En Puerto Rico existen 2,983 cafetales activos, según el Censo Agrícola, para los que hacen falta alrededor de 7,000 recolectores de café, según estimó el Departamento de Agricultura en el 2021. En la foto, Francisco Arroyo, propietario de la finca K & V Caribe en Adjuntas. Foto por Jorge Ramírez Portela | Centro de Periodismo Investigativo.

La burocracia en la tramitación de las visas, los altos costos de la importación de mano de obra y la falta de viviendas asequibles para hospedar a estos obreros agrícolas limitan la iniciativa del Departamento de Agricultura que prometía lidiar con el reto de recoger este grano en la montaña.

Por Víctor Rodríguez Velázquez | Centro de Periodismo Investigativo

La importación de obreros agrícolas que promovió el pasado secretario de Agricultura, Ramón González Beiró, para atender la falta de mano de obra para recoger el café en la montaña resultó insuficiente para las fincas pequeñas y medianas de café debido a los elevados costos de traer a estos empleados, la falta de viviendas para hospedarlos, y el oneroso y burocrático proceso de visado, encontró una investigación del Centro de Periodismo Investigativo (CPI).

De las 72 fincas que entre 2015 y 2024 solicitaron visas H-2A — que permiten traer obreros agrícolas extranjeros a Puerto Rico — sólo 27 (37.5%) se dedican al recogido de café. Esas 27 fincas apenas representan el 0.9% de los 2,983 cafetales activos, según el más reciente Censo Agrícola del Departamento de Agricultura federal. Aunque algunas son las de mayor extensión, como la Hacienda La Balear en Lares, cuya siembra abarca las 600 cuerdas, la mayoría de las fincas cafetaleras que recibieron obreros extranjeros representan apenas el 13% de las 18,961 cuerdas de terreno dedicadas al cultivo de café en Puerto Rico, confirmó el CPI al hablar con al menos 21 de las 27 fincas.

El programa de visas H-2A surge de la Ley federal sobre Inmigración y Nacionalidad que autoriza la admisión legal de trabajadores temporeros, no inmigrantes, para desempeñar trabajos agrícolas. Si bien este programa de visas temporeras se originó en 1986, solo están disponibles los datos a partir de 2015 en la página web del Servicio de Ciudadanía e Inmigración del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos.

No fue hasta el año 2021 que hubo un leve incremento en la cantidad de mano de obra extranjera que llegó a trabajar en fincas locales. Para ese año, González Beiró estimó que serían necesarios 7,000 obreros para recoger el café de los arbustos sembrados luego del paso del huracán María en 2017. Sin embargo, en 2021 apenas se aprobaron 56 visas a extranjeros para trabajar en fincas de café en Puerto Rico.

En el 2022, González Beiró dijo que haría falta “importar 10,000 obreros extranjeros” para lidiar con la falta de mano de obra agrícola en general, y un año después sostuvo que este tipo de trabajadores habían “sido la salvación” de la agricultura local. Ese año, apenas se aprobaron 467 visas.

Lo cierto es que en los pasados 10 años, sólo han llegado a Puerto Rico 1,392 trabajadores temporeros provenientes de otros países — como Colombia, Costa Rica, Guatemala o México — de los cuales 455 (33%) han sido para recoger café, seguido de 331 (24%) para la cosecha de plátanos y guineos, revelan los datos del Programa H-2A. El resto de visas fueron para fincas dedicadas a la siembra de diversos vegetales, frutas y producción de carne.

“Ese programa no resuelve gran cosa”

Francisco Arroyo tiene 14 cuerdas de terreno sembradas de café en su finca K&V Caribe en Adjuntas, el pueblo cafetalero por excelencia en Puerto Rico. En el 2023, contrató a cuatro obreros agrícolas provenientes de México. La hazaña le costó $60,000 por traer a esos obreros que permanecieron en Puerto Rico durante ocho meses, aseguró.

Adjuntas lidera la lista de municipios con más cafetales: 508 hasta el 2022, según el Censo.

La inversión es alta, destacó el caficultor, principalmente porque “no es un programa hecho para que tengas empleados fijos. Es un programa para resolver el problema de la cosecha”, dijo.

Arroyo desistió de traer mano de obra extranjera, pues, aunque reconoce que los cuatro obreros mexicanos “le pusieron la finca al día”, una vez terminó el periodo aprobado por el programa se quedó sin mano de obra y la maleza volvió a apoderarse del terreno. “Es un gasto que no tiene retorno de inversión”, señaló.

