La Reforma Contributiva redujo a 30% la tasa contributiva máxima para corporaciones e individuos, y aunque contempla reducirla a 25% en el 2014, voces críticas como Miguel Ferrer creen que no se ha hecho lo suficiente. “Logramos justicia social”, asegura, pero dice que no llegamos a la meta. Estima que haber bajado las tasas a 25% le hubiera costado al erario $15 millones anuales, un impacto económico que considera pequeño para los beneficios que se hubieran obtenido.
Ferrer señala que tarifas más bajas permitirán acceder a los mercados de capital, convencerán a billonarios, actores, cantantes de que Puerto Rico es un lugar atractivo para establecer su residencia y, todo ello, unido a una modernización de la ley de la Entidades Bancarias Internacionales podrían transformar a la Isla en un centro financiero regional, como ya lo es Panamá.
“Somos un gigante internacional en entretenimiento, pero ninguno de los artista puertorriqueños famosos reside en Puerto Rico, ninguno paga contribuciones aquí”. Y Se cuestiona ¿por qué Google no está en Puerto Rico? “Alguien debe decirle que vengan aquí”.
Ferrer opina que las contribuciones deben convertirse en una herramienta de desarrollo económico. “La barrera más importante que impide que Puerto Rico no crezca son las contribuciones tan altas”, dijo y aunque aplaudió la Reforma Contributiva que se aprobó a principios de este año, insistió en que si queremos atraer capital extranjero es necesario que las tasas contributivas sean atractivas.
“Se que no es fácil, pero se trata de ser mediocres o ganadores. Somos capaces y nos lo merecemos”.
“Soy parte de la generación que vio a Puerto Rico ser un éxito entre 1960 y 1980 y luego lo vi descender a la catástrofe que es hoy”. Con estas palabras comenzó Miguel Ferrer, su participación como orador invitado en una actividad organizada la semana pasada por la Asociación de Analistas Financieros. Ferrer es presidente de la Junta de Directores de UBS, la principal firma de inversiones de la Isla y ha estado unido al desarrollo del sector desde sus comienzos en la década de los 60 del siglo pasado.
Ferrer pintó un cuadro negro de la situación económica. “Hemos perdido una década de crecimiento y no tenemos una ruta segura para crecer”. Dijo que aunque Puerto Rico merecer ser “un cinco estrellas”, estamos en el umbral de la mediocridad. La solución está en ser atrevidos, dice, y “hacer lo que hay que hacer”.
Y lo que hay que hacer es ser competitivos a nivel global, reducir las tasas contributivas de empresas e individuos a una máximo de 25% (algo en lo que lleva insistiendo desde mucho antes de que se aprobara la Reforma Contributiva), para poder distribuir la riqueza. “Nos falta la determinación de querer ser ganadores”. “Tenemos que reinventarnos”, dijo Ferrer, buscar un modelo económico que nos permita ser competitivos a nivel global.
Con la población disminuyendo, “vamos camino a ser un país de viejos pobres, y eso es horrendo”. La tasa de participación laboral es muy baja, 41%. El desempleo es alto, 16%. En esas circunstancias, los pocos que trabajan tienen que hacerlo con tres veces mayor intensidad para compensar por lo que no trabaja. Se trata de un cúmulo de circunstancias que Ferrer llamó un tsunami.
Ferrer presentó algunas cifras que muestran que la carga contributiva no está repartida de forma equitativa. El 2% de los contribuyentes (unos 26,501) pagan el 42% de las contribuciones.