Por redacción de Sin Comillas
Casi tres de cada cinco personas que se han jubilado aseguran que el dinero del retiro no les permite vivir cómodamente, un 79.2% tiene una fuente adicional de ingresos y casi la mitad ha pensado en volver a trabajar. Son datos de un estudio del Observatorio de Sociedad, Gobernanza y Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico (PUCPR), para conocer el perfil socioeconómico de los jubilados.
Los autores del estudio recomiendan revisar con regularidad las pensiones, ofrecer beneficios contributivos a los pensionados que decidan seguir trabajando después de su jubilación y ofrecer actividades de ocio gratuitas o a bajo costo para paliar el sentimiento de soledad de este segmento de la población.
Según los datos de la investigación, un 75% de las personas retiradas son mujeres; casi nueve de cada 10 personas jubiladas (85%) tienen ingresos que van de los $100 a los $2,499 al mes; y un 75% de los encuestados dice haber reducido sus gastos, especialmente los relacionados con entretenimiento. Se encuestaron a 1,604 personas retiradas.
Una tercera parte de los encuestados no tiene ahorros, y aunque un 66% dijo tener dinero guardado, esos ahorros no les alcanzarían para vivir más de un año. El ingreso de las personas retiradas proviene mayormente del Seguro Social y de sus pensiones, y un 47% ha pensado en regresar a trabajar.
Según Hernán A. Vera Rodríguez, director del Observatorio, la situación de precariedad económica durante el retiro obliga al 73% de los encuestados a hacer ajustes comprando alimentos más baratos para rendir el dinero y el 53% dice que los altos costos de la salud afectan su calidad de vida. Una cuarta parte de los encuestados asegura que su situación económica ha empeorado después de la pandemia.
“Esta investigación nos brinda un panorama más claro sobre la situación social, económica y anímica, de las personas retiradas en el país en momentos en que el segmento de mayor crecimiento poblacional en la Isla son los adultos mayores. Esto resulta particularmente importante ante las reformas que han ocurrido y otras que todavía se gestan en los diversos sistemas de jubilación en el país. La investigación cuenta con una muestra amplia de 1,604 personas retiradas y analiza también los ajustes que han tenido que hacer las personas retiradas en su vida diaria, el sentimiento de soledad, su intención de volver a trabajar y la percepción de los retirados frente el rol del gobierno”, comentó Vera Rodríguez, uno de los autores del estudio, junto a Jennifer Castellanos Barreto, doctora en psicología industrial-organizacional e investigadora del Observatorio.
El estudio presenta una serie de recomendaciones que incluyen:
- Exigir que se formulen políticas públicas para atender la situación económica de los retirados
- Crear estrategias para revisar las pensiones y lograr que los ingresos compensen el aumento en el costo de vida
- Considerar extender beneficios contributivos a personas retiradas que siguen trabajando
- Llevar a cabo un estudio más profundo sobre la situación psicosocial de las personas retiradas
- Desarrollar estrategias para proveer un inventario más amplio de actividades de ocio a las personas retiradas
- Concienciar a los miembros de las familias de los efectos económicos y psicosociales que conlleva que una persona retirada sea el cuidador informal de un nieto oun adulto mayor.
Esta investigación da seguimiento a un trabajo desarrollado en 2012 por Vera Rodríguez sobre los retirados en las zonas sur y oeste de Puerto Rico.
“Los resultados del estudio refuerzan nuestros hallazgos de 2012 que, para la mayor parte de los encuestados, el retiro no es una época de júbilo y descanso, sino más bien una continua lucha porque el dinero les alcance para cubrir sus necesidades básicas. De hecho, uno de los hallazgos principales del estudio es que un segmento de los retirados ha tenido que continuar laborando para poder encarar los gastos de su vida diaria”, comentó Vera Rodríguez.