Por José G. García López*
La propuesta reforma contributiva anunciada en la víspera del día de Reyes por el Gobernador Pedro Pierluisi y el Secretario de Hacienda CPA Francisco Parés; parece que no será una integral y tampoco fundamentada empíricamente. Para que la misma sea una integral debe ser contemplada o diseñada tomando en cuenta todos los componentes del sistema tributario del País. El mismo está basado en una estructura que depende principalmente de tres tipos de impuestos: el impuesto sobre ingresos, impuesto al consumo e impuesto a la propiedad. Además, se debe seguir los siguientes principios tributarios: capacidad de recaudación, equidad, justicia, eficiencia, incidencia, simplificación y administración y responsabilidad política. Cada uno de estos principios deberían ser ponderados conforme a la política pública de la administración y servirán de faro de luz si buscamos hacer una verdadera reforma tributaria.
Sobre este particular, el autor publicó un libro el pasado año que contiene una investigación sobre los cimientos del sistema tributario de Puerto Rico y sus transformaciones durante el periodo de 1898-2020. Uno de los hallazgos más sobresalientes de esta investigación fue que las últimas siete reformas contributivas no han logrado cabalmente cumplir con los objetivos de recaudos, mejorar la equidad y simplificación del sistema. Otro de los hallazgos es que el impuesto sobre la propiedad inmueble siempre se ha usado como un “balón político” y no habido la voluntad política para actualizar la base tributaria o los valores de las propiedades por más de sesenta años. Esto ha provocado serias distorsiones en los valores de las propiedades como problemas de equidad y justica contributiva. Se encontró también que nuestro sistema contributivo no se ha podido ajustar a las tendencias a nivel global donde el impuesto al valor añadido (IVA) es el que prevalece en más de 160 jurisdicciones.
Por otro lado, nos preocupa que a pesar de que las medidas recomendadas para “reformar” el sistema provienen de un comité de distinguidos expertos en materia contributiva y económica nombrados por Gobernador; estas no han sido sometidas al rigor de un análisis empírico y de impacto macroeconómico. Esto hace que la “reforma” propuesta se desconozca de antemano su efectividad y alcance; según los principios de tributación esbozado anteriormente.
Coincido de que necesitamos una reforma que nos permita movernos a un sistema que no castigue la producción, el ingreso y el ahorro; que esté basado en la tributación al consumo y la riqueza. A la vez debe reenfocar la política de incentivos contributivos hacia la pequeña y mediana empresa local para promover la formación de capital y el desarrollo empresarial. Busquemos también simplificar el sistema sin que el mismo pierda progresividad y equidad.
No volvamos de nuevo a jugar con la reducción de las tasas impositivas y hacer cambios parciales a las deducciones y exenciones porque eso no constituye una reforma integral. Aprendamos de una vez y por todas de las lecciones del pasado.
En resumen, creo que la llamada “reforma” parece ser una promesa de Reyes que no vamos a cumplir ya que podríamos terminar con una “deforma” más que una verdadera reforma contributiva integral y fundamentada. ¡No más “parchos” vamos a transformar el sistema! ¡Espero que al final no le echemos la culpa a los Tres Reyes Magos!
*El autor es economista consultor y profesor adjunto de la Escuela de Administración Pública de la Universidad de Puerto Rico y publicó el libro: Reformas Contributivas en PR:1898-2020-Trasfondo, Impacto y Alcance.