Opinión

Por Alberto L. Martín Rivera*

Estamos por comenzar un nuevo año por lo que es un buen momento para revisar las preocupaciones en el ejercicio de la morosidad del crédito cooperativo.

Los fondos de ayuda federales y estatales ingresados al bolsillo del consumidor le dieron en cierta medida un poder adquisitivo con el que se pudo o cancelar o reducir deudas. Sin embargo, una vez agotado el fondo el consumidor vuelve a endeudarse para cubrir sus necesidades financieras creando un alto endeudamiento sobre todo en el grupo familiar. El aumento de la deuda familiar, incluyendo las cooperativas, fue 2.23% al cierre del tercer trimestre de 2024, comparado con 7.38% en 2023.

En el caso de los comerciantes, los fondos recibidos no permitieron un desarrollo económico, sino cubrir partes de sus gastos. Siendo el gasto energético en las PYME el más impactante que lleva a la empresa al despido o cierre de los servicios, aumentando el desempleo. Esto a su vez motiva al consumidor a mudarse a Estados Unidos para buscar mejor posición financiera.

Todos estos factores tienen una repercusión en la cartera de riesgo de cualquier institución financiera. Pues cierto es que al entrar en el financiamiento generamos un ingreso que luego tenemos que devolver como parte de nuestros gastos y a mayor precio.

En este escenario, la tónica esperada es de moderación en el índice del crédito “emproblemado”. Al momento no se esperan fuertes subidas, salvo que aconteciera un evento significativo imprevisto.

La morosidad de la financiación cooperativista en actividades productivas se sitúa a fin del tercer trimestre de 2014 en 2.45%, superando el 2.18% de 2023. En volumen esto es $180 millones comparado con $153 millones para un aumento significativo de 17.4%. La cartera total tiene una morosidad promedio a seis años de 2.43%, con una tendencia de crecimiento al mismo periodo de 1.41%, que sigue siendo atractiva por su buen control.

La cartera de mayor crecimiento en sus “emproblemados” es la de tarjetas de crédito, con 4.42%, pero la cifra es más baja que el 5.00% cierre al 2023. Su promedio en el índice “emproblemados” por los pasados cinco años es de 4.82%, la más alta en su composición de la cartera. Es posible que esta situación ocurra ya que el consumidor utiliza incorrectamente sus tarjetas para cubrir gastos recurrentes que luego no puede reponer de inmediato sobrellevando una carga en endeudamiento alta.

La cartera de autos nuevos y usados tuvo un desembolso de $134 millones y $171 millones, respectivamente. De hecho, la cartera de autos es la de mayor crecimiento para los últimos cinco años con un aumento de 77.1% y una morosidad de 1.60%. En el tercer trimestre de 2024, los préstamos atrasados representan un 2.20% frente al 1.99% del 2023. El aumento en el tercer trimestre es de 11.5%, de una cartera de $1.9 millones. Obviamente, es un aumento en morosidad que requiere atención de parte de los comités de crédito de cada cooperativa. Se requiere prudencia en sus aprobaciones.

La cartera hipotecaria es la de mayor atractivo, con un índice moroso de 1.12%, menor al 2023 que presentó 1.41%. Esta cartera tuvo un desembolso de $78.9 millones en el tercer trimestre, con la participación de 572 socio/clientes. Para 2023, el desembolso fue de $73.9 millones con participación de 596 socios/clientes. Posiblemente el aumento en el volumen corresponde al aumento en los precios causados por los costos de mano de obra y materiales. El promedio de morosidad a cinco años es 1.92%. Esto demuestra dominio en el conocimiento del mercado hipotecario.

Su cartera de préstamo regular es de $2.7 millones, lo que representa un aumento de 6.07% en los primeros nueve meses de 2024. La morosidad está en 2.31%, con un promedio a cinco años de 1.70%. El cierre de 2023 fue de 1.84%. Esta cartera tuvo un desembolso de $320 millones con una participación de 34,219 socios/clientes.

La cartera de facilidades comerciales tuvo un crecimiento de 8.09% en el tercer trimestre. Esta cartera tuvo una participación de 222 comerciante, con un volumen de desembolso de $40.8 millones. La cartera comercial es la segunda de mayor aumento en los últimos cinco años con 54.8%. Sin embargo, en mi opinión, es la cartera de mayor atención ya que presenta un índice moroso de 3.11%. Mantiene un promedio a cinco años de 3.24%. El comité de crédito debe mantener oficiales especializados para esta cartera por su complejidad, tanto en su manejo como en su custodia.

En mis análisis a las cooperativas les motivo a que logren hacer los “join venture”, o participación conjunta para un financiamiento. Tiene varias ventajas: se diluye el riesgo, es una nueva forma de ingresos, se logra mayor participación en proyectos importantes comerciales en la comunidad, en fin. Si el grupo cooperativo se une en un fondo común sería una nueva forma de inversión, tanto en la colocación como en la captación. Este plan fue sometido a Corporación Pública para la Supervisión y Seguro de Cooperativas (COSSEC) hace varios años, aunque no tuvimos respuestas.

Valga decir que el grupo cooperativo tuvieron un desembolso en los primeros nueve meses de 2024 de $1.781 millones con una participación de 123,728. Comparado con los primeros nueves meses del 2023 con desembolso $1.938 millones y participación de 127,415. La reducción en volumen es de 8.14% y participación de 2.89%. Esta reducción es un buen ejercicio ante un mercado muy sensitivo por su alto volumen de endeudamiento.

Sin embargo, ante la situación de nuestro mercado, las cooperativas han hecho sus deberes: han saneado sus balances, incrementado sus provisiones en 5.51% con una tendencia de crecimiento en seis años de 9.73%. Aun así, considero prudente elevar el índice de cobertura actual de 1.21 llevarlo a 1.50 y sostenerlo.

Nuestro índice de estabilidad en morosidad ubica a COSSEC en una puntuación de 1.4391 para una clasificación de 0.73, lo que es aceptable. Este es un tema de alta vigilancia, supervisión y auditoría de parte de COSSEC para estar al frente cuando surjan situaciones de estrés crediticio.

Quiero indicar que nuestro índice de “estabilidad en morosidad”, lo mismo que los componentes de nuestro índice de “estabilidad financiera”, no contemplan en su cómputo los índices de inflación que afectan al mercado financiero, entre otros. Esto lo determinamos así, ya que, por ejemplo, el gasto de intereses de una institución financiera incluye en forma real el alza o disminución de los intereses determinado por la Reserva Federal. Tampoco incluimos el índice de quiebras porque ya en nuestro cómputo para el índice de morosidad tomamos en consideración toda la cartera “emproblemada”, incluyendo los préstamos en quiebras con su balance de cierre y no en promedio. Utilizamos el índice “cartera de riesgo o portafolio at risk” (PAR siglas en inglés), que nos indica el porcentaje de la cartera emproblemada en proporción de la “cartera total”.

Consideramos que incluir estos aspectos lo convierten en un índice de condición estable o inestable, a un índice de pronóstico, pues se incluyen los efectos reales de la tasa de interés determinados por la Reserva Federal. De hecho, el aumento en morosidad obedece a por numerosas razones, que incluyen, por ejemplo, la inflación que afecta los intereses, los salarios y los precios de otros productos.

Por eso no utilizamos índices externos, evitando inflar los balances de cierre porque ya están contemplados en forma real en las cuentas del activo, como en sus cuentas del gasto, resumidas en su balance de capital.

  • El autor es un empleado retirado de la banca comercial, con una experiencia de 40 años de servicio.