“Traer a gente de afuera con un choque cultural, con poca escolaridad… toma tiempo. Fincas grandes los necesitan y los pueden absorber de otra manera, pero no creo que ninguna otra finca esté saliendo bien [con este programa] porque no tenemos volumen [de producción]”, sostuvo. 

Francisco Arroyo, propietario de la finca K & V Caribe, en Adjuntas, desistió de contratar obreros extranjeros por el alto costo que le supuso traer a Puerto Rico cuatro personas de México en el 2023 ($60,000) para recoger café. Foto por Jorge Ramírez Portela | Centro de Periodismo Investigativo

Con él coincidió el dueño de la finca Domingo Santana Corp. en Las Marías, quien también en el 2023 inició el proceso para traer cinco obreros agrícolas extranjeros, pero dejó el trámite a mitad por todo el proceso burocrático y las exigencias del programa.

“Eso fue mucho problema. Los federales querían que todo el papeleo se enviara de cantazo y como el abogado que me estaba asistiendo en el trámite los envió uno a uno, y que se perdieron [los documentos]. Me dijeron que tenía que empezar el trámite de cero y ahí dí para atrás”, contó Domingo Santana Pagán.

Aunque no culminó el trámite, Santana Pagán dijo que tuvo pérdidas económicas, pues invirtió alrededor de $5,000 en arreglos a la casa donde hospedaría a los obreros extranjeros, incluída la compra de muebles. También pagó $500 por la gestoría del proceso.

“Ese programa no resuelve gran cosa. Son obreros buenos, pero también tienes que llevarlos a hacer compras y sus gestiones. Yo tengo 78 años y no estoy para tanta cosa”, dijo el caficultor, que cuenta con seis empleados boricuas en su finca de 122 cuerdas. El pasado año dio su cosecha por perdida a raíz de los estragos del huracán Ernesto que impactó a Puerto Rico en agosto.

Otro que también está reevaluando si continuará en el programa es el caficultor Raúl Toledo de la Hacienda La Citrus en Utuado, pues la inversión es “sumamente costosa”.

“Es una alternativa, pero decirte que es una ventaja, no lo es, porque es carito. Estoy evaluando si este año vuelvo y traigo obreros extranjeros. Empezamos a $7.25 hace cuatro años y ya vamos por $9.94 la hora”, dijo sobre los salarios que paga.

En desventaja las fincas pequeñas

En Puerto Rico alrededor de 18,961 cuerdas de terreno están destinadas a la siembra de café, según el Censo Agrícola. La extensión por finca varía y, por ende, la necesidad de manos para recolectar de los sobre 20 millones de árboles sembrados.

Debido a la disparidad en la extensión de terrenos, no todos las fincas tienen una producción que les permita costear la contratación de obreros extranjeros que subsanen la falta de mano de obra puertorriqueña, coincidieron diez caficultores entrevistados por el CPI.

Para Mildred Cortés, experta en economía agrícola y profesora de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez, son múltiples las causas que provocan esa poca mano de obra local para el café, y no solo se limitan a la mala paga.

En Puerto Rico, la mayor parte de plantaciones de café se ubican en la zona de montañas, lo que supone complejidades para la labor del recogido de los granos. Foto por Jorge Ramírez Portela | Centro de Periodismo Investigativo

“El cultivo del café es bien complicado porque está en la zona de las montañas. Allí las pendientes son bien escarpadas y el trabajo es bien difícil. Los jóvenes ya no quieren trabajar en la agricultura, pues el ingreso mínimo de la agricultura es más bajo que en otros sectores. Ha habido un éxodo de la población bien grande hacia Estados Unidos, eso lo sabemos todos”, explicó Cortés.

Iris Jannette Rodríguez, presidenta de Procafé, una organización dedicada a impulsar la industria cafetalera en Puerto Rico, y dueña de un cafetal en Adjuntas, dijo que a partir del 2017 perdió la mayor parte de su mano de obra debido a la migración de puertorriqueños que provocó el paso del huracán María. 

Por su parte, José Luis Rivera Tollinche, de la finca Doña Rafa en Guayanilla, perdió los tres empleados puertorriqueños que tenía en el 2021 debido a que se acogieron al seguro social. 

Aunque intentó contratar mano de obra local, dice que no dio con suficientes trabajadores.

