Por Eva Lizardi / BizNet Media
Un comunicador es la persona que cuando habla pega su mensaje y provoca resultados. Y ese personaje debe hablar estilo “twitter”, y en una oración asegurarse de contestar el qué, quién, cómo, cuándo, dónde y por qué de su presencia. Y no es muy difícil, asegura Frances Ríos, oradora profesional y la única puertorriqueña en pertenecer a la “National Speakers Association”.
“Dime a qué vienes desde el principio y luego apóyalo”, dijo al presentar su fórmula CAC: Conclusión, Apoyo y Conclusión. Porque para tener efectividad en la comunicación, la experta advierte que la conclusión debe presentarse al principio y al final, y además repetirse de la misma forma “para que pegue”. “Tienes dos minutos para conectar a la audiencia; luego sería muy difícil conseguirlo”, afirmó.
“Y, ¿cómo vas a hablar para pegar?”, preguntó a su audiencia. Ríos fue enfática al recordar que los tiempos han cambiado, y que estamos muy lejos de aquel discurso largo y rebuscado que era la norma de las presentaciones. La recomendación para ser efectivos es comenzar la apertura con la conclusión de nuestro mensaje, apoyar el pensamiento que queremos transmitir, añadir un ejemplo personal o un ejemplo del tema, repetir la conclusión y cerrar la presentación para abrir a preguntas.
“La estructura del mensaje hace más fácil que la audiencia te siga. Es vital demarcar cada una de las áreas e incorporar el mensaje corporal. Nuestro mensaje físico tiene que estar sincronizado con nuestro mensaje verbal”, explicó la autora del libro “El factor pega”. Dice también que el entusiasmo es clave (Video).
La comunicadora también revela que “las emociones sirven como motor para llevarnos a realizar acciones. Si un objeto o servicio te emociona, las probabilidades de que lo desees comprar o pagar son altas”. Entonces, cuestiona “si cuando le hablas a otros no muestras emoción…¿cómo pretendes que te compren la idea o que actúen sobre ella con sentido de urgencia?”
Ríos dice que “si a diario tomamos un 90% de nuestro tiempo para comunicarnos con otros, es vital que le pongamos emoción a lo que comuniquemos”. Aconseja “seguir estos tres pasos sencillos: identifica que tipo de emoción deseas contagiar: entusiasmo, tristeza, enojo…; escoge palabras útiles para transmitir tu sentimiento con relación al tema; y evalúa cuál es la entonación correcta para pegar la emoción y tu mensaje. Si estás entusiasmado por una noticia, será crucial que tu tono de voz lo refleje y de igual forma tu mensaje corporal”.
La fórmula del “factor pega”
Existen varios factores que deben tomarse en cuenta cuando vamos desarrollar una presentación, ese ejercicio que muchos profesionales tienen que hacer con regularidad y en el que en ocasiones se “juegan la vida”. La fórmula de Ríos destaca el motivo, la audiencia y el factor generacional, como claves para desarrollar una interacción satisfactoria. Hay que prepararse y conocer a quiénes nos vamos a dirigir. A esta receta le añade el entusiasmo que debe tener el orador con el producto o servicio que pretende defender.
“Cada vez que vamos a hablar con alguien, debemos llevarle un mensaje que pueda entender. Cuando ustedes se comunican efectivamente, promueven el entendimiento y aumentas la productividad”, explicó Ríos a un grupo representativo de sectores profesionales como la publicidad, el mercadeo, las ventas y la investigación, entre otros. El taller auspiciado por la Asociación de Ejecutivos de Ventas y Mercadeo de Puerto Rico (conocida por SME, sus siglas en inglés), se tituló precisamente: “El Factor Pega: pega tu mensaje a la audiencia siempre”.
Ríos está segura de que al determinar el motivo de nuestra presentación debemos preguntarnos qué queremos conseguir con esa interacción. Y para conseguirlo, definitivamente tenemos que auditar nuestra audiencia y utilizar “el factor silla”, como lo llamó la oradora. Pero ese factor silla no es para preguntarnos el número de copias que vamos a repartir en la actividad, sino para saber cómo llegar a todos los que vinieron a escucharnos.
Y en esa auditoría, precisamente son muy importantes la generación y el género de los presentes porque al conocer esa información sabes “como entrar al corazón de esa persona en particular”. “Hay que apelar a las emociones para pegar el mensaje”, recomendó.
Por último, Ríos señala el factor generacional como clave en una presentación. Debemos preguntarnos la edad de las personas a las que le vamos a hablar para seleccionar las herramientas correctas. Por ejemplo, Ríos señaló que una persona del milenio (los llamados “Millenials”, nacidos entre 1981 y 1997, conocidos también por Generación Y, sucesora de la Generación X) piensa y funciona con las redes sociales (Facebook, Twitter y mensajes de texto), y también con la colaboración y el trabajo en equipo, aunque no necesariamente una persona esté al lado de las otras. Ese debe ser el marco de referencia para hablarle a ese grupo.
La Generación X (los nacidos tras los “Baby Boomers”), por otro lado, piensa principalmente en tener un trabajo, en darle una buena educación a sus hijos, en su hogar y en tomar vacaciones de vez en cuando. Mientras que con los llamados “Baby Boomers”, las mujeres buscan trabajo o dinero para “hacerse completas (cirugías)”, mientras que los hombres lo buscan “para ponerse un poquito del pelo que se les cayó”, contó Ríos provocando risas y capturando la atención de los presentes.
Se suma también a las posibles audiencias el grupo tradicionalista, al que pertenecen los abuelos y que resulta muy importante porque aportan profundidad sobre lo que está aconteciendo por sus experiencias vividas. “Son importantes y fundamentales”, destacó la conferenciante.
“De ahora en adelante tomen tiempo para pensar qué quieren de cada presentación. Un comunicador de influencia es aquella persona que plantea su idea, concepto o producto de forma beneficiosa para la otra parte. Su enfoque es la audiencia, no su persona”, recalcó Ríos.