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Por Luisa García Pelatti

El número de patentes y de “spin-offs” (proyectos que explotan comercialmente los resultados de investigaciones académicas) creados en las universidades de Puerto Rico está por debajo del promedio de universidades de Estados Unidos con niveles de inversión en investigación y desarrollo (I+D) similares.

En 1980, la ley Bayh-Dole buscaba promover la investigación dentro de la universidad concediendo la propiedad de la innovaciones a las universidades para de, esa forma, promover la comercialización. Después de 30 años, pocas universidades han logrado obtener ingresos significativos de las investigaciones. En Puerto Rico, sólo el 3% de las inversión en investigación y desarrollo de las universidades es financiada por empresas privadas, según un estudio realizado por el economista Manuel Lobato Vico para el Consejo de Educación de Puerto Rico.

“Patentar una innovación tarda significativamente más tiempo en la Universidad de Puerto Rico (UPR) que en universidades de Estados Unidos y el nivel de comercialización por la UPR es muy bajo, ni los investigadores ni sus proyectos están recibiendo ingresos por concepto de concesión de licencias. La concentración de la toma de decisiones en la Administración Central de la UPR se percibe como perjudicial para los mejores intereses de la institución. El volumen de patentes de las universidades privadas es muy reducido”, destaca el estudio.

El estudio: Análisis de la relación entre las actividades de investigación y desarrollo (I+D) en las universidades de Puerto Rico y el desarrollo empresarial, recomienda que la propiedad intelectual de los resultados de las investigaciones sea cedida por las universidades a sus inventores.

Se trata de cambiar de modelo, del actual en el que las universidades constituyeron oficinas de transferencia de tecnología (OTTs) al modelo de propiedad del inventor, más utilizado en universidades de Canadá y de algunos países europeos. La idea es que la universidad ceda al investigador académico la propiedad de sus innovaciones.

“Esto podría aliviar los principales obstáculos, ya que simplificaría y agilizaría los procesos de toma de decisiones, y aumentaría sus incentivos”, señala Lobato, economista y profesor de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.

El estudio identificó 52 patentes académicas en Puerto Rico, 46 de investigadores de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y 6 de investigadores de universidades privadas. Diez de las patentes no son propiedad de la universidad, sino de sus investigadores. La obtención de patentes académicas en Puerto Rico es un fenómeno relativamente nuevo, que adquiere impulso en los últimos 10 años. Los investigadores están mucho más orientados a la publicación en journals que a la creación de patentes.

Pero además del cambio de modelo, el estudio recomienda fortalecer el sistema de apoyo a la comercialización de innovaciones y la creación de empresas, dentro y fuera de las universidades.

Se propone descentralizar los sistemas de apoyo al innovador, a nivel de recinto; dar prioridad al establecimiento de relaciones diversas y duraderas con las empresas y también reconocer la importancia que tienen varias formas de transferencia de conocimientos que no implican generar o vender propiedad intelectual; y crear un portal de internet con un inventario de los proyectos e intereses de los investigadores académicos, sus patentes e innovaciones, así como las áreas en las que las empresas están invirtiendo en I+D en Puerto Rico.