“Sólo encontré uno que trabajaba cinco horas diarias, tres días. En seis meses la finca se puso como el Amazonas”, contó Rivera Tollinche. Esta situación le permite sembrar apenas 10 cuerdas de las 50 que comprenden su finca.

En el 2024, el caficultor decidió acogerse al programa de visas H-2A, pero el proceso se tornó tan burocrático que los dos obreros guatemaltecos que contrató llegaron a Puerto Rico tres meses más tarde de lo acordado.

“El proceso fue accidentado; los problemas con el Departamento de Estado de Estados Unidos, no sé por qué, tienen tanta burocracia. Supuestamente estarían aquí en julio y llegaron en octubre. Esto nos afecta, porque precisamente era cuando más los necesitábamos para recoger café y darle mantenimiento a la finca”, contó.

La jugada le costó $40,000 por traer a Candido Ramírez y a Luis Humberto Marroquís Santos, ambos de 50 años, desde Guatemala. Aunque reconoce que esa inversión es onerosa, este año volverá a contratar obreros extranjeros. “No hay otra salida”, dijo. 

“Ahora mismo es un gasto que genera déficit, pero aquí no hay mano de obra local, los puertorriqueños no quieren trabajar en la agricultura. Para resolver el problema de inversión, tendría que producir entre 100 a 115 quintales de café para recobrar $40,000 y tener una ganancia mínima o por lo menos tener empate”, calculó.

Según Cortés, todos estos factores dan paso a un efecto en cadena que empieza con la reducción de mano de obra y, por extensión, la disminución de fincas en las que se cultiva el café.

“Una cosa trae la otra: las fincas se van deteriorando, se ponen en malas condiciones, se llenan de bejucos, y es muy difícil trabajar. Los obreros se resisten a trabajar bajo esas condiciones, pues las fincas muchas veces están aisladas”, dijo.

La visa beneficia a pocos caficultores

Rodríguez, de Procafé, entiende que el programa de visas H-2A beneficia principalmente a los grandes productores. 

“Hay varias fincas que sí los han traído [a los obreros agrícolas extranjeros] y para ellos el resultado ha sido bien positivo, porque les ha adelantado mucho las fincas, pero a un costo bien alto. Eso lo pueden hacer fincas grandes”, señaló Rodríguez, quien en 2024 asumió la presidencia de la Asociación de Agricultores de Puerto Rico.

Iris Janette Rodríguez, presidenta de la Asociación de Agricultores y de la organización ProCafé. Foto por Jorge Ramírez Portela | Centro de Periodismo Investigativo

Fincas como la Hacienda Tres Angeles, en Adjuntas, o la Hacienda Los Eucaliptos, en Lares, se han beneficiado consistentemente de este programa y han logrado traer en total 78 y 50 obreros extranjeros, respectivamente, en los pasados cinco años.

Pero esos son casos extraordinarios, pues la mayoría de los cafetales en Puerto Rico son pequeños. En las fincas agrícolas de todo tipo de producción, el porcentaje mayor es de 10 cuerdas o menos.

Puerto Rico es donde menos se paga por hora

El empleo que recibe un trabajador con visa H-2A debe ser a tiempo completo o al menos 35 horas por semana. En su oferta de trabajo, el empleador debe declarar que pagará los costos de las trámites de las visas, los aéreos ida y vuelta a Puerto Rico y el país de origen, hospedaje y tres comidas al día o que proporcionará cocina que les permita preparar sus alimentos.

Los trabajos agrícolas en Puerto Rico bajo esta visa se pagan a $9.94 por hora, lo que coloca a Puerto Rico como la jurisdicción de Estados Unidos donde más bajo se paga la hora a los obreros agrícolas extranjeros. En las Islas Vírgenes Estadounidenses, que se coloca una posición por encima de Puerto Rico, estos trabajadores reciben $13.96 por hora. El puesto más alto en Estados Unidos y sus territorios lo ocupa Washington D.C. donde los obreros agrícolas extranjeros cobran a $22.23 la hora.

Aunque el salario por hora no parece ser un atractivo para obreros extranjeros al compararse con lo que recibirían en otras jurisdicciones de Estados Unidos, el obtener una visa estadounidense para laborar en un lugar donde se habla español y con un clima tropical, puede poner a Puerto Rico en ventaja.

