Opinión

Por José G. García López*

La Inteligencia Artificial (IA) está revolucionando todas las actividades que lleva a cabo el ser humano. Para muchos la ven simplemente como un instrumento de información tecnológica que puede ser usado por todos los sectores, las empresas, las universidades, instituciones, estudiantes, maestros, los trabajadores y otros; para llevar a cabo determinadas tareas. Sin embargo, la IA más que un instrumento es un agente; nos indica Yuval Noah (2024), en su excelente y abarcador libro titulado Nexus. Es decir, que la IA no solo podría ser usado para que un escritor pudiera redactar un libro más rápido; sino que esta lo podría escribir e interpretarlo por sí mismo.

Con respecto al concepto de IA o algoritmo, Noah prefiere usar el término antiguo de ordenador ya que este representa el aspecto físico de la revolución de informática. Los ordenadores están compuestos de “hardware “y “software “. Estos son materia que consumen mucha energía y ocupan un espacio físico, confirma Noah. El término algoritmo, lo usa cuando quiere enfatizar en aspectos de programación. En cambio, la IA lo aplica para destacar la capacidad de ciertos algoritmos de aprender, “sentir” y cambiar por sí mismos.

Es por esto que la IA tiene la capacidad no solo de actuar como un humano sino de aprender y decidir. Con la IA la humanidad se encuentra ante un fenómeno que parece ser novel, pero tiene una larga historia, evolución e impacto que se remonta a millones de años en la antigüedad, desde antes de que se encontraron las primeras epístolas del Viejo Testamento a las orillas del Mar Negro. En su libro el autor centra la discusión en exponer como surgió el concepto de la tecnología de información y las redes desde diferentes manifestaciones. Uno de las primeras variantes de la información fueron los relatos. Es aquí donde Noah sostiene que la Biblia fue la primera tecnología de información, ya que está compuesta por relatos contenidos en el Viejo y Nuevo Testamento que han impactado a miles de millones de personas.

Además, el autor destaca que han sido las diferentes religiones como el judaísmo, cristianismo, hinduismo, islamismo y otras; las que han sido la responsable de mantener la idea de la infalibilidad de Dios y falibilidad del ser humano. Por consiguiente, la información no siempre es verídica, requiere corroborarse y disponer de “mecanismos de autocorrección”. Estos “mecanismos de autocorrección” van existir dependiendo del sistema político que prevalezca: totalitario o democrático. Como ejemplo, Noah menciona a los medios de comunicación, sistema legislativo, judicial, universidades y organizaciones profesionales.

En resumen, nos encontramos en una nueva era de revolución de la tecnología de información donde la IA jugará un rol protagónico no solo para aumentar la productividad en todos los sectores por medio de la automatización como grandes retos en el mercado laboral; ya que los ordenadores y robot realizaran tareas de los humanos, señala Noah. Esta situación va desestabilizar el mercado laboral y sus efectos socavarán las democracias.

Según Noah, las revoluciones tecnológicas en el pasado no descubrieron nunca la verdad, ¡sino que crearon nuevas estructuras políticas, modelos económicos y normas culturales! No obstante, existe un riesgo que ha sido demostrado con la IA y es que sirve para la auto destrucción de la raza humana y esto podría ser difícil detenerlo.

¡Dios nos coja confesaos ante la posibilidad de que IA conduzca a la creación de una especie sobrehumana!

  • El autor es economista jubilado del Banco Gubernamental de Fomento y profesor adjunto de la Escuela de Administración Publica de la UPR.