Por Luisa García Pelatti
El congresista Luis Gutiérrez dedicó la mañana de la víspera del día de Acción de Gracias a atender a la prensa con motivo de la publicación de su libro “No he dejado de soñar. Mi largo camino del barrio a los recintos del Capitolio”, publicado por Santillana. Gutiérrez hace un recuento de su vida desde sus primeros 15 años en Chicago hasta su vida actual como miembro del Congreso de Estados Unidos. Hijo de padres puertorriqueños (San Sebastián y Aguadilla) que emigraron a Chicago buscando oportunidades económicas y que con el tiempo decidieron regresar, narra los problemas de identidad de un joven que era considerado puertorriqueño en Chicago pero que en San Sebastián llaman “el gringo” porque no hablaba bien español. Gutiérrez explica cómo entra en la política tras su regreso a Chicago y las dificultades económicas y políticas hasta llegar al Capitolio.
El libro ayuda a entender cómo este independentista puertorriqueño ha logado sentarse en el Congreso y por qué ha centrado su lucha en la defensa de los indocumentados.
Dice que no escribe el libro por dinero (los $55,000 del adelanto de la editorial, se gastarán en la impresión del libro y en publicidad y los eventos de presentación del libro). “Durante mucho tiempo deseaba escribir un libro” y cree que ya era tiempo. “La vida promedio de un hombre es de 80 años. Tres cuartas parte del tanque está vacío. Me dije, Luis, ya es tiempo de sentarme a escribir”. “El libro me da la oportunidad de explicar qué es lo que hace que Luis Gutiérrez tome estas decisiones, por qué dice lo que dice, cuáles son las experiencias, cuáles son los acontecimientos” que lo convierten en lo que es hoy.
Pregunta: Usted empieza el libro con el relato del atentado en el que queman su casa con un cóctel molotov en medio de unas elecciones para la alcaldía de Chicago, en 1984. Ese incidente hubiera sido suficiente para retirar de la política a cualquier. ¿La política es tan dura en EEUU?
Respuesta: Utilicé el primer capítulo porque quería decirle al lector que me conocía como congresista, que me ve en televisión con una buena guayabera o un buen traje, que me ven en los medios de comunicación bien fotografiado, que no siempre fue así. Tuvimos que tomar decisiones para llegar a este punto y una de ellas fue cuando algunos querían, a través de la violencia, que yo abandonara mi afán por tener mayor justicia, equidad e igualdad en recursos. Recordemos que los explosivos y las bombas han sido un instrumento del terrorismo político en Estados Unidos. Yo soy un producto de la lucha de derecho civiles encabezados por Martin Luther King y los afroamericanos. Fue por defender a un hombre negro que me tiran la bomba.
En la década de los 80, Gutiérrez se pudo del lado de Harold Washington, candidato a la alcaldía de Chicago, haciendo frente a los comisarios de su barrio que querían que votara en contra del candidato afroamericano. Gutiérrez se reveló y amenazó con presentarse a las elecciones. Fue su entrada a la política.
P: Usted entra en política sin pensarlo mucho. Fue una reacción visceral.
R: Tiene razón, no lo pensé, fue visceral. ¡Es que me insultaron! Estos dirigentes del partido demócrata habían venido a mi casa para inscribirme para votar. Mi vida hasta ese momento era ver programas de “Mork and Mindy”, darme mi cerveza, jugar mi juego de dominó, sembrar mis florecitas, ser un buen vecino y ser buen padre. Un matrimonio joven, con su primer hijo, empezando su vida.
P: ¿Cree que se habría dedicado a la política si en vez de regresar a Chicago se hubiera quedado en Puerto Rico?
R: Creo que no –lo piensa unos segundos–, hubiese estado en política sí, habría seguido vendiendo Claridad, el periódico de la independencia, comprándolo, yendo a eventos, marchando. Pero dudo mucho que hubiese tomado un puesto. Luis Gutiérrez nació y se crió para estar en la política en Estados Unidos.
P: Su regreso a San Sebastián y el hecho de que pudiera aprender bien español fue clave para su futuro político.