“Estas personas que vienen de afuera, como se les dan unas condiciones, como vivienda, transportación, etcétera, pues ellos vienen a economizar para mandar dinero a su país”, apuntó la profesora Cortés. “No es que estos obreros extranjeros estén desplazando a los de aquí, es que aquí se ha perdido un poco el interés de trabajar en la finca. Se ha presentado una imagen de que la agricultura es de los quedaos, es de los pobres, que no se va a salir adelante. Pero aquí hay muchos agricultores exitosos”.

Al margen de que no haya interés, lo cierto es que la recolección de café es una faena ardua. En la convocatoria que lanzó la Finca Bermúdez, en Adjuntas, para contratar obreros extranjeros se avisa que los empleados que así lo decidan pueden trabajar hasta 12 horas, los siete días, y que el trabajo requiere amplia actividad física como empujar, tirar, alcanzar, levantar y transportar artículos que pesen entre cinco y 60 libras.

“Los trabajadores deben recoger a mano el café maduro uno por uno, con la canasta alrededor de la cintura con una tasa mínima de 35 libras por hora, siete horas por día. Es normal. El trabajador puede ser solicitado pero no obligado a trabajar 12 horas por día y/o en sábado o feriado federal dependiendo de las condiciones en los campos, el clima y la madurez del cultivo”, lee la oferta compartida en la página web del Departamento del Trabajo federal.

Poco apoyo del Departamento de Agricultura para importar obreros

En 2023, el Departamento de Agricultura local incluyó por primera vez a los trabajadores temporales con visa H2-A en el Programa de Subsidio Salarial Agrícola como medida para mitigar los costos en los que incurren los agricultores que los traen. El programa reembolsa el 50% de la tasa pagada por el empleador, por hora certificada y trabajada. Este reembolso no puede exceder del 50% del salario mínimo federal o estatal.

Aunque durante su administración promovió la contratación de obreros extranjeros para paliar la crisis de mano de obra en el recogido de café, el pasado secretario de Agricultura, Ramón González Beiró sólo aprobó la inclusión de estos trabajadores en los subsidios de nómina para los caficultores. Foto por Jorge Ramírez Portela | Centro de Periodismo Investigativo

Luis Curbelo de la Finca La Perla, en Mayagüez, aseguró que la agencia se tarda en emitir esos reembolsos, por lo que esa tampoco puede ser una solución para subsanar  la inversión de traer obreros extranjeros.

“El Departamento de Agricultura da un salario suplementario que te pagan la mitad, o un poco más de lo que gastas cada tres meses. Si pongo $10.00, me pagan la mitad tipo reembolso, pero se tardan como un mes o dos meses en pagar esas remesas”, dijo Curbelo.

“Traer un obrero extranjero implica que les tengas casa, movilidad, transporte, además de pagarle por las ocho horas, el obrero local trabaja seis, y cobran un promedio de $9.40 a $10.00. Lo pueden hacer los grandes, pero pocos de los caficultores medianos pueden darse ese lujo, y la mayoría de las fincas que quedan son medianas, que no pueden asumir ese costo”, añadió.

Ricardo Giuliani, de la Hacienda Café Salomón en Ponce, agradeció que ahora se ofrezca ese reembolso por nómina, pero reclamó al Departamento de Agricultura que considere dar incentivos que ayuden a costear los gastos de viaje aéreo y de visado para estos obreros.

“A mí por traer seis obreros de Guatemala me sale fácil como $10,000 contando los pasajes de regreso a su país. En eso es lo que realmente el Departamento de Agricultura debería ayudarnos”, mencionó Giuliani, quien espera traer 10 obreros guatemaltecos en julio de este año.

Para Curbelo, los obreros extranjeros prefieren irse a Estados Unidos porque reciben una paga mayor. “Yo puedo pagar a un obrero local hasta $8.00 la hora, y hasta un dólar más a un extranjero. Pero los que viajan a recoger cosechas en Estados Unidos les pagan hasta $18.00. Ese tipo de obrero no aparece para la caficultura de acá”, lamentó.

Cortés reconoció que, debido a todos los requerimientos que exigen estas visas y la poca competitividad salarial que propone Puerto Rico, a las fincas pequeñas les conviene la contratación de recolectores locales.

“A una finca pequeña le conviene más la mano local, y que nuestros jóvenes y mujeres se sumen. Las mujeres generalmente son más rápidas, se concentran más y tienen otras expectativas para avanzar más, pero tampoco hay tantas mujeres para trabajar en el café”, dijo.

