y el financiamiento público es vital para nuestro futuro económico. ¡El que crea lo contrario está perdido en el Yunque! Aún los países más desarrollados a nivel global recurren al financiamiento público. Recientemente el presidente John Biden le solicitó al Congreso que aumentara los topes de la deuda pública para poder financiar su proyecto emblemático de infraestructura (Ley de Inversión en Infraestructura y Empleo).
Estamos de acuerdo de que no debemos volver al endeudamiento público excesivo e insostenible del pasado. No obstante, debemos recordar que gran parte del aumento vertiginoso de la deuda pública fue inducido principalmente por el impacto macroeconómico que provocó la eliminación de la Sección 936, que nos llevó a una depresión económica durante los últimos dieciséis años.
En resumen, el País tiene que volver a la senda del crecimiento económico para poder cumplir con el PAD y alcanzar un desarrollo económico sustentable a largo plazo. De lo contrario volveremos a no cumplir con nuestras obligaciones y regresar a un escenario de déficit estructural e insolvencia fiscal.
- El autor es economista y profesor adjunto de economía en el Departamento de Economía de la Universidad de Puerto Rico.