Por Luisa García Pelatti
Era un tema del que se había hablado muy poco hasta ahora. ¿La propuesta de los republicanos en el Congreso de Estados Unidos de establecer un impuesto a las importaciones afectará la economía de Puerto Rico? Como si la atribulada economía de Puerto Rico necesitara más incertidumbre. La pregunta la planteó uno de los miembros de la Junta de Control Fiscal, Arthur J. González, durante la sexta reunión que tuvo lugar el viernes.
Si se aprueba el “border tax”, “tendría consecuencias severas para la Isla. Puerto Rico debe asegurarse de estar en el lado correcto de la frontera”, respondió el economista José J. Villamil a la pregunta de González.
El peor escenario sería que las exportaciones de Puerto Rico a Estados Unidos estuvieran sujetas al pago de un impuesto de 20%. Eso sería quedar en el “lado incorrecto de la frontera”.
En un escenario como éste, no sólo se afectarían las exportaciones, se perdería competitividad en el área del turismo, advierte.
¿Qué es el “Border-Adjusted Tax”?
Los republicanos proponen establecer incentivos contributivos a las empresas que producen en Estados Unidos y exportan, y desincentiva que las compañías de Estados Unidos importen su materia prima de otros países o se establezcan en el exterior para pagar menos impuestos. Con los cambios propuestos, las compañías no podrían deducir de sus ingresos el costo de las importaciones, lo que les permitía reducir su tasa contributiva. Por su parte, las exportaciones se harían libres de impuestos. El plan funcionaría como un impuesto al déficit comercial y levantaría $1 billón ($1 trillion) en un periodo de 10 años.
La tasa contributiva de las corporaciones se reduciría de 35% a 20%. Las exportaciones estarían exentas.
El “Border-Adjusted” no afecta a las compañías que producen y venden sus productos en Estados Unidos. En cambio, una empresa que opera en Estados Unidos e importa materias primas pagará más en contribuciones.
Por otro lado, algunos economistas señalan que una medida como ésta aumentaría el valor del dólar en 20%, compensando el alza en la tasa contributiva al hacer que las importaciones más baratas. Pero si el dólar no aumenta, subirían los precios a nivel del consumidor.