Por Luisa García Pelatti
Agotadas ya las ayudas de la pandemia del COVID-19, las familias puertorriqueñas empiezan a solicitar préstamos. Por otro lado, se reducen los créditos a empresas y, con las tasas de intereses al alza, siguen disminuyendo los préstamos hipotecarios.
En el segundo trimestre, la cartera de préstamos totales cayó 0.6%, la quinta reducción consecutiva, según datos de la Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras. Los préstamos personales crecieron 13.9% en el segundo trimestre, el quinto aumento consecutivo y el mayor desde 2013.
Los préstamos para la compra de autos, que no han dejado de crecer desde finales de 2017, mantienen su fuerte crecimiento de doble dígito, que en el segundo trimestre fue de 15.6%.
Vuelven a utilizarse las tarjetas de crédito. En el primer trimestre, la deuda en tarjetas creció (2.2%) por primera vez desde 2013 y en el segundo trimestre se registró un incremento de 8.7%. La deuda en tarjetas de crédito cayó de forma acelerada al inicio de la declaración de la pandemia –debido a la caída del consumo, los viajes y a que las familias usaron los cheques de estímulo para reducir los balances adeudados.
Los préstamos comerciales, industriales y agrícolas siguen sin recuperarse. En el segundo trimestre disminuyeron 11.1%, la quinta caída consecutiva.
Por su parte, los préstamos hipotecarios cayeron 4.6%. La deuda hipotecaria, que ha estado disminuyendo desde 2010, se redujo hasta $17,794 millones, el nivel más bajo desde 2002.