Opinión

Por Alberto L. Martín Rivera*

La cartera de crédito alcanzó un balance de $7,278 millones equivalente a un aumento al cierre del segundo trimestre de este año de $246 millones, o 3.49%, en seis meses.

Esta cartera refleja un balance “emproblemado” de $171 millones equivalente a 2.36% al segundo trimestre, comparado con 2.18% en 2023. La tasa de crecimiento anual compuesta (TCAC) de la cartera de crédito a cinco años es 2.76% con una TCAC para la cartera “emproblemada” de 3.91%. Esto nos muestra en cierta medida una gestión financiera eficiente y productiva para los últimos cinco años.

El aumento en morosidad es mucho más acelerado que el aumento de la cartera total, pero no podemos establecer una correlación donde la cartera entrante sea una cartera sensitiva transcurrido tan solamente seis meses. Pero, decimos que toda cooperativa deberá analizar su cartera para anticipar situaciones de atención. Por ejemplo, concentración correlacionada con el propósito, fuentes de ingresos, en fin.

La cartera de mayor atención es la cartera tarjetas de crédito con una morosidad de 4.20%. Tanto en el mercado local como el de Estados Unidos la morosidad en tarjetas de crédito es la de mayor impacto. Es posible que una vez agotado las ayudas federales y estatales se esté utilizando las tarjetas como medio para sustentar los gastos recurrentes del consumidor, sin tener la posibilidad de reponerlos a la misma velocidad que el fondo utilizado. Sin embargo, históricamente las cooperativas han tenido un movimiento histórico de “emproblemados” de 4.78% para los últimos cinco años, siendo el cierre del 2024 el más bajo en dicho período. El cierre del 2023 fue 5%. En términos de volumen tuvo una disminución de $2 millones para una ratio negativo de 1.83%.

La cartera de crédito de mayor volumen es la “regular” que presenta un aumento en su volumen de $102 millones, cerrando el año con $2,679 millones, equivalente a 3.95% y manteniendo una morosidad de 2.10%. Su morosidad histórica a cinco años es 1.66%.

Seguida por su volumen, tenemos la cartera hipotecaria con aumento de $74 millones, manteniendo una morosidad de 1.25%, la más baja en cinco años, lo que es excelente observando los problemas que ha enfrentado en el mercado este producto. Su histórico a cinco años es 1.95%.

Ocupando la tercera posición, la cartera de auto tuvo un aumento de $38 millones manteniendo una morosidad de 2.14%. Su morosidad histórica a cinco años es de 1.59%. Es interesante que la cartera de auto ha tenido en los últimos cinco años un aumento de 78.4% sobrepasando a la cartera regular e hipotecaria porcentualmente.

La cartera comercial ocupa la cuarta posición, con un aumento en su volumen de $26 millones, manteniendo una morosidad de 2.76%. Su morosidad histórica a cinco años es 3.17%.

Ante el aumento de la cartera “emproblemada” de 11.6% las cooperativas han montado una muralla en reservas de $222 millones para enfrentar posibles pérdidas, respondiendo a un aumento de 7.39%.

Dado los buenos niveles de provisión para pérdidas crediticias, mantiene un índice de cobertura de 1.30% a cierre del segundo trimestre. Decimos que entre mayor sea el índice debe mostrar una mayor capacidad para absorber pérdidas de la cartera “emproblemada”, mejorando la estabilidad financiera.

Este detalle es muy importante. Ante los cambios contables que ha impactado a las cooperativas, nuestros análisis han mostrado capacidad para absorber las “pérdidas esperadas crediticias” bajo la nueva norma contable (ASU 2016-13, actualización de normas contables) sobre la metodología para la valorización de la cartera de riesgo crediticio, conocida como Pérdidas Crediticias Esperadas Actuales (CECL, por sus siglas en inglés).

En la gestión de intermediación financiera debe vigilarse la relación de “prestar a largo plazo/pedir prestado a corto plazo” ya que son posiciones sensitivas a los requerimientos de capital y liquidez. Actualmente, la posición de capital (en otro artículo lo explicaremos más detallado) es una aceptable que ayuda a las cooperativas a navegar en un mercado altamente cambiante y con vientos de incertidumbres.

El objetivo debe ser permitir y fomentar una sana cultura de riesgos que apoye a incrementar los ingresos en el corto plazo y contemplar las reservas necesarias para hacer frente a las diversas vicisitudes que presenta el mercado. Podemos decir con toda confianza ante el panorama económico de la Isla que las cooperativas dentro de un campo máximo del 3% de aceptación de morosidad han logrado controlar sus préstamos “emproblemados” con un índice de 2.36% y un promedio a cinco años de 2.26%. Esto es, sencillamente, excelente.

  • El autor es un empleado retirado de la banca comercial, con una experiencia de 40 años de servicio.