Agencias
El presidente Barack Obama fijó el lunes las condiciones para un nuevo enfrentamiento con los republicanos en el Congreso, al proponer la recaudación de $1,500 billones en impuestos nuevos —enfocados principalmente en los más acaudalados— como parte de un paquete que busca reducir la deuda estadounidense.
La propuesta significó un reto directo a los republicanos, quienes insisten que los aumentos de impuestos no deben ser parte de la solución. El plan, sin embargo, tiene pocas posibilidades de ser aprobado en el Congreso, donde los republicanos controlan la Cámara de Representantes.
“No podemos salir de este agujero simplemente a base de recortes”, afirmó el mandatario.
La propuesta de Obama golpearía principalmente a los contribuyentes de más ingresos, pero también reduciría el gasto en programas obligatorios de apoyo social, incluyendo el Medicare y el Medicaid en $580,000 millones.
También toma en cuenta ahorros de un billón de dólares a lo largo de 10 años a consecuencia del retiro de tropas en Irak y Afganistán. En total, el plan de Obama busca reducir la deuda nacional en más de tres billones de dólares durante 10 años.
El plan de Obama pondría fin a los recortes fiscales a los más acaudalados, implementados durante el gobierno de George W. Bush, y limitaría las deducciones que pueden presentar.
“Es perfectamente correcto que le pidamos a todos que paguen la parte que les corresponde”, dijo el presidente en el Rosedal de la Casa Blanca.
En respuesta a una queja de los republicanos sobre la propuesta del mandatario para aplicar impuestos a los más ricos, Obama agregó: “Esto no gira en torno a una lucha de clases. Es cuestión de matemáticas”, afirmó.
Obama se comprometió a vetar cualquier plan de reducción del déficit que recorte prestaciones a los que tienen derecho al Medicare pero no contenga aumentos en la recaudación.
La reacción republicana fue rápida y en tono de mofa. “Las amenazas de veto, un aumento masivo en los impuestos, ahorros fantasmas y el dar la patada de despeje en la reforma a los derechos (de los servicios de salud que otorga el gobierno) no forman una receta para el crecimiento económico ni del empleo y ni siquiera para una reducción significativa en el déficit”, afirmó el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, en un comunicado emitido minutos después del anuncio del presidente
“La buena noticia es que el Comité Conjunto se está tomando este asunto con mucho mayor seriedad que la Casa Blanca”, agregó.