Por Luisa García Pelatti
El gobierno ha establecido como meta que para el 2 de noviembre el 25% de las personas debe tener electricidad. Aunque esa cifra suena esperanzadora vista desde el 15% que tiene luz hoy, es un objetivo claramente inaceptable. “El 2 de noviembre solo van a quedar 25% de la población en la Isla”, decía alguien en las redes sociales.
Vaya por delante que hay muchas personas que han perdido su casa y todas sus pertenencias, que necesitan suministros básicos como agua, comida y servicios médicos urgentes y que están aislados e incomunicados; y esa debe ser la prioridad del Gobierno y de los equipos de ayuda. Pero dicho eso, es absolutamente esencial que se restaure el sistema eléctrico lo antes posible y que se utilicen todos los recursos necesarios. Si las brigadas que han llegado de Estados Unidos no son suficientes para ayudar a los empleados de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), pues habrá que pedir más ayuda a otros países.
Puerto Rico no puede funcionar a fuerza de plantas generadoras durante meses, ni hay bolsillo que lo resista. Este periodo de emergencia puede resultar beneficioso para estaciones de gasolina, farmacias y supermercados. Pero, ¿qué será de los pequeños comercios si tienen que estar meses sin luz y sin teléfonos móviles? ¿Qué harán los contratistas y los trabajadores por cuenta propia que no cobran si no trabajan? Muchos tendrán que despedir empleados para resistir y otros tendrán que cerrar sus negocios.
No niego que la magnitud del desastre es enorme, pero me queda la duda de si estamos haciendo todo lo posible. Si podría restaurarse el sistema eléctrico más rápidamente si tuviéramos más personal cualificado, más camiones, más equipo. ¿El gobierno ha pedido más ayuda?
Esta Isla no puede esperar meses, tiene que empezar a funcionar ya. Un 25% de población con luz para el 2 de noviembre es inaceptable.