Extranjeros “tienen buen rendimiento” en las fincas grandes

José Luis Torres es propietario de la Hacienda Los Eucaliptos en Lares, productores de Café Oro y Café Boricua, y empacadores de los cafés marca Econo y Nestlé, entre otros. En sus 115 cuerdas de terreno, emplea a 35 personas para la cosecha y la producción de café, de los que 12 son oriundos de Colombia.

“Empecé con 14 [colombianos] y este año tenemos 12. Pero para el próximo año estimo que necesitaremos 18 personas. Yo estoy trayendo colombianos que vienen de regiones de café y que tienen un buen rendimiento como recolectores porque son personas que tienen bastante experiencia”, mencionó.

José Luis Torres, propietario de la Hacienda los Eucaliptos, en Lares, espera aumentar la cantidad de obreros extranjeros al traer 18 personas de Colombia para recoger café en sus 115 cuerdas de terreno. Foto por Jorge Ramírez Portela | Centro de Periodismo Investigativo

Torres es de los pocos agroempresarios que se dedican a toda la cadena de producción cafetalera en Puerto Rico. Es decir, además de cosechar el grano, también es benefactor, o sea que se dedica a la limpieza y separación de la pulpa y la semilla, y es torrefactor, pues en su empresa tuesta, empaca y distribuye el producto final a diversos comercios.

Desde hace cuatro años emplea obreros de Colombia como una medida para complementar la escasa mano de obra local, pero reconoce que debido a su nivel de producción tiene ventaja sobre fincas más pequeñas que no pueden apostar por esa solución.

VIDEO: JOSÉ LUIS TORRES, CAFICULTOR

A diferencia de otros caficultores, Torres no ve que el programa H-2A sea un proceso complicado o burocrático, ya que el trámite lo ha trabajado de la mano del licenciado Javier Rivera Aquino, quien fuera el secretario de Agricultura durante la administración de Luis Fortuño, del Partido Nuevo Progresista, entre 2009 y 2013.

“Sí, él [Rivera Aquino] me ayudó, y a muchos compañeros agricultores. Como Javier, hay otros abogados que lo hacen. Tal vez en el caso de nosotros que estamos más ocupados buscamos una contratación para no tener que hacer el proceso directamente”, dijo Torres.

José Daniel Morales, gerente sénior de Asuntos Agrícolas en Puerto Rico Coffee Roasters, coincidió en que para sacarle mejor beneficio al programa de visas H-2A se debe contar con personal experto en migración y con contactos en embajadas que mitiguen la burocracia.

“Hay oportunidad para manejar el cafetal. Ahora, hay que verlo como una empresa. No podemos seguirlo viendo como una finquita. La agricultura es un negocio”, opinó Morales.

Puerto Rico Coffee Roasters ha traído 54 obreros agrícolas colombianos en los pasados tres años para trabajar en las 200 cuerdas de terrenos que cultivan. Morales dijo que el rendimiento de los obreros boricuas es menor cuando se compara con los trabajadores de otros países. “Ves el cambio drástico. No es lo mismo ver el empleado local que solo le metió cinco horas a la finca, pero el extranjero sí viene a trabajar. Es triste ver que la mano de obra local deja de trabajar por cualquier cosa”, expuso.

“Es un beneficio mutuo”

El programa de visas H-2A busca compensar la falta de mano de obra agrícola y evitar que se pierdan cosechas en Estados Unidos y sus territorios. Para los obreros de países latinoamericanos con moneda propia, la compensación económica es atractiva.

Vladimir Tilano tiene 50 años y es oriundo de Pereira, Colombia. Lleva cuatro años consecutivos trabajando en la Hacienda Los Eucaliptos en Lares por medio del programa H-2A.

Vladimir Tilano lleva cuatro años consecutivos trabajando para la Hacienda Los Eucaliptos por medio de la visa H-2A para trabajadores agrícolas extranjeros.  Foto por Jorge Ramírez Portela | Centro de Periodismo Investigativo.

Dice que el dinero que gana en Puerto Rico es el beneficio principal de estar fuera de su país durante 10 meses.

“Con el dinero que ganamos acá, la familia de nosotros puede vivir cómoda en Colombia, que se sabe que hay mucha falta de dinero. Yo personalmente ayudo a mis hermanos o a otras personas que de pronto lo necesitan”, dijo Tilano, casado y padre de tres: Hamilton de 35 años, Sebastían de 25 y Katerine de 11.

