Agencias

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI),Christine Lagarde, ha afirmado que el riesgo de que EEUU caiga en el ‘precipicio fiscal’, con abruptas subidas de impuestos y recortes de gastos, pone en peligro la supremacía económica estadounidense.

En una entrevista emitida por la BBC, Lagarde asegura que “Estados Unidos es el líder mundial, es la divisa de reserva mundial y un valor seguro. Para proteger esto, para asegurarse de que su liderazgo perdura, se tiene que eliminar esta incertidumbre”.

En opinión de la responsable del FMI, el desacuerdo entre demócratas y republicanos sobre cómo evitar ese “precipicio fiscal”, “alimenta dudas sobre ese liderazgo (el de EEUU)”.

El llamado “precipicio fiscal” se desencadenaría a principios de 2013 si el Congreso no alcanza un acuerdo, así sea de mínimos, para evitar que coincidan en el tiempo aumentos de impuestos generalizados y recortes drásticos al presupuesto que llevarían a EEUU con toda seguridad a la recesión.

Lagarde recordó el efecto dominó que produciría la falta de acuerdo político en Washington; “si la economía estadounidense crece un 2% menos, habrá un 1% menos de crecimiento en México, en China…”. “Si Estados Unidos sufre como resultado del abismo fiscal, con una eliminación total de su crecimiento, esto va a tener repercusiones en todo el mundo”, insistió Lagarde, quien recordó que lo más urgente es “eliminar la incertidumbre y la duda lo más rápido posible”.

Este viernes, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, lamentó que se haya perdido otra semana para conjurar ese peligro y criticó que el presidente Barack Obama no haya hecho aún una propuesta “seria”, en su opinión.

El presidente estadounidense propone que se prorroguen las rebajas impositivas vigentes desde el mandato de George W. Bush solo para los ingresos por debajo de los $250,000 anuales, de modo que aumente la presión fiscal sobre los ricos.

Los republicanos se oponen a una subida de impuestos a las grandes fortunas e insisten en que la estrategia de reducción del déficit debe venir del lado de los recortes del gasto federal, especialmente en los programas sociales más costosos como la sanidad para los jubilados o el Seguro Social.