R: Esos años fueron claves y lo relato en el último capítulo cuando mi papá me dice “tanto que te quejaste, tanto que lloraste. Que si aquí no se hablaba inglés, que si los amigos te hacían falta, que si el español era tan difícil…fue lo mejor que te pudo pasar”.
P: ¿Cree que los inmigrantes valoran la importancia de mantener el español en Estados Unidos?
R: Cada vez eso es más importante, más que cuando mis padres me criaron a mí. Papi y mami nunca insistieron en que hablara español, para ellos era suficiente que ellos no tuviesen que hablar inglés. Yo entiendo tu inglés, tu entiendes mi español, estamos “cuadraos”. Estados Unidos es el país que ha enterrado más lenguas extranjeras que cualquiera otra parte de nuestra civilización. Llegaron los alemanes entierran el alemán. Los italianos, los portugueses. Todos enterraron su idioma y luego enfatizamos en que hay que pasar leyes para defender que el inglés es el idioma exclusivo. En el resto del mundo, los hombres cultos hablan varios idiomas, hasta el del tren. Pero eso está cambiando, los estudiantes se están inscribiendo cada vez más en clases de español. Hay millones de estudiantes en las universidades aprendiendo español. ¿Por qué? Porque somos un hemisferio. Porque ven grandes oportunidades de integración económica. En la política a mí me parece esencial porque tengo armas que otros políticos no tienen, no porque mi español sea perfecto, no porque no piense en inglés (estoy constantemente traduciendo), sino porque mi español es lo suficientemente bueno para entender la idiosincrasia y puedo comunicarme con mexicanos, con ecuatorianos con puertorriqueños, con todos los latinos.
P: Un independentista sentado en el congreso de EEUU, para muchos eso es una contradicción. Algunos lo han acusado de ignorar los intereses de Puerto Rico. ¿Qué les diría?
R: Que la contradicción no es mía. Yo nací ciudadano de los Estados Unidos, en Chicago. Allí viví mis primeros 15 años y ¿saben lo que me inculcaron mis maestros en la escuela?, que la independencia era algo de lo que había que estar orgulloso. Ser un país libre y soberano es algo que deberías proteger con tu vida. Libertad o muerte no era excesivo, era un refrán de la revolución. Que triunfamos sobre el coloniaje y por eso creamos estatuas y días feriados para George Washington y Thomas Jefferson y todos los demás revolucionarios.
Pero cuando llega al Puerto Rico de los años setenta le dicen que lo que había aprendido en la escuela en Estados Unidos en Puerto Rico era subversivo, revolucionario.
P: Algunos dicen que podría haber hecho más por Puerto Rico desde el Congreso.
R: Yo no voy al Congreso de Estados Unidos como congresista del Partido Independentista, ni del Partido Popular y desafortunadamente los anexionistas cree que debo abogar por lo que ellos no han podido conseguir. Me explico. Quizás en su mente ellos pueden creer que ganaron el 61% del voto del plebiscito, pero desde mi punto de vista eso no se lo cree nadie y estoy seguro de que cuando ellos hablan entre sí, dicen “ni nosotros nos lo creemos”. No me pidan a mí lo que el pueblo de Puerto Rico, de una manera pacífica, organizada y democrática no ha demandado del Congreso. Me dicen que debo hacer más por Puerto Rico, pero mira la contradicción, me dicen “que no venga aquí a inmiscuirse en los asuntos de Puerto Rico porque tú eres de allá”. ¿O debo hacer más o no debo inmiscuirme? Yo no soy congresista del estado de Illinois, soy congresista de los Estados Unidos de América y, al parecer, ellos no han tomado los cursos básicos para entender que el Congreso rige sobre todos los ciudadanos de Estados Unidos.
P: Supongo que sigue la actualidad de Puerto Rico y está al tanto de los problemas económicos. ¿Cree que EEUU ayudará de alguna forma a Puerto Rico a salir de la crisis?
