Por Redacción de Sin Comillas

La economía mundial enfrenta un panorama preocupante en el 2024 debido a que la desaceleración económica coincide con unas tasas de interés altas, una inflación que se resiste a bajar y unos niveles de deuda muy elevados. A eso hay que añadir las guerras en Ucrania y Oriente Próximo.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé que el crecimiento global sea de 2.7%, una ralentización respecto al 2.9% del 2023. La desaceleración será mayor en los países desarrollados, con Francia e Italia creciendo menos del 1%.

Según la OCDE, la economía de China crecerá 4.7% este año, y eso significa un frenazo para las exportaciones del resto del mundo, ya que hasta ahora la economía china crecía en torno a dos puntos por encima de estas tasas.

A todo esto hay que sumar las amenazas derivadas de las guerras en Ucrania y en Oriente Próximo. En el caso de la invasión rusa de Ucrania, el principal riesgo es que la derrota de Rusia, que meses atrás parecía verse con claridad, ahora no parece tan evidente, lo que podría derivar en una victoria rusa o un estancamiento del conflicto, lo que haría que las tensiones comerciales y en los mercados energéticos se mantengan.

Por otro lado, en Oriente Próximo, lo que en un principio era un conflicto localizado únicamente en Gaza se está extendiendo a toda la región, con ataques hutíes a los barcos que atraviesan el mar Rojo, la puerta de entrada por el sur al Canal de Suez, lo que ha llevado a la paralización de operaciones por parte de las principales compañías comerciales del mundo, provocando disrupciones en el mercado petrolero, ya que una tercera parte del crudo que discurre por vía marítima atraviesa el Canal de Suez, pero también puede provocar subida de precios en otras mercancías al alargar su tránsito.