VIDEO TRABAJADORES AGRÍCOLAS COLOMBIANOS

El salario también motivó a Diomides Trujillo de 44 años y natural de la región montañosa de Huila, Colombia, a unirse por primera vez al programa en el 2024. Contó que es el primero de su familia en acceder a una visa para entrar a territorio estadounidense y venir a Puerto Rico le dio la posibilidad de montarse en un avión por primera vez. Al llegar a Aguadilla, conoció el mar. 

Diomides Trujillo conoció por primera vez el mar durante un recorrido que hizo desde Aguadilla a Cabo Rojo, al poco tiempo de llegar a Puerto Rico a recoger café. Foto suministrada

“La parte económica favorece mucho porque el cambio de aquí de moneda a Colombia nos favorece. Hoy en día creo que [el cambio] está como a $4,300 por un dólar, y eso nos soluciona allá inconvenientes económicos”, dijo. 

Por cada dólar estadounidense, se obtienen aproximadamente $4,300 pesos colombianos, según el cambio de moneda para enero de 2025. El cambió le permite obtener la canasta básica de alimentos para su familia en Colombia.

“La agricultura es un motor de desarrollo para un país y, entonces, uno decir: ‘mire, este café es recolectado por manos colombianas y están ayudando a la economía del país’, también es importante”, destacó Tilano. 

Ambos colombianos se mostraron sorprendidos de que en Puerto Rico escaseen las personas que se dediquen a la siembra y los cultivos, sobre todo, por tratarse de una isla con buenos terrenos.

“Se sorprende uno. En Colombia abunda la mano de obra y digamos que aquí [en Puerto Rico] que son cafeteros y el café es un motor de impulso, la gente no quiere la agricultura, no le gusta. No sé a qué se deba”, anotó Tilano.

En la foto, Vladimir Tilano (derecha) y Diomides Trujillo (izquierda), trabajadores agrícolas colombianos, que coinciden en que el beneficio económico es la motivación principal para venir a trabajar en la cosecha de café de Puerto Rico durante 10 meses. Foto por Jorge Ramírez Portela | Centro de Periodismo Investigativo

Trujillo, por su parte, destacó el reto de la emigración de puertorriqueños jóvenes a Estados Unidos. “Al jefe alguna vez le pregunté: ‘mire, ¿y esa finca de allá o de allá?’ Fincas perdidas, abandonadas. Entonces [él] me cuenta que no ha habido renovación agrícola. Los jóvenes lo que buscan es todo para afuera y trabajar en empresas. Eso comienza a hacer déficit en la mano de obra. Toca buscar la forma de atraer a la juventud y que miren el campo. Que no se vayan todos, porque si se van todos se acaban los patronos (…) entonces ni a nosotros nos van a traer porque no habrá quién nos traiga”, reflexionó.

Buscan “socializar” los costos de traer mano de obra extranjera

Tanto la presidenta de la Asociación de Agricultores como la profesora Cortés coincidieron, en entrevistas separadas, que una posible solución que permita sacarle un provecho justo al programa de visas H-2A es la unión de varias fincas cafetaleras para la “socialización” de los costos de traer a obreros agrícolas de otros países.

“Lo que queremos es buscar algún tipo de forma de trabajar para que, por ejemplo, yo, junto con dos o tres agricultores podamos traer tres obreros migrantes y que nos podamos dividir los costos. Pero, ¿cómo lo podemos hacer? Porque hay unos requisitos del Departamento del Trabajo que exige que la persona que solicita el obrero solamente es quien lo puede utilizar en su finca”, señaló Rodríguez al tiempo que dijo que buscará movilizar ese tipo de medidas en consultas con la Legislatura y con las agencias federales. 

Este programa actualmente exige que sea un solo patrono el que solicite la visa y asuma los gastos que conlleva contratar a extranjeros temporalmente para trabajos agrícolas.

“Sí, una sola persona es la que puede hacer el trámite, pero lo que sí se podría hacer es socializar los costos y hacer un calendario para que ellos trabajen para todos los que pusieron fondos. Pero eso conlleva mucha disciplina y desprendimiento”, comentó, por su parte, Cortés.

Los retos que enfrenta la producción de café en Puerto Rico no se mencionan en el Programa de Gobierno que promovió la gobernadora Jenniffer González durante su campaña electoral el pasado año. En el apartado sobre agricultura, ubicado bajo desarrollo económico, se habla de aspectos generales sobre incentivos, uso de tierras, seguros agrícolas, entre otros temas, pero no se incluye la industria del café.