R: Creo que no le han dado a Puerto Rico la importancia y la prioridad que merece, que nos merecemos. Ahora viene un task force en diciembre. Tanto task force, tanto task force pero la gente tendría gran dificultad para decir en qué nos ha beneficiado. Hay muchas cosas que debería hacer el Congreso de Estados Unidos y el gobierno federal. Si queremos ser independientes, si queremos ser estado, si queremos ser autonomistas hay una cosa en lo que debemos estar de acuerdo, crear trabajos propios que nutran la economía. Tenemos que dejar de ser una economía que consume lo que no se produce y produce lo que no se consume. Si el gobierno quiere ayudar tiene que dejar de hablar de cupones y más asistencia pública y empezar a hablar de cómo podemos ser autosuficientes. Puerto Rico tiene talento. Tiene tanto talento que se está yendo. Y es triste. Emigrar es bien difícil.
P: Ha concentrado gran parte de sus esfuerzos en el Congreso a la lucha por los derechos de los inmigrantes y la reforma migratoria. ¿En qué punto está la reforma migratoria?
Todos los días se deportan 1,100 indocumentados. Desde que asumió a presidencia Obama se han deportado a 2 millones de personas.
R: Creo que el presidente Obama va a firmar un acuerdo este año. Después de firmar ese acuerdo entiendo que el proceso legislativo es solo la primera fase de la conquista de la justicia. Para mi ahí es que empieza el trabajo. Se trata de integrar a 11 millones de personas. Después de dos millones de deportaciones, los inmigrantes temen al gobierno. Hay que facilitar el proceso para que salgan de la oscuridad.
P: En el libro habla del deterioro de su relación con el presidente Obama ¿Cuál es su relación actual con el presidente?
R: Cuando fue electo por primera vez al Congreso nos sentábamos juntos. Confiaba en mí, era su confidente. Cuando tenía un problema era al primero que llamaba. Ahora soy quizás el más lejano en la mesa durante una reunión, pero voy a hacer hincapié en esto, siempre voy a apoyarlo. En 2008, 2012 fue a la convención demócrata, di mi discurso. Viajé a través de todos los estados. Por eso digo, si tienes poder e influencia no lo desperdicies. Utilízalo, aunque tengas que utilizarlo para corregir defectos de gente que quieres apoyar como Barack Obama. Lo quiero inmensamente y quiero que la historia diga “Barack Obama libertador de 11 millones de indocumentados” en vez de “Barack Obama presidente de que deportó más inmigrantes que cualquier otro”.
P: ¿Dónde se ve en los próximos 5 años, cuáles son sus planes de futuro en la política?
R: Mi futuro está en dos sitios, en Chicago y en Puerto Rico. Quiero pasar más tiempo aquí. En los próximos 5 años yo veo al maestro Luis Gutiérrez. Dando clases. Me encantaría. La clase que quiero enseñar es “política electoral como vocación” para que podamos matar todos los mitos. Si quieres ser rico estudia banca de inversiones.
P: ¿No sé ve en la política de Puerto Rico?
R: Me veo en la vida política de Puerto Rico, pero más como activista para el medioambiente, para el plan energético, para asuntos de educación, para mejorar la Isla, pero no en temas político partidistas.
P: ¿EEUU está listo para un presidente hispano?
R: Sí. Lo he dicho en un sinnúmero de foros. La primera presidenta o el primer presidente hispano, latino, ya nació. Y eso va a suceder en los próximos 20 años. Y los más rico que encuentro, porque es la palabra que me sale, es que ella o él surge de un movimiento de latinos en el cual la unidad se dio en defensa de aquellos más vulnerables. A mi me parece extraordinario que el 6 de noviembre todos los analistas hablaban del poder del voto latino. Finalmente lo reconocen. Y lo atribuyen a que los republicanos saben que tienen que arreglar el problema de los inmigrantes. Pensar que una comunidad que son ciudadanos de los Estados Unidos da su voto no para conseguir algo nuevo para sí mismo porque ya lo tienen, sino para conseguirlo para su prójimo. A mi me parece un libro extraordinario que hay que escribir.