Por redacción de Sin Comillas
Una vista pública de la Comisión de Turismo y Cultura del Senado reveló las dificultades que tuvo el aeropuerto para operar los días posteriores al huracán María.
La Comisión evalúa la Resolución del Senado 489 que investiga la razón por la que las líneas aéreas aumentaron el costo de los pasajes para salir de la Isla tras el paso del huracán María.
El Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO) no ha recibido ninguna querella respecto al aumento en los pasajes durante la emergencia, aunque los pasajes de Puerto Rico a Estados Unidos llegaron a superar los $1,000, ida y vuelta.
El aeropuerto Luis Muñoz Marín, que manejaba 130 vuelos comerciales diarios antes del huracán, redujo los vuelos a 10 diarios en septiembre y la cantidad de vuelos ha mejorado “progresivamente de mes a mes” y a marzo pasado el aeropuerto tuvo un promedio de 100 vuelos diarios, explicó Agustín Arellano Rodríguez, presidente de Aerostar.
Según la Autoridad de los Puertos (AP), el 25 de septiembre fue el día de mayor auge en despegues y llegadas de vuelos comerciales y militares, con 328 vuelos seguido del día anterior con 252. Estos números incluyen los vuelos privados y aquellos que se llevaron a cabo en los 13 aeropuertos que maneja AP y el aeropuerto Luis Muñoz Marín.
Del aeropuerto Luis Muñoz Marín despegaron 12 vuelos el 26 de septiembre. El número de vuelos fue aumentando hasta alcanzar 41 vuelos diarios el 1 de octubre. Entre el 26 de septiembre y el 1 de octubre sumaron un total de 164 vuelos. A partir del 2 de octubre hasta febrero salieron del aeropuerto 545 vuelos comerciales.
El aeropuerto se vio severamente afectado por el paso del huracán María y dos de sus terminales que tuvieron que ser cerrados. A los dos terminales que estaban operando comenzaron a llegar vuelos de ayuda humanitaria y militares y a las 48 horas luego del evento atmosféricos estaban listos para recibir vuelos comerciales.
A juicio de Arellano Rodríguez, existían “muchos obstáculos” que impedían que la transportación aérea fuera una “operación normal”. La mayoría de los aviones venían a Puerto Rico “vacíos” pero salían de Isla llenos a capacidad. Además, debido a la destrucción de gran parte de los sistemas de navegación y radares de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés), durante cuatro semanas la agencia federal estableció un sistema especial de reservación de turnos o “slots” para vuelos comerciales para asegurar la distancia adecuada y segura entre aviones. Dicho sistema limitaba la cantidad de vuelos y las horas que los mismos podían aterrizar y despegar del aeropuerto. Por lo tanto, un solo avión podía aterrizar o despegar cada 10 minutos entiéndase seis por hora.
Otra aspecto que para el ejecutivo de Aerostar afectó a las aerolíneas fue la falta de habitaciones de hotel, por lo que la FAA comenzó a transportar todas las noches a los controladores aéreos desde San Juan hasta Fort Lauderlale para que pudieran descansar. Del mismo modo, las aerolíneas no permitieron que sus aviones pernoctaran en la Isla ya que se vieron en la necesidad de transportar a sus tripulaciones de regreso a su ciudad de origen.